La presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) es ampliamente reconocida como un tratamiento efectivo para la mayoría de los pacientes que padecen el síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño (SAHS).
Su aplicación logra mejoras significativas en la somnolencia diurna, las funciones cognitivas y el estado de ánimo. Sin embargo, exist...
La presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) es ampliamente reconocida como un tratamiento efectivo para la mayoría de los pacientes que padecen el síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño (SAHS).
Su aplicación logra mejoras significativas en la somnolencia diurna, las funciones cognitivas y el estado de ánimo. Sin embargo, existe un subgrupo de pacientes que continúan experimentando somnolencia excesiva a pesar de un tratamiento adecuado con CPAP.
Este fenómeno plantea la necesidad de una evaluación exhaustiva para identificar las posibles causas subyacentes y optimizar el manejo clínico. En estos casos, es esencial realizar una revisión completa de la historia clínica para confirmar el diagnóstico inicial de SAHS y verificar el cumplimiento y efectividad del tratamiento con CPAP. Esto incluye confirmar si el paciente utiliza el dispositivo regularmente y si la presión administrada es adecuada. Además, es fundamental descartar otros trastornos del sueño que puedan coexistir, como una higiene de sueño deficiente, depresión, narcolepsia o hipersomnia idiopática, los cuales podrían contribuir a la persistencia de la somnolencia.
En situaciones donde persisten dudas diagnósticas o terapéuticas, se recomienda repetir el estudio polisomnográfico (PSG) para evaluar la calidad del sueño bajo tratamiento. Esto puede complementarse con un test de latencias múltiples de sueño (MSLT) para medir la propensión al sueño durante el día, o incluso realizar un PSG completo con titulación de CPAP para asegurar que la presión administrada es la óptima.
Estudios experimentales en modelos animales han sugerido que la hipoxia intermitente crónica, consecuencia de las apneas, podría causar un deterioro en las estructuras cerebrales encargadas de regular la alerta.
Si esta hipótesis se confirma en humanos, podría representar un mecanismo fisiopatológico adicional responsable de la somnolencia residual en algunos pacientes tratados con CPAP. En cuanto al manejo farmacológico, se ha demostrado que el modafinil, un fármaco promotor de la vigilia, puede reducir de manera significativa la somnolencia subjetiva en pacientes con SAHS que persisten somnolientos tras la CPAP. Este enfoque puede considerarse en casos seleccionados, bajo una estricta supervisión médica, como parte de un tratamiento integral.
En conclusión, la somnolencia residual tras el tratamiento con CPAP es un desafío clínico que requiere un enfoque multidisciplinario. Identificar y tratar las causas subyacentes, optimizar el uso del dispositivo y, si es necesario, emplear estrategias farmacológicas, son pasos clave para mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
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