En España hay 10 millones de personas con algún tipo de enfermedad mental, y se calcula que el 25 por ciento de los ciudadanos puede llegar alguna de estas patologías a lo largo de su vida, siendo las mismas la causa del 30 por ciento de la discapacidad. De hecho, y traduciendo estas cifras a datos más económicos, un 40 por ciento del coste total de enfermedades mentales en España se dedica a gastos sanitarios, pero el 20 por ciento lo supone el gasto en incapacidad temporal, y el 16 por ciento en incapacidad permanente.

Si bien la Psiquiatría ha sido un área de salud algo aislada, expertos se han propuesto abordar los retos de futuro de la Salud Mental, porque se trata de patologías con una incidencia creciente. Así se reunían en la "Conferencia Nacional de Estrategias en Salud Mental", de la Organización Española de Hospitales y Servicios de Salud (OEHSS), organizada con la colaboración de la Fundación Bamberg y Lundbeck.

María Dolores Rubio, directora general de Salud Pública y Drogodependencias del SESCAM, era la encargada de hablar de algunos de estos retos que ya están aquí o que están por venir, y que se resumían en: mejorar la intervención precoz y la coordinación asistencial; la medición de los indicadores de calidad, y los resultados en términos de salud; así como hacer una mejor vigilancia epidemiológica de los datos de suicidios. Igualmente hacer una reorganización  o crear nuevas unidades funcionales y la definitiva implantación de la gestión clínica. Asimismo señalaba otros aspectos como el estudio de costes de la toma de decisiones, mejorar la percepción social o el desarrollo de estilos de recuperación integradores.

De la misma forma, María Fe Bravo, jefa del Servicio de Psiquatría del Hospital Universitario de La Paz en Madrid, señalaba la importancia de mejorar en lo referente a las redes de salud mental, destacando que "es necesario integrar además de la Atención Primaria, la red de adicciones".

Así respecto a las fortalezas de la creación de estas redes, la experta señalaba la integración de la Salud Mental en la asistencia sanitaria general, la territorialización, la formación de los profesionales, o la disminución de camas en hospitales monográficos. "Los procesos asistenciales deben de ser el eje de la narrativa de la gestión clínica".