http://hdl.handle.net/10401/6630
Avances en Salud Mental Relacional
Advances in Relational Mental Health
ISSN 1579-3516 - Vol. 13 - Núm. 1 Julio 2014
Órgano Oficial de expresión de la Fundación OMIE
Revista Internacional On-Line / An International On-Line Journal
DE LA MEDICINA PSICOSOMÁTICA A LA PSIQUIATRIA DE
ENLACE: EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CONSULTA
PSIQUIÁTRICA EN EL HOSPITAL GENERAL
Luis de Rivera y Revuelta (Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica. Director del Instituto de
Psicoterapia e Investigación Psicosomática. Madrid)
Antoni Bulbena i Vilarrasa (Catedrático de Psiquiatría, Director del Instituto de Neuropsiquiatría y
Adicciones del Parc de Salut Mar. Barcelona)
www.psicoter.es
RESUMEN
Desde que la psiquiatría empezó a integrarse en los hospitales generales, surgió una forma especial de
ejercer nuestra especialidad, la consulta interdepartamental, o a tención a los enfermos no
primariamente psiquiátricos, ingresados en otras áreas del hospital. Después de confluir con otro
fenómeno de la época, la Medicina Psicosomática, la primitiva psiquiatría de consulta ha terminado
desembocando en la actual Psiquiatría de Enlace. Revisaremos secuencialmente estos tres hitos
históricos.
Palabras clave: Psicosomática. Psiquiatría de enlace.
SUMMARY
Since psychiatry started to be integrated into general hospitals a special way for practicing our speciality
has developed: the interdepartmental consultation, or treating patients who are not primarily
psychiatric patients who are admitted to hospital in other areas. After coming together with another
phenomenon of the period, Psychosomatic Medicine, the old consultation psychiatry has ended up
becoming the current Liaison Psychiatry. We will review these three historic milestones in sequence.
Keywords: Psicosomatic Medicine. Liaison Psychiatry.
© 2014 CORE Academic, Instituto de Psicoterapia
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De la medicina psicosomática a la psiquiatría de enlace: el desarrollo
histórico de la consulta psiquiátrica en el Hospital General.
1. LA CONSULTA PSIQUIÁTRICA INTERDEPARTAMENTAL EN EL HOSPITAL GENERAL
"Durante mucho tiempo, la psiquiatría ha estado separada de las demás especialidades médicas, no sólo
por el objeto y el método de sus investigaciones, sino también por un distanciamiento físico. En el
desarrollo histórico de la asistencia psiquiátrica, la creación de servicios de psiquiatría en el seno del
Hospital General aparece como un nuevo signo de madurez y respetabilidad de nuestra profesión. Uno
de los fenómenos resultantes de este acercamiento físico es el descubrimiento de la interfase entre la
psiquiatría y las demás especialidades... En el desarrollo de su diferenciación interna, el departamento
de psiquiatría en el Hospital General acaba creando un Servicio de Consulta o de "liasion" psiquiátrica...
en ocasiones, el camino es inverso, y este Servicio constituye el núcleo inicial, a partir del cual podrá
llegar progresivamente a formarse un verdadero Departamento de Psiquiatría" (1)
Cuando en 1968 se publican los primeros Tratados sobre Consulta Psiquiátrica Interdepartamental (2,3),
la disciplina lleva ya unos cuantos años de vigoroso desarrollo. De esta época es la conocida serie de
artículos de Lipowsky (4,5,6), que revisan los aspectos conceptuales y clínicos del tema con una
profundidad tal, que siguen sirviendo de base a casi todos los estudios posteriores.
Los inicios de esta actividad pueden trazarse a principios de siglo, cuando tímidamente empezaron a
abrirse en Estados Unidos las primeras unidades de psiquiatría en el hospital general. El ímpetu
definitivo arranca del compromiso del pueblo norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial para
asegurar la salud y el bienestar de sus tropas, tanto desde el punto de vista físico como mental. Este
sentimiento, absolutamente excepcional en el concurso de las naciones de aquel entonces, revela una
actitud progresista y una aceptación de la psiquiatría del psicoanálisis, que han hecho de la cultura
norteamericana la única en la que acudir a un psicoespecialista puede ser prestigiante. Como ejemplo
de esta actitud, basta recordar un famoso incidente, inimaginable en cualquier otro ejército, que
terminó con el General Patton pidiendo disculpas públicas a un soldado, posiblemente afecto de
Trastorno de estrés postraumático, al que había reprendido por estar hospitalizado "sin tener ninguna
herida".
