Navarro Bayón D. Psiquiatria.com. 2011; 15:29.
http://hdl.handle.net/10401/4345
Artículo original
Diferencias de género en los síntomas y el funcionamiento
psicosocial de personas con trastorno mental grave
Gender differences in symptomatology and social functioning in people with severe mental disorders
Daniel Navarro Bayón1*; Olga Carrasco Ramírez2
Resumen
El objetivo del estudio es estudiar las diferencias de género en psicopatología y funcionamiento
social en personas con trastorno mental grave (TMG), así como explorar la relación entre esas
variables y la evolución del trastorno. Se recogió información de 433 pacientes, 62% hombres y
38% mujeres a través de tres instrumentos de medida: SAPS, SANS y una escala específica de
funcionamiento psicosocial (EVDP). Se encontraron mejores resultados en funcionamiento
social y soportes sociales en las mujeres. No se encontraron diferencias en sintomatología. Los
datos indican que la edad de inicio y el curso del trastorno podrían asociarse con las diferencias
de género y con el mayor desempeño de roles en las mujeres. Se dan conclusiones generales que
pueden servir para generar investigación futura y mejorar el tratamiento.
Palabras claves: Género, esquizofrenia, psicopatología, funcionamiento social.
Abstract
The objective is to study gender differences in psychopathology and social functioning in people
with severe mental disorders and to explore the relationship between these variables and the
evolution of the disorder. Information of 433 patients was obtained, 62% men and 38% women,
with the use of three instruments: SAPS, SANS and a specific scale of social functioning (EVDP).
Findings of better social functioning and social support were found for females. No differences
were found in psychopathology. The course of the illness and the age of onset could be
associated with sex differences and with greater role performance of females. It reviews theories
that have been posited to explain gender differences in severe mental disorders. Finally, general
conclusions are drawn that can be used to guide future research and treatment of sex
differences.
Keywords: Gender, schizophrenia, psychopathology, social functioning.
Recibido: 27/08/2010 Aceptado: 03/01/2011 Publicado: 01/09/2011
* Correspondencia: dnavarro@jccm.es
1 Jefe del Área de Rehabilitación Psicosocial y Apoyo Comunitario. Fundación FISLEM de Castilla-La
Mancha.
2 Coordinadora de los CRPSL de FISLEM. Área de Rehabilitación Psicosocial y Apoyo Comunitario.
Fundación FISLEM de Castilla-La Mancha.
Psiquiatria.com ISSN: 1137-3148
© 2011 Navarro Bayón D, Carrasco Ramírez O.
Navarro Bayón D. Psiquiatria.com. 2011; 15:29.
http://hdl.handle.net/10401/4345
Introducción
Las diferencias de género en el curso del los trastornos mentales ha sido muy estudiada en la
literatura clínica, en especial para encontrar diferencias evolutivas y descriptivas en el curso de
la esquizofrenia. Siguiendo las primeras conclusiones de Kraepelin (1919) los datos empíricos
actuales sugieren que las mujeres tienen un curso más benigno del trastorno esquizofrénico,
caracterizado por una edad más tardía de comienzo del trastorno, mejor respuesta al
tratamiento con antipsicóticos, mejores resultados globales en el funcionamiento, menos
hospitalizaciones y un menor riesgo de suicidio (1). Pero aunque parece aceptado que existen
diferencias en el curso del trastorno entre los hombres y las mujeres, existen resultados
contradictorios. Así, completas revisiones sistemáticas realizadas por Saha2 y col, y McGrath3 y
col. no encontraron diferencias en prevalencia. Leung y Chue4 revisaron los estudios publicados
durante 33 años acerca de las diferencias de género en la esquizofrenia y obtuvieron resultados
tanto a favor de una distribución idéntica por sexos como a favor de un predominio del
trastorno entre los hombres y con peores resultados generales.
La mayoría de los estudios presentan algunas dificultades para poder generalizar los resultados.
Factores que pueden estar influyendo en las diferencias observadas pueden tener que ver con el
tipo de diagnóstico estudiado, el uso de criterios más restrictivos en los diagnósticos, los límites
de edad utilizados en las muestras, utilizar muestras en admisión hospitalaria o muestras en la
comunidad y las características sociológicas y culturales de la muestra estudiada (rurales o
urbanas), más que con el género en sí mismo.
El presente estudio se dirige específicamente a estudiar la cuestión del género en el trastorno
mental grave, en concreto a la siguiente pregunta: "¿hay diferencias de género en los síntomas
clínicos y en el deterioro funcional del trastorno mental grave?
También se tratará de abordar una cuestión de especial consideración en los resultados del
funcionamiento psicosocial, se trata de la relación entre los años de evolución del trastorno y el
comienzo de la enfermedad. Se ha concluido en la mayoría de los estudios que una edad
temprana de comienzo del trastorno contribuye de manera negativa al desarrollo de de las
habilidades personales, sociales y laborales. Bajo la luz de estos resultados, ¿la tendencia de un
tardío comienzo en la esquizofrenia en las mujeres podría ofrecer una ventaja en el
funcionamiento psicosocial de las mujeres frente al de los hombres?. Se completará el análisis
de los años de evolución extendiéndolo para comprobar si existe una asociación entre la
evolución del trastorno mental y los síntomas y el funcionamiento psicosocial.
