Carmen Torrente Villacampa. MadridNo oculta su rostro ni su nombre. Se llama Paula Marcos Mariños y padece trastorno límite de personalidad. Tiene 25 años y motivos para no esconderse y sentirse orgullosa: tras un año en la Unidad de Cuidados Psiquiátricos Prolongados del Hospital San Juan de Dios de Ciempozuelos (Madrid), lleva dos en la Unidad de Rehabilitación y Retorno a la Comunidad.
Atrás queda su primer ingreso, con 17 años, en el Hospital 12 de Octubre a causa de una anorexia; después llegó una depresión, autolesiones y un intento de suicidio -"me tiré desde la ventana y acabé en silla de ruedas"-.
Ahora su vida es muy diferente, mantiene una relación con otro interno y agradece el "no rendirse" de su familia y de los profesionales (sanitarios y no sanitarios) que le están ayudando:
"Cuando llegué a este centro, dije: ¡A por ello, Paula! Pero al principio no sabía cómo pedir ayuda: insultaba, me metía en problemas... Hasta que un día pedí ayuda a los profesionales y ahí empecé a luchar. Lo primero que me quité fue el móvil y estuve casi dos años sin él. Me vino también muy bien estar sin redes sociales: socializas más y te acercas al mundo".
Así, según iba progresando, fue cambiando de unidad: "Necesitaba disciplina y me la dieron los profesionales. Me han dado una segunda oportunidad para poder volver a mi vida normal, con mi familia. Su trabajo no está pagado; te escuchan, parecen tu familia. Te hacen ver que hay luz".
Es una de las personas por las que existe el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, este año con el lema Salud mental. Salud mundial. Un derecho universal. Pero todos podemos ser Paula.
De hecho, una de cada cuatro personas tiene o tendrá algún problema de salud mental en su vida, según la Confederación de Salud Mental en España. Con trastorno mental grave, un 6-8%, señala Josep Pifarré, director asistencial de los centros de la orden hospitalaria de San Juan de Dios en España, psiquiatra y psicólogo. Él apuesta por ir más allá del tratamiento farmacológico y por un seguimiento: "Una de las primeras causas de descompensación en muchas patologías es dejar la medicación. Si pactamos el tratamiento con el paciente, hay una mayor adherencia terapéutica", sostiene.
"Una de las primeras causas de descompensación en muchas patologías es dejar la medicación" (Josep Pifarré)
Paula lo tiene claro, y así lo recalca: "He aprendido que es muy importante tomar la medicación; nunca hay que dejarla. Esa fue mi perdición". De hecho, su madre llegó a descubrir en un cajón todas las pastillas de Medikinet que debía tomarse para tratar su hiperactividad. Los fármacos para el sistema nervioso, como los psicolépticos y psicoanalépticos, lideran el consumo de recetas en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
"Por desgracia, no tenemos un fármaco perfecto: o no va bien del todo o tiene efectos secundarios. Y no todos los fármacos tienen los mismos efectos. Algunos antipsicóticos hacen engordar y otros producen temblor. En este campo hay un trabajo conjunto de médicos, farmacéuticos y pacientes, que buscan el mejor medicamento para cada persona", indica Pifarré. Y aporta un punto de mejora: "Debería integrarse el aspecto sanitario con el social e incluso educativo".
Junto con el resto de sanitarios, los farmacéuticos abordan los problemas de salud mental desde el mostrador, el centro de salud y el hospital. ¿Qué piden? Más recursos y más colaboración entre todos ellos.