REVISTA ELECTRÓNICA DE PSIQUIATRÍA
Vol. 3, No. 2, Junio 1999
ISSN 1137-3148
D. Valiente
Tratamientos psicológicos: psicoterapia de la depresión.
En: Chinchilla A. Tratamiento de las depresiones.
Barcelona: Masson; 1998. p. 181-213.
COMENTARIOS Y
CRÍTICAS DE
ARTÍCULOS Y LIBROS
Manuel R. Trúncer
Doctor en Psicología.
Aporta
una información global, resumida y útil sobre la
intervención terapéutica, desde la Psicología, sobre los trastornos
depresivos. El autor es Médico-Psiquiatra y Docente perteneciente
al Instituto Español de Psicodrama Psicoanalítico en Madrid. Al
margen de su orientación psicoanalítica expone en el capítulo una
imparcialidad elegante y al tiempo esclarecedora de los métodos
terapéuticos a la depresión desde las diversas perspectivas de la
Psicología Clínica, aunque mantiene su marcada tendencia
psicoanalítica.
A.- En su Introducción considera que efectivamente son los
trastornos afectivos las alteraciones psiquiátricas y psicológicas más
frecuentes y que las dificultades más que en su diagnóstico residen
en la etiología, taxonomía, pronóstico y en el tratamiento
dependiendo de la orientación o modelo teórico de formación del
terapeuta. Así pues, lo importante es elegir qué tipo de asistencia
terapéutica se ha de aplicar dependiendo del tipo de depresión, y
enfatiza que ello se ha de realizar en base a la etiología, la
sintomatología clínica y al tratamiento aplicable.
Respecto a la etiología de la depresión expone dos grandes grupos,
la endógena y la exogena o reactiva, afirmando que se pueden
considerar a las depresiones como endoreactivas en el sentido de
que se retroalimentan mutuamente.
En cuanto a la sintomatología clínica afirma la existencia de
diferencias sintomáticas entre una y otra y la presencia de síntomas
comunes en ambas. Por último, en cuanto al tratamiento, y al haber
considerado previamente la retroalimentación entre depresión
endógena y exógena y en base a sus síntomas comunes y peculiares
a ellas, el tratamiento ha de ser complementario, siendo el peso
psicofarmacológico en depresiones endógenas al que se añade
tratamiento psicológico, y el peso del tratamiento psicológico en
depresiones exógenas o reactivas complementado con el tratamiento
psicofarmacológico.
Refiere los diversos modelos de tratamiento psicológico los cuales
se pueden englobar en cuatro grupos de formas de asistencia:
Psicoterapia de esclarecimiento, apoyo o refuerzo yoico.
Psicoterapia analítica.
Psicoterapia cognitivo-conductual.
Psicoterapia grupal.
La Psicoterapia de Esclarecimiento con la que se pretenden
diversos objetivos, sin modificación de la estructura de la
personalidad del paciente sino el restablecimiento de la misma,
destacando entre ellos que el paciente discrimine su situación actual
y genere una percepción más objetiva y madura de sí mismo y de la
realidad, tome consciencia de su deterioro, hacerle ver que su
situación es debido a una enfermedad y que todo ello es transitorio,
reforzar los cambios a positivos que se vayan produciendo, hacerle
ver lo distorsionado de su percepción, centra el trabajo
fundamentalmente en el presente y en su percepción de un futuro
pesimista, atender a la calidad y cantidad de las relaciones
interpersonales y favorecer la independencia del terapeuta.
La Psicoterapia
Analítica pretende como objetivos resolver el
cuadro depresivo y prevenir posibles depresiones posteriores, para
ello reestructura la personalidad depresiva del paciente; dicha
personalidad considera que está caracterizada por rasgos como un
temple, humor, relaciones interpersonales y melancolía depresivos
crónicos. El estilo de aplicación de esta forma terapéutica de la
depresión ha de ser cálido, cercano, cuestionante y contrastante con
el paciente, al tiempo que facilite la individualización del paciente y
reduzca la dependencia al terapeuta, el cual adopta un rol directivo e
incentiva la colaboración del paciente.
La Psicoterapia
Cognitiva-Conductual se basa en el
comportamiento e ideación del paciente, tales como evitación,
empobrecimiento en sus habilidades sociales, baja autoestima y
pensamientos irracionales; siendo considerados, comportamiento e
ideación, como consecuencia y causa de la depresión. Su objetivo es
hacerle conocer el origen real de su depresión, deshacer los
pensamientos irracionales y estimular comportamientos más
saludables y para ello se utilizan métodos aplicables como hacerle
ver al paciente que la explicación que da a su estado depresivo es
consecuencia de un pensamiento irracional o de prejuicios y se
añaden entrenamiento en habilidades sociales, psicodrama, rolplaying. Destaca el modelo de Beck en lo relativo a la visión
negativa del sí mismo, el mundo y el futuro que el paciente tiene, y
junto a ello rehacer los condicionantes perceptivos, utilización de la
confrontación entre la visión del sujeto y la realidad, hacerle ver la
"triada cognitiva" y favorecerle alternativas razonables.