1. Revisión de estudios sobre diferencias de género
Son muchas y diversas las variables que han sido conceptualizadas con frecuencia como factores
diferenciadores del TMG en hombres y en mujeres, haciendo referencia tanto a características
psicopatológicas, de funcionamiento y a factores evolutivos como los años de evolución y el
curso del trastorno. Se hará una breve revisión de las que han generado un mayor número de
estudios.
2
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Variables evolutivas
Uno de los hallazgos más ratificados en la esquizofrenia es la edad de inicio mayor en las
mujeres (5). Las mujeres de las muestras clínicas estudiadas es más frecuente que tengan más
edad que los hombres y en muestras de pacientes crónicos la edad de las mujeres se suele situar
por encima de los 40 años. Concretamente se han encontrado diferencias de edad en el inicio de
la enfermedad entre 3 a 5 años más tarde en las mujeres, independientemente de la cultura y de
la sociedad. Además en el comienzo de la esquizofrenia tardía (inicio después de los 40 años) la
incidencia es el doble en la mujer.
En relación a la edad los estudios defienden que la edad de inicio del trastorno desempeña un
papel muy importante en el curso evolutivo. Así, se ha observado que una edad temprana
predice un pobre curso evolutivo, pobre funcionamiento y más ingresos hospitalarios. La
aparición del trastorno en edades tempranas supone un estancamiento en el desempeño de roles
sociales y económicos y en la integración social y laboral. Eso explicaría en parte que las
mujeres, presentando una edad de inicio más tardía, se asocien a un mejor pronóstico.
Síntomas clínicos
Algunos estudios han encontrado más síntomas positivos en las mujeres y mayores síntomas
negativos en los varones, datos que se han replicado en muestras clínicas de personas con
esquizofrenia y en muestras de población general (6).
Se ha encontrado que las mujeres presentan más síntomas emocionales de ansiedad y depresión
(5), y en general se ha encontrado mayor comorbilidad en las mujeres (TCA, TEP, Depresión).
Algunos estudios han encontrado las mayores diferencias en síntomas que tienen más que ver
con la conducta social que con la conducta intrapsíquica. Así, en los varones se ha encontrado
más gravedad en el cuidado personal, menos intereses laborales y mayor aislamiento social (6).
Se ha hipotetizado que el mayor deterioro en el funcionamiento social de los hombres puede
estar causado en parte por el impacto mayor de los síntomas negativos.
En resumen, la mayoría de pruebas apuntan a mayor presencia de síntomas negativos en
hombres y afectivos en las mujeres con TMG (estudios con esquizofrenia), aunque hay mucho
solapamiento de los síntomas en ambos sexos y las diferencias son pequeñas. Las diferencias
son más pronunciadas en las conductas sociales (habilidades sociales e instrumentales) que en
los síntomas.
Variables de funcionamiento
Los estudios encuentran diferencias en el funcionamiento psicosocial de los varones y las
mujeres. Estas observaciones parten de estudios específicos sobre áreas o conductas concretas
de funcionamiento. Para facilitar el análisis a continuación se detallan las áreas más estudiadas.
a) Funcionamiento ocupacional-laboral
La mayoría de los estudios han encontrado mayor funcionamiento en las mujeres. Sin embargo
hay una dificultad para elaborar conclusiones de estos estudios y es el sesgo social-cultural el
que puede influir en las diferencias de género en esta variable. Así, puede haber presiones
familiares, sociales, económicas y políticas diferentes para que un hombre o una mujer vuelvan
3
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a trabajar tras padecer un trastorno mental. Algunos estudios han tratado evitar este sesgo
incluyendo a las amas de casa como una categoría incluida en el estatus laboral. Pero aunque
los resultados presentan mejores resultados en las mujeres también presentan limitaciones que
hacen difícil la interpretación de los mismos. El más importante es que no se pueden establecer
equivalencias entre un ama de casa y una trabajadora con ingresos económicos y compararlas
con la población de varones que acceden a contratos de trabajo.
b) Ajuste premórbido
Los estudios que han examinado las diferencias de género en el ajuste premórbido de personas
con esquizofrenia han encontrado evidencias de un mayor ajuste en las mujeres (7). Se ha
concluido que las mujeres con esquizofrenia consiguen mayores logros académicos y laborales,
están casadas más frecuentemente que los hombres y tienen más contactos heterosexuales
durante la fase premórbida. También se ha encontrado mayor funcionamiento educativo
premórbido (nivel escolar y rendimiento) en las mujeres, así como mayores puntuaciones en CI.
c) Lugar de residencia
Algunos estudios han encontrado que las mujeres viven con la familia con mayor frecuencia que
los hombres. Los estudios que han analizado las alternativas residenciales en que viven personas
con esquizofrenia han encontrado que hay más hombres que mujeres en entornos
institucionales. Sin embargo la causa de estas diferencias no es bien conocida, pues no se sabe si
esta distribución también se da en la población general.