Un psiquiatra de fama, Will Menninger, de la emblemática Clínica Menninger de Topeka, Kansas, fue el
encargado de organizar y dirigir la asistencia psiquiátrica al ejército americano, labor que desarrolló con
un entusiasmo tal que, al terminar la guerra, raro era el psiquiatra que no había tenido una experiencia
directa en la atención a combatientes o a sus familiares, generalmente en el marco de Dispensarios y
Hospitales Generales. Incidentalmente, el término "Liasion", tiene su origen en esta conexión militar,
derivado del "Liasion Officer" u Oficial de Enlace, miembro del Alto Estado Mayor encargado de
transmitir instrucciones complejas del Cuartel General a unidades de campaña, que debían aplicarlas de
manera adaptada a las condiciones del terreno. Así, "Liasion Psychiatrist" fue utilizado en ocasiones para
designar al psiquiatra que, fuera de su hábitat natural, el manicomio, aplicaba sus conocimientos en
hospitales, consultorios o dispositivos no psiquiátricos. Claramente establecido el principio de que, dado
un conjunto de circunstancias apropiadas, cualquier persona puede sufrir un "nervous breakdown", fue
fácil aceptar como corolario que los enfermos psiquiátricos son enfermos como los demás, y que no
deben, por lo tanto, ser atendidos en lugares diferentes. Las unidades de psiquiatría se convirtieron en
una necesidad lógica para los hospitales generales, y a finales de los años 50 era raro el Centro Clínico
de importancia, sobre todo si tenía además responsabilidad docente, que no contara con un buen
servicio de psiquiatría.
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Las dinámicas y necesidades de los pacientes tratados en áreas no psiquiátricas del Hospital pronto
demostraron ser diferentes de las de los enfermos primariamente psiquiátricos. Las primeras
conceptualizaciones de la Psiquiatría de Consulta como actividad específica nacen de esta evidencia,
definiéndose pronto tres grandes enfoques: el centrado en el paciente (o en la enfermedad), el centrado
en quien solicita la consulta o consultante, y en centrado en la situación general. El primero es un
enfoque psiquiátrico clásico, que sólo difiere del habitual en que debe prestar particular atención a los
efectos y repercusiones de la enfermedad y el tratamiento médicos en la actividad mental y viceversa. El
centrado en el consultante trata de averiguar y responder, sobre todo, al problema que el enfermo y su
actividad plantean al médico tratante, no siempre relacionado con la gravedad psiquiátrica del caso.
Este tipo de enfoque parece el adecuado, por ejemplo, cuando un enfermo con personalidad obsesiva y
tendencias reivindicativas es objeto de una petición de consulta urgente, mientras que pacientes con
síndrome confusional agudo pasan relativamente inadvertidos. Finalmente, el enfoque situacional,
precursor de la moderna psiquiatría social, requiere la evaluación e intervención sobre los sistemas de
apoyo y fuentes de estrés y desadaptación del entorno familiar y social. El famoso modelo bio-psicosocial de Engel no es más que una formulación, simplificada y tardía, de esta orientación, presente ya en
la psiquiatría de consulta desde sus comienzos.
