El trabajo se ha basado en la colaboración internacional para desarrollar el Registro de Epidemiología en Autismo (iCARE), un proyecto cuyo objetivo es comprender mejor los aquellos factores que predisponen o protegen contra el autismo.
En los últimos años se ha hablado mucho de la relación entre la edad paterna y el riesgo de autismo, pero muchos aspectos de esta asociación siguen estando muy poco definidos. Por ejemplo, algunos estudios han visto que el riesgo era mayor sin los padres eran mayores, pero no así con las madres.
Por este motivo se diseñó este trabajo, para determinar si una mayor edad, materna o paterna, aumentaban de forma independiente el riesgo de autismo, y en qué medida cada lo podían hacer.
Así el estudio se centró en las tasas de autismo entre 5.766.794 niños, incluyendo más de 30.000 con autismo, de Dinamarca, Israel, Noruega, Suecia y Australia. Los niños había nacido entre 1985 y 2004, y los investigadores hicieron un seguimiento de su desarrollo hasta 2009.
Factor determinante
Una vez que ajustaron por separado todos los parámetros que podían ser importantes en la progresión de este trastorno, los investigadores vieron que el factor más determinante era la edad del padre, «aunque vimos que también era importante la diferencia de edad entre los progenitores», señala Sandin.
Por ejemplo, el informe muestra que las tasas de autismo eran 66% más alta entre los niños nacidos de padres mayores de 50 años de edad que entre los nacidos de papás en la veintenas, y de un 28% mayores cuando los padres tenían 40 o más años.
Madres adolescentes
Pero también es importante la edad de la madre: las mayores de 40 años tenían un riesgo 15% mayor de tener un niño con autismo que las más jóvenes. Y, el hecho de ser madre adolescente no era tampoco positivo: la tasa de autismo era de un 18% más alta entre los niños nacidos de madres adolescentes que entre los nacidos de madres de más 20 años.
Los autores del trabajo señalan que el mayor riesgo asociado con padres mayores de 50 años es consistente con la idea de que las mutaciones genéticas en los espermatozoides aumentan con la edad del varón y que dichas mutaciones pueden contribuir al desarrollo del trastorno del espectro autista.
Sin embargo, reconocen, los factores de riesgo asociados con la edad de la madre permanecen sin explicación, al igual que los asociados con la diferencia de edad entre la madre y el padre. «Estos resultados sugieren la existencia de múltiples mecanismos que contribuyen a la asociación entre la edad paterna y el riesgo del autismo», concluyen los autores.
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