d) Habilidades sociales
Los estudios disponibles sobre las diferencias de género en habilidades sociales han investigado
las habilidades de comunicación verbal y no verbal y las habilidades de procesamiento
implicadas en la recepción de información social, en concreto: habilidades sociales de
comunicación, asertivas y de percepción social. Aunque los resultados de los estudios son
inconsistentes, muestran una tendencia favorable hacia las mujeres (muestran más y mejores
conductas verbales y no verbales en situaciones de intercambio social). Estas investigaciones
han evaluado las habilidades sociales a nivel molecular y en contextos experimentales por lo que
la generalización de resultados hay que hacerla con reservas.
e) Desempeño de roles sociales
Aunque se han encontrado algunas diferencias entre hombres y mujeres en medidas específicas
de las habilidades sociales en medidas de laboratorio (role-playing) no ha sido así en el rol social
(adecuación global o general del funcionamiento de la persona en un entorno social). Así el
funcionamiento general en las actividades familiares, sociales y de ocio se han mostrado
equivalentes en hombres y mujeres.
f) Funcionamiento cognitivo
Se han encontrado déficit cognitivos en varones relacionados con procesamiento y memoria
verbal y en mujeres con memoria visual y espacial. Sin embargo estas diferencias pueden ser
debidas a otras variables como la gravedad de los síntomas o los años de evolución.
Una línea interesante de resultados ha encontrado que los déficit cognitivos tienen un efecto
más adverso en el funcionamiento social de las mujeres con esquizofrenia, lo que supone una
mayor relación entre el funcionamiento cognitivo y social en las mujeres que en los hombres.
4
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Pero al igual que en el estudio de las habilidades sociales, las investigaciones tienen sesgos
metodológicos que hacen cuestionar la generalización de los resultados (carencia de grupos
control, muestras pequeñas, diferencias en edad y en gravedad y tipo de síntomas que presentan
las muestras).
Resultados a largo plazo
Se han encontrado peores resultados en la evolución a largo plazo de los hombres frente a las
mujeres, tanto en funcionamiento social como en hospitalizaciones, lo que parece reflejar un
curso más complicado en los hombres.
Así, los estudios longitudinales de más de 15 años encuentran diferencias en el funcionamiento
ocupacional, laboral y ratios de hospitalización a favor de las mujeres. Las ventajas en el
funcionamiento de las mujeres parecen mantenerse durante el tiempo, sin embargo las
diferencias clínicas se diluyen con los años de evolución (en términos de gravedad de los
síntomas negativos, ratio de hospitalizaciones y duración de las mismas). De nuevo la
variabilidad de diagnósticos y de selección de las muestras y el tipo de medidas de resultados
utilizadas limitan las conclusiones obtenidas.
El objetivo del presente estudio consistió en analizar las diferencias de género para contribuir al
conocimiento de las características diferenciales en la expresión del TMG en hombres y en
mujeres. También se planteó el objetivo de explorar la relación entre los años de evolución del
trastorno y las alteraciones psicopatológicas y de funcionamiento.
2. Método
2.1 Sujetos del estudio
La muestra total de este estudio contó con 441 sujetos con TMG tratados en los Centros de
Rehabilitación Psicosocial y Laboral (CRPSL) de las diferentes provincias de Castilla-La Mancha
entre 2006 y 2007. Los sujetos cumplían los criterios de admisión en los CRPSL a) presentar
una enfermedad mental grave con deterioro en el funcionamiento psicosocial y en la integración
socio-laboral, b) seguir tratamiento y ser derivado por los servicios de salud mental de la
comunidad, c) tener entre 18 y 65 años, d) residir en Castilla-La Mancha, e) no estar en
situación de crisis o grave descompensación psicopatológica, f) no presentar psicopatología
causada por enfermedades orgánicas.
Se evaluó a los sujetos en el momento de la derivación, es decir en los primeros contactos con el
CRPSL. La adopción de este último criterio respondió al objetivo de contar con una muestra de
pacientes representativos que son derivados a un CRPSL, y tratar de mostrar cuadros clínicos
"reales", tal y como aparecen en el primer momento de la práctica asistencial cotidiana en
rehabilitación.
Se pudo extraer datos de 433 sujetos de la muestra inicial. La edad media era de 38,9 años y
había un porcentaje de 62% (n=269) de hombres y 38% (n=164) de mujeres. El 16,5% no había
tenido ingresos psiquiátricos previos y el 83,5% si los había tenido, siendo la media por usuario
del número de ingresos hospitalarios anteriores al estudio de 3,2 (mínimo=0, máximo=31). Los
diagnósticos más prevalentes eran los trastornos del espectro esquizofrénicos y psicosis
funcionales (63,6%), seguidos de los trastornos de la personalidad (13,1%), los bipolares
5
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(12,6%), los depresivos (4%) y los trastornos de ansiedad (2%). La media de años de evolución
fue de 12,6.
El tratamiento seguido desde los servicios de salud mental en el año anterior a la derivación fue
solo farmacológico para el 79,5% de los sujetos y farmacológico combinado con alguna forma de
psicoterapia para un 20,5% de los sujetos.