La situación en España se desarrolla de manera paralela a la de Estados Unidos, aunque más tardía y
perezosa. Demetrio Barcia (7) fue probablemente el primero, a finales de los años 60, en hacer notar la
importancia de la consulta psiquiátrica en el marco de la asistencia en el Hospital General, actividad que,
por otra parte, venían desarrollando desde tiempo atrás pioneros como Gállego en el Hospital Clínico de
Madrid y Rallo en la Clínica de la Concepción. Claramente influido por su experiencia norteamericana,
González de Rivera publica en España el primer artículo específicamente dedicado a "La Consulta
Psiquiátrica Interdepartamental en el Hospital General" (1). Dos años antes, en el curso de una reunión
sobre "El papel del Psiquiatra en el Hospital General " (8), Alejando Gállego Meré había expuesto su
labor en psiquiatría de enlace, desarrollada durante los últimos años de la década de los 50 en la
Cátedra de Patología General del Prof. José Casas, en el Hospital Clínico de Madrid. Los informes
psicopatológicos y psicodinámicos de Gállego eran tenidos en cuenta en las formulaciones diagnósticas
y planteamientos terapéuticos de sus colegas internistas (9), experiencia que recuerda a la que
describieron años más tarde Schmale e Iker, consultores en el servicio de Ginecología de Rochester, en
la que pusieron en evidencia el valor pronóstico que para el cáncer de cérvix tiene un peculiar matiz
depresivo, la desesperanza (10).
A lo largo del tiempo, los efectos de la interconsulta se han venido reflejando no sólo en los beneficios
derivados de la atención a pacientes individuales, sino en parámetros globales tales como la presión de
urgencias psiquiátricas internas (11), las estancias medias (12) y la actitud de los médicos no psiquiatras
hacia la psiquiatría y la patología psiquiátrica (13).
2. LA ORIENTACIÓN PSICOSOMÁTICA EN MEDICINAL
"Llamamos psiquiatría de consulta o consulta psiquiátrica interdepartamental, a la actividad del médico
psiquiatra en los sectores no psiquiátricos del Hospital. Como quiera que el psiquiatra, en razón de su
formación como tal, está especialmente entrenado a prestar atención a problemas psicológicos, y que
en los casos por los que va a ser consultado estos problemas van a estar intima y obviamente ligados
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con problemas biológicos, está claro que la Orientación Psicosomática es la idónea para un psiquiatra
consultor" (14).
La clínica psicosomática se desarrolla en Estados Unidos como una extrapolación de los descubrimientos
de Freud en la histeria de conversión. Los primeros psicosomatólogos son mayoritariamente internistas
psicoanalizados, como Schur, el médico personal de Freud, y Félix Deutsch, autor de un interesante
tratado sobre "el Misterioso Salto de la Mente al Cuerpo" (15), problema esencial de la psicosomática.
La Orientación Psicosomática en Medicina va alcanzando cada vez mayor relieve, hasta que en los años
30' cuenta ya con su propio órgano de expresión y con una Asociación de ámbito nacional (16). Pronto la
formación psicosomática es parte integral inescapable del entrenamiento de los psiquiatras americanos,
entre los que van saliendo especialistas notables en psiquiatría de Hospital General. En 1948 Kaufman y
Margolin, con su "Teoría y práctica de la medicina psicosomática en el Hospital General" (17) sientan las
bases de lo que hoy en día Karasu denomina, más apropiadamente, "Psicoterapia en Medicina" (18), o
aplicación de técnicas psicoterapéuticas para aliviar al enfermo médico y para incrementar la eficacia de
tratamientos puramente orgánicos.
Mientras tanto, llevaba tiempo desarrollándose en Europa una medicina psicosomática antropológica
oficialmente iniciada con Heinroth en Heidelberg, aunque Barcia le atribuye un origen mucho más
antiguo y en España (19) y cuya culminación se alcanza con el pensamiento médico-antropológico
alemán de Victor von Weizsäcker.
