El uso de opioides durante el embarazo afecta la salud y el bienestar de dos generaciones: la mujer embarazada y el niño. Los factores que aumentan el riesgo de uso de opioides en el adulto, así como los que perpetúan el riesgo para el cuidador y el niño, a menudo se replican entre generaciones y es más probable que afecten el desarrollo neurológico del niño que la propia exposición a los opioides.
En este artículo, revisamos la literatura sobre la exposición prenatal a opioides con la perspectiva de que este no es un evento singular sino una cascada intergeneracional de eventos.
Destacamos varios mecanismos de transmisión entre generaciones: factores biológicos, incluidos la genética y la epigenética y el eje intestino-cerebro; mecanismos entre padres e hijos, como la experiencia de maltrato infantil antes del embarazo, la calidad de la crianza, los comportamientos infantiles, el diagnóstico de abstinencia neonatal de opioides, y contribuyentes ambientales más amplios que incluyen la pobreza, la exposición a la violencia, el estigma y la participación de los Servicios de Protección Infantil.
Concluimos describiendo formas en que la transmisión intergeneracional puede ser interrumpida por una intervención temprana.
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