En cuanto a la situación laboral, el 10,8% estaba parado, el 46,9% era pensionista (siendo las
pensiones no contributivas las más frecuentes) el 35,7% no tenía trabajo ni estaba inscrito en el
paro como demandante de empleo y tan solo un 6,6% estaba trabajando en el momento de la
derivación al CRPSL.
2.2 Medidas de evaluación
Las variables e instrumentos de medida utilizados para en el estudio se han descrito en estudios
anteriores y fueron:
La sintomatología se evaluó mediante la Escala para la Evaluación de Síntomas
Negativos y Escala para la Evaluación de Síntomas Positivos. (SANS Y SAPS). Estas escalas se
cumplimentaron por parte del psicólogo/a del CRPSL.
El funcionamiento psicosocial general se evaluó a través de la Escala de Valoración del
Desempeño Psicosocial. (EVDP). Escala utilizada como protocolo de evaluación del
funcionamiento en los CRPSL y que evalúa el grado de autonomía y desempeño en diferentes
áreas de funcionamiento de la persona con TMG. La información se recoge por parte de los
profesionales del CRPSL que participan en la evaluación del usuario siendo la puntuación total
obtenida el resultado de la integración de las valoraciones de los diferentes profesionales,
contextos y fuentes de evaluación.
Por último, para la recogida de los datos socio-demográficos y generales, se empleó un
inventario para el registro de variables socio-demográficas: edad, sexo, diagnóstico principal,
años de evolución de la enfermedad, ingresos psiquiátricos, tipo de seguimiento desde la Unidad
de Salud Mental (USM) y situación laboral en el momento de la derivación.
2.3 Contexto de atención
La recogida de datos de la muestra de pacientes se llevó a cabo en los 19 Centros de
Rehabilitación Psicosocial y Laboral de Castilla-La Mancha repartidos en las cinco provincias
(Toledo, Ciudad Real, Albacete, Guadalajara y Cuenca). El objetivo general de los centros es
apoyar a las personas con TMG a mejorar sus habilidades y recursos personales para que
puedan funcionar con mayor éxito en el medio comunitario donde vayan a vivir, con la máxima
autonomía y calidad de vida posible.
2.4 Procedimiento
Cada CRPSL cumplimentó las medidas teniendo en cuenta la situación clínica y de
funcionamiento psicosocial en la que se encontraban los usuarios derivados durante los años
2006 y 2007, en el momento del primer contacto con los profesionales, antes del diseño del Plan
6
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Individualizado de Rehabilitación y de iniciar la intervención a través de programas de
rehabilitación en el centro.
La recogida de datos se llevó a cabo por el equipo multidisciplinar del CRPSL compuesto por:
psicólogo, trabajador social, terapeuta ocupacional, técnicos de inserción socio-laboral y
monitores.
3. Resultados
3.1 Resultados en diferencias de género
a) Diferencias de género en el perfil descriptivo
Se han encontrado correlaciones significativas entre la edad y los años de de evolución (r=0.59,
p<0.001), y entre el número de ingresos anteriores y la edad (r=0.21, p<0.005) y los años de
evolución (r=0.28, p<0.001), aunque estas últimas tienen una asociación pequeña. Se han
encontrado diferencias en la edad entre los hombres y las mujeres teniendo las mujeres más
edad que los hombres (media hombres=38, media mujeres=40.4; t= -2.45; p<0.05). No se han
encontrado diferencias de género en los años de evolución ni en el número de ingresos
psiquiátricos anteriores. Tampoco se han encontrado diferencias entre haber tenido o no haber
tenido algún ingreso hospitalario (Test de Fisher=0035, p=0.020), lo que indica un índice
similar de ingresos psiquiátricos en hombres y mujeres.
Se ha encontrado una relación entre el sexo y el diagnóstico, siendo el grupo de las
esquizofrenias el que menos mujeres diagnosticadas tiene (70% hombres y 30% mujeres. Tabla
de contingencia 5x2: 2 de Pearson=16.3, p<0.005), aunque el grado de asociación entre estas
variables es relativamente bajo (V de Cramer=0.20). Esta relación en inversa en el diagnóstico
de depresión en el que hay casi un 20% más mujeres.
Hay más varones que mujeres con situación laboral de pensionista y sin filiación laboral
conocida (parado, pensionista y trabajando), (tabla de de contingencia 2x4; Chi2 de
Pearson=7.99; p<0.05).
En cuanto al seguimiento desde los servicios de salud mental los varones reciben solo
tratamiento farmacológico con más frecuencia que las mujeres y las mujeres reciben
combinación de tratamiento farmacológico y psicológico con más frecuencia que los varones.
(Chi2 de Pearson=5.8; p<0.05), aunque el nivel de correlación entre el género y el tipo de
seguimiento de salud mental es muy pequeño (V de Cramer=0.11).