Esta doble orientación psicosomática tienen en nuestro país dos ilustres representantes: el internista
Juan Rof Carballo (20), influido por el psicoanálisis, aunque su contribución es mucho más amplia, y el
psiquiatra Juan José López Ibor, cuyo tratado sobre Patología General Psicosomática, más conocido
como "La Angustia Vital", actualiza y reformula las tesis de von Weizsäcker. En esta obra, López Ibor
estudia las vicisitudes de las alteraciones vitales (es decir, endógenas), que pueden expresarse bien a
través de síntomas psíquicos, como la angustia, o bien a través de síntomas somáticos, tanto funcionales
como estructurales. "Las enfermedades orgánicas son crisis de la historia individual y no podemos
considerarlas sólo desde el punto de vista de un hecho material, sino engarzadas en una biografía" (21)
encierra toda la esencia de esta orientación psicosomática europea. Sin embargo, es el desarrollo
norteamericano el que prevalece, inicialmente por razones prácticas coyunturales, pero pronto gracias a
la extraordinaria aceptación del psicoanálisis y a la difusión de la psicosomática psicoanalítica a través
de la psiquiatría de consulta en los hospitales generales.
Desde un punto de vista práctico, González de Rivera (22,23) divide a la psicosomática actual en tres
aspectos claramente diferenciados: 1) Como orientación médica, o Medicina Psicosomática
propiamente dicha; 2) como ciencia integrativa que estudia de manera empírica las interacciones de
variables biológicas, psicológicas y socioculturales; y 3) como práctica clínica superespecializada en la
detección y tratamiento de procesos psicopatogenéticos que precipitan, complican o simulan
enfermedades médicas. Expondremos brevemente estos tres apartados:
1.-La Medicina Psicosomática: "Una manera de practicar medicina que tiene en cuenta los factores
biológicos, psicológicos y sociales del paciente en el diagnóstico, tratamiento y prevención de toda
enfermedad" (22). Considerar la enfermedad como algo en sí mismo, originado por una causa única o
por una combinación simple de causas, tiene un gran atractivo emocional. Resulta reconfortante pensar
que se trata de un ente extraño al individuo, y que un factor aislado o aislable es el único responsable.
Tanto el paciente como su médico pueden permitirse la ilusión de que este supuesto factor responsable
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puede ser atacado, exorcizado o amputado de una manera simple. La tecnificación de la medicina actual
está basada en este concepto, llevando a muchos médicos a eliminar de su atención todo aspecto de sus
pacientes que no tenga que ver con reducidas simplificaciones biológicas. Como reacción contra este
estado de cosas surgió el movimiento psicosomático, inicialmente más una actitud que un
conocimiento, cuya esencia es considerar al hombre en su totalidad, teniendo en cuenta, además de su
funcionamiento biológico, su circunstancia social y su estado psicológico. Esta forma de pensar es muy
anterior al establecimiento de la psiquiatría como especialidad, y puede encontrarse ya en la antigua
Grecia, representada por Hipócrates y la Escuela de Cos. La orientación psicosomática ha venido
produciendo postulados y sugerencias prácticas sobre el ejercicio de la medicina, encaminados a facilitar
la consideración global del paciente y superar los escotomas biologizantes. Los primeros médicospsiquiatras-consultores en hospital general se encontraron en una posición privilegiada para integrar y
dar cuerpo teórico a este movimiento, que Lipowski resume en seis postulados básicos (tabla 1).
Tabla 1.- POSTULADOS BÁSICOS DEL ENFOQUE PSICOSOMÁTICO EN MEDICINA
1.- La salud y la enfermedad son estados determinados por múltiples factores
biológicos, psicológicos y sociales, y no hay una clara línea de demarcación entre los
dos.
2.- Los acontecimientos a un nivel cualquiera de organización, desde el molecular al
simbólico, pueden repercutir en todos los demás sistemas.
3.-El diagnóstico médico no debe limitarse a la identificación de una entidad clínica
particular, sino que debe además considerar la situación total del paciente.
4.-Deben tenerse en cuenta los factores psicosociales al plantear medidas preventivas y
terapéuticas.
5.-La relación establecida entre el paciente y aquellos que se ocupan de él influye en el
curso de la enfermedad y en la eficacia del tratamiento.
6.-La psicoterapia puede ser eficaz cuando los factores psicológicos contribuyen de
una manera significativa a la precipitación, mantenimiento o exacerbación de una
enfermedad dad en una persona determinada.
