El insomnio crónico tiene graves consecuencias para la salud de la población en general y, en concreto, de los profesionales sanitarios en particular. Pero no recibe la suficiente importancia ni en la práctica clínica ni en la visibilización de su impacto: por ejemplo, un médico con trastorno del sueño cuadruplica su riesgo de acabar cometiendo un error en su trabajo, ha recordado este jueves la doctora Carmen Bellido, investigadora y Coordinadora del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales en el Hospital de Castellón y Coordinadora de Grupo de Trabajo, Económica y Empresa de la Alianza por el sueño.La experta ha participado en un seminario para periodistas celebrado en Madrid y organizado por la compañía biofarmacéutica suiza Idorsia y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS).
También ha servido para recordar que España es el segundo país en el que menos se duerme de Europa tras Italia, según los resultados de una encuesta publicada en junio por la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG) durante la celebración de su congreso anual.
Los españoles duermen, de media, 7,13 horas. Más de seis millones de españoles padecen de insomnio en distinto grado, y el 41% sufre problemas de sueño como efecto colateral de la COVID19.
El insomnio crónico afecta al 14% de la población adulta.
Otro de los principales problemas, de carácter ya endémico, radica en el consumo de benzodiacepinas, en el que nuestro país es líder mundial con 110 dosis diarias expedidas por cada mil habitantes. Si se compara con Alemania, la diferencia es desorbitada (0,04 dosis diarias por cada mil habitantes). Y en el caso concreto de los médicos, Bellido ha puesto como ejemplo que al menos el 60% de los médicos de Familia toma ansiolíticos, según la SEMG.
Pero no es solo la cantidad, sino la calidad. De ahí que Manuel Ortega, director general de Idorsia España, haya compartido unas palabras para destacar que "descanso es vida" y que "cuando alguien no descansa, vive menos y vive peor". Por tanto, las recomendaciones van dirigidas a aplicar la higiene del sueño en nuestra vida diaria ante un "problema de salud pública poco reconocido", ha agregado Bellido, como son los trastornos del sueño.
Su gravedad se ha visto acentuada desde la hegemonía de dispositivos como teléfonos móviles o la irrupción de las plataformas de vídeo por streaming, que retrasan la hora de acostarnos y hacen, por tanto, que se concilie peor el sueño y se duerma menos. Hasta tal punto que la World Sleep Society ya estima que una de cada tres personas en el planeta sufrirá problemas graves de sueño en algún momento de su vida.
El impacto que causa el insomnio crónico a una persona queda reflejado en que un adulto con este problema "sacrificaría" hasta el 18% de sus ingresos anuales por poder dormir mejor, ha señalado la doctora.
Según recoge la organización internacional sin ánimo de lucro RAND, esta patología cuesta casi 11.000 millones de euros anuales al estado español, lo que equivale al 0,82% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional. En el conjunto de los países de renta alta, las pérdidas se cifran en aproximadamente 372.000 millones de euros anuales.
Enfoque integral
Motivos suficientes, ha expuesto Bellido, como para que el insomnio crónico se aborde desde un enfoque "integral".
Este afecta a las enfermedades mentales, debido a su relación directa con trastornos como la ansiedad y la depresión; a las enfermedades cardiovasculares, con más sintomatología de insomnio en pacientes con insuficiencias cardiacas y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y de mortalidad por ECV.
También incide en enfermedades neurodegenerativas (fortalece los depósitos del péptido β-Amiloide, cuya ausencia es clave para el desarrollo del Alzhéimer) o en los supervivientes de cáncer, donde hasta un 17,4% reconoce padecer de insomnio.
De la misma manera que es importante cuidarlo en casa, la doctora también apunta a sus consecuencias en el trabajo o en acciones cotidianas como la conducción.
En el entorno laboral hay una relación bidireccional, por lo que si descansamos mal, nuestro rendimiento cognitivo se verá afectado y el desempeño laboral no será tan eficiente. Además, dormir poco y mal afecta a nuestra inteligencia emocional, que permite establecer relaciones sociales de forma satisfactoria.
A la hora de conducir, puede ocasionar desenlaces fatales ya que aumenta el riesgo de sufrir un accidente de tráfico como consecuencia de la menor capacidad de respuesta de nuestro organismo ante cualquier amenaza inminente. Se acentúa más si cabe en caso de coger el coche bajo el efecto secundario de alguna medicación.
Combatir el insomnio
El descanso idóneo varía según la edad, pero en un adulto debe rondar entre las 6 y las 8 horas; mientras que un niño de, por ejemplo, 10 años debería dormir entre 9 y 11 horas diarias. Es importante tener en cuenta que el sueño consta de ciclos y que cada uno puede durar entre 90 y 120 minutos. La fase de sueño más profundo, la REM, puede abarcar tan solo un 25% de toda la noche.
¿Por qué es importante dormir y hacerlo bien? "Dormimos para recordar. Además, durante la noche se restaura la capacidad de aprender", ha argumentado Bellido.
No obstante, en el caso de quienes sufren de insomnio crónico, desde hace un año existe una opción terapéutica, QUVIVIQ® (Daridorexant) un antagonista dual de los receptores de la orexina (DORA). Este fármaco, que disminuye la hiperactivación neurológica nocturna, requiere de un tratamiento a largo plazo en pacientes adultos con esta patología, pero no afecta a la capacidad funcional de la persona al día siguiente ni crea dependencia ni tolerancia.