7
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b) Diferencias de género en síntomas
Tabla 1. Comparaciones entre varones y mujeres en síntomas
Varones
Mujeres
t
p
Media
D.Típica
Media
D.Típica
SAPS
4.64
4.36
3.78
4.02
1.87
*
SANS
8.47
6.00
7.43
5.62
1.64
n.s
* Tendencia significativa p< 0.06. n.s.= diferencia no significativa.
No se han encontrado deferencias significativas entre hombres y mujeres en síntomas positivos
y negativos. Aunque se aprecia una tendencia en los hombres de una mayor gravedad de
sintomatología positiva (tabla 1). Estos resultados son coincidentes con la mayoría de estudios
anteriores.
c) Diferencias de género en funcionamiento
Para comprobar si existen diferencias entre varones y mujeres se ha utilizado la prueba no
paramétrica U de ManWithney (ver tabla 2). Como se puede ver todas las diferencias muestran
un mayor deterioro en los hombres que en las mujeres en las áreas de competencias personales
y psicosociales. Tan solo en los efectos secundarios de la medicación las mujeres muestran
mayor deterioro que los hombres, pero aunque se trate de una diferencia estadísticamente
significativa las puntuaciones medias son bajas. Las diferencias se encuentran en: higiene,
vestido, consumo de tóxicos, manejo del dinero, manejo doméstico, gestiones personales,
situación laboral actual, conciencia de enfermedad, y la puntuación total de las competencias
personales psicosociales, todas ellas mostrando la superioridad de las mujeres en el
funcionamiento.
Tabla 2. Comparaciones entre hombres y mujeres en funcionamiento psicosocial
Item
Varones
Mujeres
p
Media
D.Típica
Media
D.Típica
Higiene personal
1.26
1.05
0.87
1.02
<0.001
Vestido
1.03
1.00
0.68
1.00
<0.001
Alimentación
1.17
1.09
1.20
1.14
n.s
8
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Hábitos saludables
1.16
1.02
1.00
1.03
n.s
Estructura de sueño
1.27
1.08
1.23
1.13
n.s
Consumo de tóxicos
0.53
0.93
0.24
0.60
<0.001
Autocontrol
1.96
0.99
2.10
1.01
n.s
Habilidades sociales
1.74
1.63
1.61
1.24
n.s
Solución de problemas
2.10
0.97
2.01
1.05
n.s
Habilidades
básicas
1.03
0.96
0.88
0.94
n.s
la
0.96
0.98
0.76
0.86
n.s
de
0.86
0.91
0.76
0.90
n.s
Manejo del dinero
1.55
1.43
1.21
1.31
<0.05
Manejo del trasporte
0.70
1.10
0.79
1.21
n.s
Manejo doméstico
1.84
1.20
1.54
4.24
<0.05
Conocimientos
educativos
0.61
0.92
0.47
0.87
n.s
Autogestión
1.49
1.22
1.17
1.22
<0.005
1.55
1.73
1.32
1.19
n.s
Manejo del ocio
2.20
1.08
2.04
1.10
n.s
Situación laboral
2.31
1.21
2.11
1.08
< 0.06
Capacidad laboral
2.04
1.15
1.98
1.26
n.s
Motivación laboral
2.06
1.41
2.04
1.53
n.s.
cognitivas
Procesamiento
información
de
Capacidad
aprendizaje
Manejo
sociales
de
recursos
Conciencia
enfermedad
de
1.69
1.20
1.36
1.15
<0.05
Adherencia
tratamiento
al
1.24
1.10
1.09
1.11
n.s
Respuesta al tratamiento
0.85
1.05
0.92
1.09
n.s
Efectos secundarios
0.47
0.69
0.59
0.71
<0.05
Competencias
personales total
35.85
16.57
32.08
17.79
<0.05*
* P< 0.05 (t= 2.13). n.s.= diferencia no significativa. Rango Escala de Valoración de Funcionamiento Psicosocial: 0
(sin deterioro) a 4 (deterioro muy grave)
9
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En a tabla 3 se muestran las diferencias encontradas en los soportes de apoyo. Se han
encontrado diferencias en la dirección de un mayor deterioro en los hombres en el desempeño
de rol principal, el soporte o red social y el soporte residencial.
En la tabla 4 se muestran las diferencias en las variables evolutivas asociadas al curso del
trastorno. Como se aprecia las mujeres muestran un mejor ajuste psicosocial premórbido
anterior al comienzo de la enfermedad. No se han encontrado diferencias en el nº de ingresos,
nº de crisis y evolución del deterioro psicosocial el periodo anterior de dos años.
Tabla 3. Diferencias entre varones y mujeres en soportes de apoyo formales e informales
Item
Varones
Mujeres
p
Media
D.Típica
Media
D.Típica
2.10
1.21
1.71
1.26
<0.005
Soporte familiar
1.66
1.23
1.58
1.12
n.s
Red de apoyo
2.55
1.07
2.46
3.32
<0.05
Autonomía económica
1.16
1.22
1.27
1.09
n.s
Soporte residencial
1.08
0.99
0.82
0.80
<0.01
Inserción
sociales
2.22
1.22
2.03
1.25
n.s
Rol
desempeñado
en
principal
recursos
Rango Escala de Valoración de Funcionamiento Psicosocial: 0 (sin deterioro) a 4 (deterioro muy grave).
