Hay una distancia que es difícil de definir entre el saber objetivado, de un mal objetivable, que la ciencia sabe como atacar, y lo que el cuerpo enfermo de un sujeto psíquico, de ese cuerpo que encuentra los límites de su goce en el sufrimiento, puede darle a entender al médico y este revelarle al sujeto una verdad que siempre será una verdad que se le escapa. El médico es el que le tiene que otorgar importancia a algo que pertenece a la estructura de un sujeto que habla, es decir de un sujeto deseante, cuya verdad siempre va a manifestarse en un lugar diferente a aquel donde se la busca Cómo la lectura del síntoma se hará entonces teniendo en cuenta las determinaciones inconscientes a las que está sujeto el cuerpo humano y es desde la posición en que el paciente habla de sus síntomas, que se las leerá, queda la causa revertida ya que no pertenecen a la secuencia causa-efecto, sino que es desde las posiciones psíquicas, que por ser variables en la medida que atravesadas por la temporalidad humana, no permiten esta lectura lineal, sino que será desde el lugar de la interpretación psicoanalítica que encontraremos a los síntomas como efectos de esos procesos, por lo tanto tendremos que hablar de una nueva manera de diagnóstico y tratamiento.