No todos los dolores son iguales, ni han de tener siempre, necesariamente, un origen físico. Tener una concepción única y parcial del dolor, puede llevar a cometer graves errores al tratar de idéntica manera las diferentes afecciones que presentan algún tipo de manifestación algógena.
Al hablar del dolor en relación a las afecciones psíquicas se puede caer en la idea de lo imaginario y pensar quecomo la enfermedad psíquica es imaginaria, el dolor concomitante ha de serlo también.
Pero ni la afección es imaginaria por ser psíquica, ni el dolor es imaginario ni exclusivamente psíquico por tratarse de afecciones anímicas. Hay numerosos padecimientos psíquicos, como la histeria, que pueden cursar con intensos dolores corporales. En general,el dolor está presente como una constante en las neurosis, pues toda neurosis supone una inmovilidad de la energía libidinal del sujeto. El dolor, para el psicoanálisis, es un testimonio del estancamiento de la libido.