Tabla 4. Diferencias entre varones y mujeres en variables de evolución
Item
Varones
Mujeres
p
Media
D.Típica
Media
D.Típica
Evolución del deterioro en
los 2 últimos años
2.00
0.94
1.91
1.11
n.s
Evolución
del
nº
de
ingresos en los 2 últimos
años
0.96
1.17
0.97
1.26
n.s
Evolución del nº de crisis
en los 2 últimos años
1.27
1.25
1.48
1.37
n.s
Ajuste premórbido
0.95
0.92
0.69
0.97
<0.005
Rango Escala de Valoración de Funcionamiento Psicosocial: 0 (sin deterioro) a 4 (deterioro muy grave).
10
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3.2 Resultados en años de evolución
Para comprobar si existía alguna relación entre los años de evolución del trastorno mental y las
variables de síntomas y de funcionamiento se realizaron correlaciones de Spearman. Se detallan
en la tabla 5. Solo se muestran las correlaciones que resultan significativas con un valor mínimo
de p< 0.05. Las correlaciones que no resultaron ser significativas no se muestran en la tabla.
Tabla 5. Correlaciones de Spearman entre los años de evolución y los síntomas y el funcionamiento
psicosocial
Variable
Coeficiente de correlación
p
0.10
0.03
Capacidad de aprendizaje
0.13
0.01
Educación
0.11
0.03
Autogestión
0.12
0.01
Manejo de recursos sociales
0.10
0.04
Situación laboral
0.13
0.001
Capacidad laboral
0.17
0.00
Motivación laboral
0.24
0.00
Autonomía económica
-0.11
0.02
Soporte residencial
-0.22
0.00
Evolución del nº de ingresos 2
años antes
-0.11
0.03
Procesamiento
información
de
la
Como se puede ver en la tabla 5 el valor de las correlaciones con los años de evolución aunque es
significativo es pequeño, no alcanzando en ningún caso valores por encima de 0.2. Solo
destacar el valor negativo de las tres últimas correlaciones de la tabla que indican que a más
años de evolución peor autonomía económica, peor o más inestable soporte residencial y mayor
nº de ingresos psiquiátricos.
4. Explicaciones de las diferencias de género
Los resultados del presente estudio coinciden con los hallazgos generales de lo estudios
publicados hasta el momento sobre diferencias de género, mostrando: inicio más tardío el TMG
en las mujeres, una superioridad en el funcionamiento psicosocial de las mujeres frente a los
varones tanto premórbido como actual.
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A continuación se realiza una breve revisión de las teorías principales y más investigadas para
explicar las diferencias de género. Todas ellas se refieren a la esquizofrenia.
La superioridad en el funcionamiento de las mujeres frente a los hombres puede residir
en el mejor ajuste premórbido de las mujeres. Aunque, este mejor ajuste premórbido puede no
ser exclusivo de la esquizofrenia existir en otros trastornos, así como a la población general.
Otra explicación es que las diferencias entre hombres y mujeres responden a diferentes
patrones sociales. Desde este punto de vista las diferencias dependerían de los distintos roles y
demandas entre hombres y mujeres que existen en la sociedad general. Esto sugiere que los
síntomas del TMG afectan más negativamente a los hombres para el desarrollo de los roles
sociales requeridos.
Otra explicación es que las familias y grupos sociales son menos tolerantes con la
enfermedad mental de los hombres que de las mujeres. Quizá ello implique que los hombres son
evaluados más duramente y se espera de ellos que consigan más metas que las mujeres.
La mayoría de las habilidades sociales y roles sociales se adquieren al comienzo de la
vida adulta, que es justo la edad de comienzo de la enfermedad. Esto podría explicar que la edad
de inicio más tardía de las mujeres las ayuda a adquirir más habilidades psicosociales que los
hombres.
La presencia de mayor severidad en los síntomas negativos encontrada en muchos
estudios, puede explicar en parte el peor funcionamiento en los hombres. Aunque este dato no
se corrobora en nuestro estudio.
Existen teorías que defienden la implicación de los estrógenos como factor modulador
del trastorno mental con una función protectora en las mujeres.
También se han explicado las diferencias por la existencia de diferentes subtipos de
trastorno asociadas a la heterogeneidad del TMG. Aunque son muy discutibles se han propuesto
subtipos de trastorno diferenciales en hombres y en mujeres. Un subtipo prevalecería en los
varones y sería deficitario y con mal funcionamiento premórbido. Otro subtipo prevalecería en
las mujeres que implicaría mayor comorbilidad con trastornos emocionales y mejor
funcionamiento.
También existe la hipótesis de que las diferencias son consecuencia de un proceso
deteriorante en el neurodesarrollo: maduración más lenta del Sistema Nervioso Central en los
hombres y mayor vulnerabilidad del cerebro masculino a anomalías prenatales y complicaciones
peri y post-natales.