La Psicoterapia
Grupal, aconsejada en depresión exógena o
reactiva y con demostrada eficacia por sí sola más que la terapia
individual, supone la incorporación del paciente a un grupo
terapéutico donde se genera un clima cálido, solidario,
desculpabilizador y cuestionador del comportamiento depresivo del
paciente, haciéndole ver que su estado emocional no es único y le
permite, al tiempo, percibir los problemas personales subyacentes a
los síntomas. Si bien inicialmente la posición e intervención del
paciente es inhibida ante el grupo paulatinamente las abandona
pasando a ser más activa.
B.- En el apartado de Psicoterapia a los tipos de depresión
específicos, el autor del capítulo, incluye diversas depresiones a las
que se aplica tratamiento, las cuales son:
Depresión endógena.
Depresión psicótica.
Depresión exógena, reactiva o neurótica.
Depresión en personalidades depresivas.
Depresión por pérdida de objeto.
Depresión por objeto devaluado.
Depresión por pérdida de metas o fracaso.
Depresión por fracaso ante el ideal del yo o pérdida de
autoestima.
Otras depresiones no especificadas anterioremente. A continuación
un breve resumen de cada una de las terapias a cada una de las
depresiones mencionadas.
Tratamiento de la depresión endógena.
La depresión endógena es considerada por el autor como una
depresión grave donde la intervención principal ha de ser de tipo
psicofarmacológico y a la que puede asociarse asistencia
psicológica. El tratamiento psicológico se configura en varias fases,
una inicial donde exise una falta de motivación y dificultades para
pensar y expresarse por parte del paciente por lo que el terapeuta ha
de tomar un papel directivo y aportar confianza y seguridad en el
paciente, informándole del curso del tratamiento y de la probable
evolución terapéutica de la depresión que padece, fomentando una
buena expectativa del paciente; otra segunda fase, supone el inicio
de una leve mejoría consecuente al uso psicofarmacológico, pero
supone el mantenimiento del carácter directivo del terapeuta y
activo del paciente en colaboración conjunta fomentándose la
aclaración, confirmación, mostrar y corregir distorsiones y juicios
erroneos de la realidad, reducción del sentimiento de culpa,
favorecer la autoestima, eliminación de autorreproches, corrección
de la "negatividad" sutituyéndola por una actitud más positiva, de
forma que se fortalece la autoestima y se genera un acercamiento a
la objetividad; una etapa final, en la que la mejoría generalizada y
estable puede tener como consecuencia una reducción de la dosis
psicofarmacológica y al tiempo predominio de la asistencia
psicológica donde se abordan temas anteriores, autoestima,
sentimiento de culpa, pesimismo, negativismo, agresividad, ideación
suicida y prevención de recaidas.
Tratamiento de la depresión psicótica.
Este tipo de depresión psicótica la enmarca el autor dentro de las
depresiones endógenas, siendo intensa y grave y caracterizada por la
ideación delirante, alucinaciones, despersonalización, estupor y
estados confusionales. El abordaje terapéutico implica
necesariamente un punto de partida psicofarmacológico al que se
añade la asistencia psicológica que, básicamente, es similar a la de
la depresión endógena anteriormente descrita pero con matices, tales
como que el número de sesiones psicoterapéuticas será mayor, más
frecuentes, la sesión se convierte en una tiempo donde el paciente ha
de comprobar que su estado no intimida al terapeuta y se tiene,
como objetivo, que el paciente recupere la conciencia, es decir la
ausencia de sintomatología psicótica, pasando así a un proceso
asistencia similar al de la depresión endógena.
Tratamiento de la depresión exógena, reactiva o neurótica.
Al igual que se comentó inicialmente, el autor considera la
depresión reactiva consecutiva a experiencias vitales y a una
personalidad depresiva; la tipifica en relación al objeto (pérdida de
objeto y objeto devaluado) y en relación a la tarea (pérdida de meta,
fracaso; pérdida de autoestima, fracaso ante el ideal del yo) y que
pueden ser consideradas depresiones narcisistas y están asociadas a
somatizaciones.
Tratamiento de la depresión en personalidades depresivas
En este apartado, el autor del capítulo hace referencia a la teoría de
M.Klein, F.Reimann y Nacht; considera que la terapia psicoanalítica
sería la más adecuada al caso, a la que se puede añadir tratamiento
psicofarmacológico, tratamiento psicológico individualizado y
terapia de grupo. Fundamenta la personalidad depresiva en la
existencia de la dualidad en el paciente de aceptación /vs/rechazo en
las relaciones con el mundo y la de ser /vs/ no ser en las relaciones
consigo mismo, junto a una agresividad reprimida. La terapia ha de
ser adecuada al propio paciente, a cada caso particular. El objetivo
final de esta terapia es la reestructuración y el fortalecimiento del
yo. Propone una serie de pasos entre los que se encuentran un
análisis biográfico y determinar los factores constitucionales
influyentes en el desarrollo de la personalidad depresiva; crear un
clima de confianza, respeto y empatía; informarle de cómo se ha ido
desarrollando su personalidad y de la existencia de la agresividad
reprimida junto a cómo ha falseado y negado a sí mismo; indicarle
la posibilidad de cambio; concretar qué tipo de comportamientos
generan una reacción depresiva; hacerle ver cláramente cómo es su
comportamiento; ayudarle a decir "no" y generar habilidades sin que
genere temor a que los demás lo extrañen por un nuevo
comportamiento; así mejorará al sentirse ayudado y abordando el
origen de su estado depresivo, y si bien sentirá miedo inicialmente
irá aprendiendo que es mejor la equivocación y el aprendizaje que
mantenerse tal como lo estaba anteriormente, así pues la agresividad
reprimida ha de salir al exterior por las nuevas habilidades y se
abandona el rechazo e irá descubriéndose y aceptándose,
reforzándose los logros; por último habrá de independizarse del
terapeuta y del grupo de terapia superando la separación y el duelo.
