Por primera vez, un equipo de científicos español ha identificado nanotubos de membrana en las células del tejido adiposo, lo que abre la posibilidad a mejorar la administración de los tratamientos contra la obesidad.El hallazgo se acaba de presentar en el Congreso Europeo sobre Obesidad, que se está celebrando en Dublín hasta el sábado.Como explica a DM la investigadora principal del estudio, Ana Gordon, del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba y del Imibic (Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba), “las células de cualquier tejido, incluido el adiposo, funcionan como una sociedad, comunicándose entre ellas para generar una respuesta común. Los nanotubos de membrana o TNTs son una de las posibles formas en que las células se comunican entre sí y no habían sido descritos entre los adipocitos, células centrales del tejido adiposo”.
La identificación por primera vez de esas estructuras “es muy relevante, porque a través de estos tubos, que conectan a los adipocitos entre sí, se pasan diferentes sustancias o componentes celulares. Incluso, como hemos demostrado, se pueden pasar nanopartículas, lo que abre una puerta a posibles vías de administración eficaz de fármacos frente a la obesidad”.
En concreto, estos científicos han comprobado que las nanopartículas -cuyo diámetro es mil veces más pequeño que el de un cabello humano- pueden viajar a través de los nanotubos, un descubrimiento que la científica califica de “increíblemente emocionante", en la medida de que podría ser de utilidad para tratar, con un enfoque nuevo, la obesidad.
"Las nanopartículas presentan una serie de ventajas, como la protección de los fármacos frente a la degradación, lo que significa que tienen un gran potencial para su uso en la administración de fármacos y en terapias que actualmente fracasan con las formas de dosificación convencionales”, comenta Ana Gordon.
Además, puesto que los adipocitos en la obesidad son más numerosos y grandes, lo que dificulta el acceso de los fármacos transportados por la sangre, en un futuro podrían emplearse los nanotubos para “administrar fármacos en forma de nanopartículas” que alcanzaran con mayor facilidad a esos adipocitos de peor acceso.
Un hallazgo que llegó por casualidad
Los nanotubos se descubrieron por un feliz accidente de laboratorio en la Universidad de Heidelberg.
El equipo de Amin Rustom presentó en Science, en 2004, la existencia de estas estructuras membranosas largas y finas que forman conexiones entre células y que permiten que las que están distantes se comuniquen directamente y transfieran orgánulos como mitocondrias y vesículas del retículo endoplasmático, así como ARN y proteínas. Los nanotubos, escribían sus descubridores en las páginas de Science, “crean redes complejas” y suponen “un novedoso principio biológico de interacción entre células, basado en la continuidad de la membrana y en la transferencia intercelular de orgánulos”.
Como apunta Ana Gordon, “estas estructuras son interesantes desde el punto de vista fisiológico como forma de comunicación y por su participación en la etiopatogenia de varias patologías, incluyendo ciertos tipos de cáncer o de enfermedades víricas”.
Si bien resultan muy heterogéneas, la científica destaca que “pueden o no contener microtúbulos, aunque siempre están formados por actina”.El grupo de Gordon ha empleado técnicas inmunocitoquímicas (basadas en el empleo de anticuerpos para identificar compuestos), cultivos en 3D y varios tipos diferentes de microscopía para examinar las células adiposas y detectar la presencia de los principales marcadores asociados a los nanotubos.
Fase inicial y de madurez
En experimentos con las células adiposas identificaron la formación de nanotubos entre células distantes, tanto en los primeros estadios de madurez como en fase de madurez. También que a través de los nanotubos se transmitían nanopartículas a células distantes.
Además demostraron que el entorno que rodea a los adipocitos afecta al número de nanotubos. Los estímulos proinflamatorios pueden disminuir la cantidad de estas estructuras, mientras que los niveles elevados de glucosa e insulina aumentarían el número de conexiones. Esto plantea la posibilidad de estimular la formación de nanotubos antes de la administración de fármacos.
Los siguientes pasos en esta línea de investigación, resume Ana Gordon, “están centrados en desentrañar los mecanismos que controlan su formación en los adipocitos para poder aprovecharlos en la difusión de nanopartículas, lo que aumentaría la eficacia de los fármacos”.