Lo que parece claro en la investigación es que el género es un predictor robusto de la
enfermedad, indicando que los hombres experimentan mayor deterioro durante las fases
premórbidas, tempranas y residuales del trastorno mental. Si estas diferencias son debidas a
factores clínicos o a factores sociales no se puede determinar con precisión, y lo más probable es
que sean debidas a una mezcla de los dos.
La investigación biológica y social debe unir sus hallazgos para incrementar la comprensión de
cómo el TMG afecta a hombres y a mujeres, para así poder conocer los moduladores biológicos y
ambientales de la respuesta al tratamiento y del curso del trastorno.
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5. Conclusiones e implicaciones prácticas
Desde un planteamiento dirigido a la rehabilitación de los trastornos mentales graves es
importante conocer la situación real de las personas con TMG atendidas y además es necesario
tener un conocimiento de las diferentes variantes que presenta entre los hombres y las mujeres.
En este sentido los resultados informan tanto de la forma típica de presentación del TMG en
personas adultas derivadas a los recursos de rehabilitación específicos, como las características
diferenciales que se presentan atribuidas al género, en una muestra representativa de la
población de referencia y en un conjunto amplio de variables clínicas y psicosociales, cuya
presencia ha sido probada en numerosas investigaciones de este campo.
Así pues se ha intentado clarificar los patrones habituales del trastorno mental en varones y en
mujeres. En este sentido se han obtenido diferencias que son específicas para cada grupo,
confirmado las observaciones ya señaladas de la superioridad en el funcionamiento de las
mujeres señaladas por otros estudios anteriores. Además este mejor funcionamiento en las
mujeres se da tanto en las habilidades como en los soportes y que de forma conjunta puede
tener implicaciones en la respuesta al tratamiento y en el curso de uno y otro grupo.
En primer lugar en el primero de los análisis extraídos (síntomas psicóticos) no aparecen
diferencias significativas y de encontrarse hay una tendencia a una mayor gravedad en los
síntomas de los varones, lo que pone de manifiesto la existencia de una cierta independencia
entre síntomas y funcionamiento, pues como luego se demuestra las diferencias en el
funcionamiento siguen existiendo al margen de la homogeneidad en los síntomas. Este aspecto
ha sido corroborado de forma sistemática por numerosas investigaciones y es una consideración
de base para la existencia de programas específicos de rehabilitación y mejora del
funcionamiento como complemento de los tratamientos farmacológicos y psicológicos.
En segundo lugar, atendiendo a las indicaciones de la literatura sobre el tema, es posible que la
superioridad de las mujeres sea respuesta a un mejor ajuste premórbido anterior y que las
etapas posteriores del trastorno reflejen una continuidad de la mejora en el funcionamiento.
Para comprobar si existe tal relación entre el ajuste premórbido y el funcionamiento hicimos
nuevas correlaciones de Spearman entre el ajuste premórbido y los síntomas, el funcionamiento
y los soportes encontrando efectivamente una asociación estadísticamente significativa entre el
funcionamiento premórbido y todas las variables implicadas: las competencias personales, el rol
desempeñado, el soporte familiar, la red de apoyo, la autonomía económica, el soporte
residencial, la inserción en recursos, los síntomas positivos y los síntomas negativos. Es por ello
que, teniendo en cuenta el impacto posterior en el desempeño psicosocial y laboral en las etapas
anteriores e iniciales del trastorno, sería necesario un mayor esfuerzo para lograr establecer
programas de tratamiento tempranos en rehabilitación psicosocial y laboral, con un énfasis
mucho mayor en evitar la pérdida de habilidades y soportes que en la mera reducción de
síntomas o prevención de reingresos hospitalarios, y así en consecuencia frenar en mayor
medida el deterioro de las personas afectadas, especialmente de los varones.
En tercer lugar, también se constata una relación entre los años de evolución y algunas variables
del funcionamiento. Aparece de forma conjunta una relación entre la situación laboral en todas
sus variantes (capacidad, situación y motivación), la autonomía económica y la existencia de un
soporte residencial adecuado, que indica que mientras más años de evolución pasen la situación
y posibilidades laborales se empobrecen cada vez más y sin embargo de forma inversa,
incrementa la autonomía económica y el soporte residencial. En base a nuestra experiencia este
tipo de relaciones pueden explicar que con los años se produce una renuncia a la integración
laboral, y una mayor aceptación o tolerancia de la situación en el núcleo de convivencia del
usuario que pasa conseguir unos ingresos económicos provenientes de pensiones que le
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permiten sufragar sus gastos personales (tabaco, ropa, etc.), pero que contribuyen al
mantenimiento de la situación deficitaria de la persona.
Uniendo estos resultados con los hallazgos de género, vuelve a confirmarse la idea de que la
mujer aún presentando los mismos años de evolución que los hombres, tienen mejor
funcionamiento, quizá debido a una edad más tardía del trastorno mental (en nuestra muestra
2,4 años más tarde) y el mejor ajuste premórbido de las muejeres.
Tomando en consideración estos datos parece importante el llegar a conocer las diferencias
específicas entre varones y mujeres para poder determinar algunas claves de actuación para
conseguir mejorar los programas de tratamiento. En el cuadro 1 hay un resumen de las variables
que se han mostrado diferentes en hombres y en mujeres.
