A nivel mundial hay 450 millones de personas afectadas por algún problema de salud mental. Se estima que una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de trastorno mental al menos una vez en la vida. La Sociedad Española de Psiquiatría pronostica que en 2050 la salud mental será la primera causa de morbilidad. Datos y cifras que muestran un panorama desolador.
Nuestros futuros médicos no están ajenos a estos trastornos durante su etapa universitaria, tal y como refleja un estudio realizado el año pasado, entre más de 5.000 estudiantes de las 43 facultades de Medicina de España, siendo mujeres 7 de cada 10. Se analizó la prevalencia de depresión, ansiedad, empatía y desgaste profesional (burnout) entre los alumnos. En la actualidad, el número total de estudiantes universitarios que cursa medicina en España se acerca a los 42.000.
La depresión tiene una alta prevalencia en nuestra sociedad, afectando también a los jóvenes. De hecho, es la segunda causa de muerte entre las personas de entre 15 y 34 años, rango de edad al que pertenecen la mayoría de los universitarios.
El agotamiento y la ansiedad también son problemas importantes que se abordan con frecuencia en el campo de la educación médica. Algunos factores que pueden afectar la salud mental de esta población incluyen la alta carga de trabajo académico, la proximidad al sufrimiento de los pacientes, una vida social limitada, la falta de sueño, las relaciones románticas inconsistentes y distantes, entre otros. Estos factores pueden verse como obstáculos que ponen a prueba a los estudiantes de medicina durante su etapa de formación, diferenciándolos del resto de estudiantes universitarios.
En relación con los síntomas de depresión, los datos mostraron una prevalencia global del 41 %. Siendo más prevalente entre las mujeres que entre los hombres. Dos de los factores más importantes asociados con la depresión en este estudio fueron los problemas de salud y la insatisfacción con el rendimiento académico, otros podrían ser la falta de interés y participación en las actividades diarias así como el consumo de psicofármacos, que fue del 2 0%, principalmente ansiolíticos y antidepresivos. Un hallazgo importante es que alrededor del 10 % de los estudiantes de medicina admite haber tenido ideas suicidas, cifra que indica la urgente necesidad de establecer medidas preventivas. Lamentablemente, en España se producen cada año alrededor de 3.500 suicidios, de los cuales el 7 % son jóvenes de entre 15 y 29 años.
En cuanto al burnout o agotamiento, su prevalencia entre los estudiantes es bastante similar a la que se encuentra entre los residentes de medicina y los médicos en ejercicio. No se observaron diferencias entre hombres y mujeres. El porcentaje de agotamiento aumentó progresivamente desde el primer año hasta el sexto año de carrera. Se identificaron varios factores que podrían contribuir como los factores curriculares, los eventos de la vida personal y el entorno de aprendizaje; y el agotamiento, a su vez, puede tener consecuencias graves, lo que lleva a una conducta poco profesional, un mayor riesgo de ideas suicidas y pensamientos serios de abandonar la facultad de medicina.
Parece que los niveles de empatía, estaban estrechamente relacionados con ser mujer y aumentaban con el tiempo, especialmente cuando los estudiantes entraban en contacto con los pacientes durante sus rotaciones clínicas.
Los niveles de ansiedad en los estudiantes de este estudio son más altos que en la población general. En relación a los factores de riesgo, la ansiedad fue muy frecuente entre los alumnos que trabajaban mientras estudiaban, así como entre los que experimentaban dificultades económicas. Aunque no se observaron diferencias estadísticas entre los estudiantes de diferentes años de la carrera, los que participaban en rotaciones clínicas parecían estar algo protegidos contra la ansiedad, probablemente porque estaban mejor capacitados para hacer frente a las actividades de la facultad de medicina.
Algunos de los factores subyacentes a estos problemas pueden prevenirse creando un entorno en el que se discuta abiertamente la salud mental y se brinde orientación. Otros factores deben tratarse médicamente, por lo que las facultades de medicina y las universidades deben brindar apoyo a los estudiantes que lo necesiten.
Cuidemos a nuestros futuros médicos porque nosotros seremos sus pacientes.
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