Durante el último año no podemos dejar de prestar atención al contexto excepcional que estamos viviendo, una pandemia mundial que está golpeando todos los países del mundo y obligando a todas las personas de un modo u otro a poner en marcha mecanismos de adaptación que, en muchos casos, nunca antes han tenido que poner en práctica.
Cuando hablamos además de personal interviniente, haciendo referencia a los profesionales que están en primera línea trabajando en los sectores que se están viendo directamente afectados por la pandemia, la cuestión se vuelve un poco más complicada. En este caso estamos hablando de personas que están sometidas a una situación continuada en el tiempo de fuerte presión, presenciando muchas situaciones de importante impacto emocional, a menudo en condiciones complicadas de trabajo y viendo a la vez sus vidas personales alteradas a causa de las condiciones que está generando la pandemia.
Es necesario para los profesionales que nos dedicamos la a salud psicológica y mental, entender los factores que están en juego en esta situación de crisis mundial, entender los estados emocionales que nos vamos a encontrar provocados por situaciones de crisis y emergencia como la que estamos viviendo, entender el estado en que nos puede llegar una persona interviniente cuando llegue a nuestras consultas y prepararnos lo mejor posible para proporcionar y ser de ayuda.
Desde la Psicología de emergencias disponemos de un conocimiento científico extenso que, en estos momentos, seguramente más que nunca, se hace necesario poner en práctica a escala global.