Cuadro 1. Diferencias encontradas en medidas clínicas y de funcionamiento entre varones y mujeres
Variables en que muestran diferencias los varones
y las mujeres
Variables en que no muestran diferencias los
varones y las mujeres
·
Higiene personal
·
Síntomas positivos
·
Vestido
·
Síntomas negativos
·
Consumo de tóxicos
·
Alimentación
·
Manejo del dinero
·
Hábitos saludables
·
Manejo doméstico
·
Estructura de sueño
·
Autogestión
·
Autocontrol
·
Situación laboral
·
Habilidades sociales
·
Conciencia de enfermedad
·
Solución de problemas
·
Efectos secundarios
·
Habilidades cognitivas básicas
·
Rol social desempeñado
·
Procesamiento de la información
·
Red de apoyo social
·
Capacidad de aprendizaje
·
Soporte residencial
·
Manejo del trasporte
·
Ajuste premórbido
·
Conocimientos educativos básicos
·
Manejo de recursos sociales
·
Manejo del ocio
·
Capacidad laboral
·
Motivación laboral
·
Adherencia al tratamiento
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·
Respuesta al tratamiento
·
Soporte familiar
·
Autonomía económica
·
Inserción en recursos sociales
·
Evolución del deterioro en los 2 últimos
años
·
Evolución del nº de ingresos en los 2
últimos años
·
Evolución del nº de crisis en los 2 últimos
años
Así, de todas las diferencias encontradas las variables que aparecen con mayor deterioro en los
hombres son las fundamentales para la capacidad de mantenerse con autonomía en la sociedad
(autocuidados, manejo del dinero, manejo del hogar, desempeño laboral, actividad principal
rol desempeñado en su ambiente, soporte residencial) y que hacen referencia a aspectos como
ganar dinero, tener un trabajo, tener una red de amistades y tener una casa, todos ellos
elementos básicos para mantenerse con independencia en la sociedad actual.
Toma de decisiones para la intervención
La evaluación de las diferencias de género debe permitir arrojar algunas recomendaciones para
la práctica asistencial cotidiana y determinar algún tipo de intervención diferenciadora a ofrecer
a los usuarios de los servicios. Aunque con dificultades metodológicas importantes ya
comentadas, utópicamente una investigación como esta debería poder subrayar los aspectos que
podrían afectar a las decisiones relativas a los programas ofertados a hombres y mujeres, y en
cada caso adaptar las recomendaciones generales a cada caso concreto después de una
evaluación individualizada. El terapeuta o profesional puede hacerse una serie de preguntas
para considerar si es necesario adaptar las intervenciones por cuestión del género en su centro
que tengan en cuenta los resultados encontrados en la presente y en otras investigaciones:
¿Existen necesidades sociales o clínicas que afectan sobre el deterioro de los hombres y
las mujeres que si se resolvieran influirían en la mejora psicosocial?
¿Hay variables psicosociales que compartan los hombres y las mujeres que puedan
apuntar hacia una planificación asistencial específica en cada grupo?
¿Cuáles son los límites potenciales en el funcionamiento dado el nivel premórbido de
adaptación social y personal?
¿En que medida los usuarios varones y mujeres están expuestos a normas diferentes
sociales y culturales y hay que tener esto en cuenta para planificar la intervención?
¿Refuerzan otros profesionales o intervenciones las diferencias de género y hay que
reforzar o inhibir estas diferencias con nuestra intervención?
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¿Cómo hay que adaptar los programas como habilidades sociales, AVD, intervención
familiar, y qué efectos se esperan de hacer estas modificaciones?.
Pero no se trata de adoptar una modalidad diferente de intervención por motivo de
género, perdiendo la intervención individualizada y ajustada a cada persona ya sea hombre o
mujer, aunque si se trata de hacer un uso efectivo de los resultados de la investigación para
conseguir la mayor eficacia posible de los esfuerzos terapéuticos y en la manera adecuada del
manejo de casos.
En el estudio han participado los siguientes Centros de Rehabilitación Psicosocial y Laboral (CRPSL) de la
Comunidad de Castilla-La Mancha: Albacete, Alcázar de San Juan, Almansa, Ciudad Real, Caudete, Consuegra,
Cuenca, Daimiel, Guadalajara, Hellín, Illescas, Puertollano, Talavera de la Reina, Tarancón, Toledo, Tomelloso,
Torrijos. Valdepeñas y Villarrobledo. Nuestro agradecimiento a todos ellos. Celia Mariblanca colaboró en la
codificación y, revisión de los datos analizados.
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Trabajo seleccionado para su publicación en la revista Psiquiatria.com, de entre los presentados al XII
Congreso Virtual de Psiquiatría Interpsiquis 2011.
Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
Navarro Bayón D, Carrasco Ramírez O. Diferencias de género en los síntomas y el
funcionamiento psicosocial de personas con trastorno mental grave. Psiquiatria.com [Internet].
2011 [citado 01 Sep 2011];15:29. Disponible en: http://hdl.handle.net/10401/4345
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