Tratamiento de la depresión por pérdida de objeto.
Considera que la causa es el abandono (real o imaginado) de una
persona (objeto) significativa idealizada con la que se estableció
dependencia y sometimiento, devaluando el Yo y sobrevalorando el
Tú. El tratamiento se inicia de forma similar al de la depresión
endógena pero pero sin peso a la psicofarmacología. El terapeuta
generará un clima de confianza y alianza con el paciente,
interviniendo de forma clara, directiva, afirmativa, aseverativa sobre
el vínculo del paciente hacia el objeto abandonado y de cómo se
estructuró y el juego de roles que ha devenido en dicha relación; la
intervención provoca que el terapeuta adopte el rol dominante y
sustituya a la persona abandonada, pero a diferencia del objeto
abandonado enseña al paciente a que vea sus propios deseos,
sentimientos, opiniones, favoreciendo la discusión y el desacuerdo,
eliminando los sentimientos de culpa y haciéndole comprender que
el vínculo hacia el objeto limitaba sus propias características y estilo
de vida, favoreciendo así una mayor autonomía, madurez y nuevas
formas de vida que favorezcan su propio crecimiento personal. Es
decir, en general, inducir en el paciente el "ser" y "valer" por sí
mismo.
Tratamiento de la depresión por objeto devaluado.
El autor considera esta depresión como de baja intensidad pero
cronificada, el punto de partida es que el paciente se da valor a sí
mismo en función del valor otorgado a un "objeto" (persona o cosa)
y en la medida que dicho objeto pierde su valor inicial el paciente va
perdiendo el suyo propio produciéndose la decepción, desilusión,
frustración, agresividad, autodevaluación y depresión, de forma
reiterativa y retroalimentada. El proceso terapéutico implica empatía
y confianza entre el paciente y terapeuta, analizar e iformar de las
relaciones, desarrollo y evolución establecida entre el valor otorgado
al objeto y el valor autoinducido y hacerle ver el error de creer que
su valor es el valor del objeto, así pues se establece como objetivo
independizar el valor del objeto del valor autoinducido de forma que
el objetivo final es, según el autor, "busca tu valía en ti, no en tus
objetos".
Tratamiento de la depresión por pérdida de metas o fracaso.
Se trata de depresiones consecuentes al fracaso en la consecución de
metas propuestas, viviendo el paciente esclavizado para
conseguirlas. La autoestima e identidad del paciente depende de esas
metas. Se generan sentimientos de frustración, ira, impotencia y
envidia (si tales metas han sido conseguidas por otro) y
posteriormente aparece la depresión. El planteamiento terapéutico
implica empatía y confianza, solicitar la implicación del paciente,
realizar un estudio detallado de cómo se relaciona con sus metas,
hacerle ver al paciente que eligió una estrategia equivocada para ser
valorado y que su autoestima dependía de lo/s otro/s y no de su
propia valía personal, del mismo modo, hacerle ver que esta actitud
también pudo haberse presentado en ocasiones anteriores en las que
obtuvo gratificación al conseguir metas, que las reacciones de
frutración, ira e impotencia pueden ser canalizadas para buscar
valores personales sólidos y duraderos, inducir cambios en su escala
de valores y objetivos vitales, hacerle ver que la no consecución de
las metas no significa quedar anulado (castrado), posteriormente el
paciente ha de analizar y revisar sus planteamientos y buscar
motivaciones realistas y ajustadas a su personalidad; para finalizar,
el autor considera que la meta del paciente ha de ser él en sí mismo.
Tratamiento de la depresión por pérdida de autoestima.
La depresión por pérdida de autoestima es consecuente al fracaso a
conseguir de una meta perseguida por el paciente, de forma que la
valía que el paciente se otorgaba a sí mismo se correspondía con el
valor otrogado a la meta, la frustración de no conseguir el objetivo
genera la pérdida total de la autoestima. Así pues, la intervención
psicoterapéutica implica, según el autor, hacerle comprender
finalmente al paciente que "empezar a ser como todo en el mundo te
liberará de un falso ser y te brindará la posibilidad de que puedas ser
lo que de verdad seas".
info@psiquiatria.com
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