3.-LA PSICOSOMÁTICA CIENTÍFICA
Mientras que la orientación psicosomática en medicina requiere la adecuación de la relación médicoenfermo a las condiciones sociales, culturales y psicológicas de un paciente determinado, la
investigación psicosomática se ocupa de establecer los mecanismos fisiológicos a través de los cuales
variables del funcionamiento mental o del entorno pueden influir en la patogénesis de entidades clínicas
médicas. Bajo este aspecto, definimos la psicosomática como "Una ciencia de tipo integrativo, cuyo
objeto consiste en observar y jerarquizar las relaciones entre las tendencias, estados, procesos y
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acontecimientos psicológicos y los biológicos, tal y como son influenciados por el medio ambiente físico
y humano, tanto en la salud como en la enfermedad " (22).
En sus inicios, la investigación psicosomática dependía exageradamente del método psicoanalítico. Sin
embargo, como a veces ocurre, el exceso de éxito puede acabar conduciendo al fracaso, y las promesas
de la psicosomática psicoanalítica, incumplidas una tras otra, han acabado defraudando las grandes
expectativas que sus pioneros habían creado. Actualmente, representada principalmente por la escuela
francesa de Pierre Marty, sigue ocupando un lugar indiscutible en las formulaciones teóricas (la
alexitimia, por ejemplo, es un concepto psicoanalítico), y en el tratamiento de algunos pacientes muy
especiales, pero ya nadie cree que sea la panacea de patologías específicas. Desgraciadamente, son
muchos los estudiosos que, traumatizados por esta desilusión, han abandonado el campo
prematuramente, y se han perdido los apasionantes avances de la psicosomática post-psicoanalítica de
los últimos 20 años.
La tarea actual de la psicosomática consiste en formular lo que von Bertalanffy ha denominado
"Modelos neutros superimpuestos a los sistemas conceptuales de la biología y de la psicología". A un
nivel de abstracción inferior, trata de formular de manera empírica leyes que rigen las relaciones entre
un acontecimiento psicológico y otro fisiológico coincidentes en el tiempo (psicofisiología), entre
procesos o funciones psicológicas y actividad neuroendocrina e inmunológica (psiconeuroendocrinología
y psiconeuroinmunología) y entre influencias socio-ambientales y respuestas psico-orgánicas (Aspectos
psicosociales del estrés). Dentro de esta conceptualización científica de la psicosomática, uno de los
aspectos más interesantes y prometedores es el estudio de lo que he denominado "Mecanismos
intermedios en psicosomática", íntimamente imbricados unos con otros, pero que, para facilitar su
estudio, se acostumbra a clasificar en neurofisiológicos, neuroendocrinos, inmunológicos y metabólicos
(22,23). Las aportaciones del método epidemiológico tienen también interés para la formulación de
hipótesis sobre los procesos psicopatogenéticos en psicosomática, y han permitido, entre otros muchos
hallazgos, la objetivación de la influencia de acontecimientos vitales y de la vulnerabilidad individual
ante el estrés en la predisposición a enfermar.
3.-Patología Psicosomática Clínica. Ya nadie sostiene hoy en día la existencia de entidades específicas y
netamente diferenciables, las "enfermedades psicosomáticas", susceptibles de constituir para la
patología psicosomática lo que las enfermedades renales o circulatorias, por ejemplo, representan para
la patología médica. El "psicosoma" no es un órgano ni un sistema, sino un término abstracto aplicable a
una manera integrada de funcionar, un proceso continuo en el que fenómenos biológicos son
susceptibles de expresión psíquica, y viceversa. El concepto actual de patología psicosomática está
íntimamente ligado al de multifactoriedad patogenética, así como a razonamientos que implican la
jerarquización de factores etiológicos externos en su juego interactivo con factores internos de
vulnerabilidad individual (24). La teoría de la multicausalidad y el fracaso de los mecanismos de
adaptación y defensa, con la consiguiente desregulación de los procesos homeostáticos y el aumento de
la susceptibilidad a enfermar, ha sido establecida de manera convincente en numerosos estudios
epidemiológicos sobre acontecimientos vitales (25). A diferencia de los factores externos de estrés,
relativamente poco accesibles a la intervención médica, la identificación de marcadores psicológicos de
vulnerabilidad individual ofrece la doble perspectiva de detección precoz de sujetos en riesgo y de
intervenciones terapéuticas correctoras de esos factores de vulnerabilidad. Así, la psicoterapia autógena
se ha mostrado eficaz como coadyuvante en cuadros que van desde el asma (26) hasta la epilepsia (27),
actuando presumiblemente a través de mecanismo reductor de la reactividad al estrés.
