La afectación de la cognición se ha postulado como nuclear en los trastornos mentales graves (TMS), y son altamente prevalentes en la esquizofrenia. Se estima que alrededor de un 75-85% muestra un rendimiento por debajo de la población general en muchas tareas cognitivas, mientras que entre un 20-25% muestran un rendimiento similar al de la población sana y una pequeña proporción incluso obtienen un rendimiento superior (Harvey, 2013). Se ha observado que existe un deterioro cognitivo global en pacientes con esquizofrenia con afectación en prácticamente todas las dimensiones cognitivas en comparación a controles sanos. Se considera que es un aspecto clave ya que hay evidencia de una clara asociación entre la neurocognición y la funcionalidad (Green et al., 1996, 2004). A pesar de su elevada relevancia, el tratamiento de la cognición en la esquizofrenia sigue sido uno de los principales desafíos en psiquiatría (Bowie et al., 2020). Para ello, se están investigando los factores asociados con la disfunción cognitiva, uno de los cuales son las complicaciones obstétricas (CO). A pesar de que la evidencia sugiere que los pacientes con TMS tienen más antecedentes de CO que los controles sanos (Geddes et al., 1999; Moreno et al., 2009), también se ha estudiado el impacto de las CO en la función cognitiva en la población general. En pacientes con TMS, la presencia de CO se ha asociado con un peor rendimiento memoria verbal, fluencia verbal, atención, velocidad de procesamiento y un menor coeficiente intelectual (CI). Presentaremos los resultados de un metaanálsis que revisa la relación entre las CO y la cognición en el esquizofrenia y los trastornos psicóticos relacionados. Se considera que el registro automatizado de las CO y su posterior seguimiento puede promover el desarrollo de intervenciones neuroprotectoras, y a mejorar la capacidad de realizar pronósticos clínicos.