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Además de este aspecto inespecífico de detección y tratamiento de factores psicológicos de
vulnerabilidad a enfermedades médicas, el campo de la patología psicosomática incluye los síndromes
de conversión, la desregulación neurovegetativa, la patología médica funcional, y el amplio territorio
que abarca desde los equivalentes depresivos hasta los trastornos de somatización, pasando por las más
variadas formas de presentación pseudomédica de trastornos primariamente psiquiátricos (28).
4. LA PSIQUIATRÍA DE ENLACE
Hoy en día, es frecuente utilizar de manera intercambiable e incluso simultánea los términos "Consulta"
y "Enlace". Sin embargo, la Consulta Psiquiátrica Interdepartamental fue concebida en sus inicios como
una intervención puntual más o menos esporádica, y se prefería "Psiquiatría de Enlace" para referirse a
la participación integrada permanente del psiquiatra en el equipo terapéutico (29). Varios factores han
venido potenciando el desarrollo de la psiquiatría de enlace como actividad diferenciada de la
psiquiatría general: En primer lugar, repetidos estudios epidemiológicos han demostrada de manera
consistente la altísima prevalencia de patología psiquiátrica en enfermos ingresados en Hospitales
Generales, lo cual justifica la necesidad de programas permanentes específicos (12). Pero además, los
problemas propios de la población atendida por el psiquiatra consultor revisten peculiaridades que
requieren una formación especial. Por citar sólo algunos de estos problemas, mencionaremos el
diagnóstico diferencial con los síntomas psíquicos propios de algunas patologías médicas; el uso de
psicofármacos en pacientes con sistemas metabólicos comprometidos, o en tratamiento con sustancias
de potencial interactivo; la detección precoz de las complicaciones psiquiátricas de los trastornos y
tratamientos médicos; y la atención a las crisis y reacciones psicológicas ante la enfermedad y la
hospitalización (30).
Otro importante elemento en la Psiquiatría de Enlace es la Clínica Psicosomática, entendida, como
hemos descrito más arriba, como la detección e intervención sobre factores psicosociales que
precipitan, complican o empeoran enfermedades médicas. En 1948 George Engel fundó en la
Universidad de Rochester el primer programa de Psiquiatría de Enlace, donde además de su actividad
clínica y de investigación, desarrolló durante treinta años una importantísima actividad docente, dirigida
tanto a médicos internistas como a psiquiatras. Las contribuciones de Engel y sus discípulos han sido
importantísimas, y es una desgracia que sólo se le conozca por un pequeño artículo de reflexión tardía.
Antes de citar "el método bio-psico-social de Engel", recomiendo vivamente al estudioso la lectura
atenta de su tratado de desarrollo psicológico (31), y, a ser posible, de algunos de sus trabajos básicos,
como el caso clínico de Mónica, la monografía sobre "Fainting" y, por supuesto, la serie sobre
"helplessness y hopelessness" que publicó con Schmale e Iker.
Siguiendo el modelo de Engel, pero ampliando las bases terapéuticas más allá de los estrictos límites
psicoanalíticos, en 1975 González de Rivera fundó en el Hospital General de Montreal una
"Psychosomatic Unit", con la que se completaban las funciones del "Psychiatric Consultation Service"
dirigido por Serge Bikadorof (32,33).
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Tabla 2: FUNCIONES CLÍNICAS EN PIQUIATRÍA DE ENLACE
1.- Consulta Psiquiátrica tradicional
2.- Unidad Psicosomática: Investigación y tratamiento de:
-
Patología Funcional (colon irritable, cefalea, dolor precordial...)
-
Manifestaciones fisiológicas de patología afectiva (fatiga,
musculares, palpitaciones, síndrome de hiperventilación...)
-
Trastornos en las que factores psicológicos juegan un papel predisponente,
precipitante, mantenedor o agravador (obesidad, cardiopatía isquémica,
hipertensión, asma, epilepsia temporal...)
-
Algunos trastornos relacionados con situaciones quirúrgicas (candidatos a
cirugía cosmética, predisposición a los accidentes, depresión
postoperatoria...)
-
Algunos trastornos y gineco-obstétricos (amenorrea psicógena, dispareunia
y disorgasmia, infertilidad...)
dolores
Tabla 3: MODALIDADES TERAPÉUTICAS EN LA UNIDAD PSICOSOMÁTICA
Psicoterapia Breve de orientación dinámica
Psicoterapia Focal
Psicoterapia Autógena
Hipnoterapia
Retroalimentación biológica ("bio-feedback")
Terapia cognitivo-conductual
Psicofarmacoterapia
Un moderno Servicio de Psiquiatría de Enlace debe ofrecer, junto a las actuaciones propias de la
consulta psiquiátrica tradicional, -el reconocimiento, evaluación y tratamiento de trastornos
psiquiátricos obvios y serios en pacientes médico-quirúrgicos-, otras funciones más propias de la unidad
psicosomática, como la evaluación y tratamiento de patología funcional, manifestaciones fisiológicas de
trastornos emocionales, rehabilitación y prevención de complicaciones médicas secundarias a
hiperreactividad al estrés y conductas desadaptativas...
La atención a las enfermedades psicosomáticas clásicas (úlcera péptica, hipertiroidismo, colitis ulcerosa,
hipertensión esencial, artritis reumatoide, neurodermatitis y asma bronquial) cada vez ocupa menos
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tiempo en la moderna clínica psicosomática, probablemente porque los resultados obtenidos por los
especialistas médicos resultan apropiadamente satisfactorios. No así con las diversas disfunciones y
somatizaciones, en las que un simple enfoque médico-biológico puede resultar ineficaz e incluso
contraproducente; en estos casos la intervención psicosomática se revela como claramente valiosa y
necesaria, gracias, entre otras cosas, a la aplicación de nuevos enfoques psicoterapéuticos específicos
(34,35). Pero aún así es imprescindible la comprensión y conocimiento global del enfermo y su
enfermedad. Valga como ejemplo la curiosa observación de que los pacientes afectos de somatización
han sufrido significativamente mas procesos infecciosos (infection load) que los no somatizadores (36);
ello nos remite a la posible presencia de factores inmunológicos, pero a su vez, no invalida el abordaje
terapéutico psicosomático adecuado.
Añadamos por último que las tendencias modernas de la psiquiatría de enlace le acercan cada vez más
al llamado paciente complejo (37). Un ejemplo reciente es el "Comprehensive Care for complex
patients" que consiste en un método de atención para estos pacientes complejos que incluye un nuevo
rol de "Médico Coordinador Médico-Psiquiátra". Es especialmente útil para aquellos casos que
presentan trastornos comórbidos médicos y psiquiátricos, así como para los que requieren la
participación de múltiples proveedores, p.ej. médicos de cabecera, enfermería, trabajadores sociales, y
otros especialistas.
La psiquiatría de enlace se enfrenta hoy con un interesante dilema: bien es verdad que para su
desarrollo necesita, como toda la psiquiatría, integrarse en la actual corriente hacia la objetivación
clínica y el tratamiento basado en la evidencia. Pero si se deja absorber por tendencias tecnificadoras y
deshumanizantes, y su actuación se plantea como la mera aplicación de una psiquiatría general sobre
una población de alta morbilidad psíquica, está condenada a perder toda la utilidad práctica que hizo
necesaria su existencia en primer lugar. El filósofo estadounidense nacido en España Jorge Satayana hizo
famosa su frase "Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla". En nuestro
caso, este sería un mal menor. Lo peor no es tener que repetir nuestra historia, lo peor es perderla y,
con ella, nuestro futuro.
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