La pérdida de un ser querido es uno de los acontecimientos vitales más graves a los que todo ser humano puede enfrentarse. Si a ello se asocian factores traumáticos en razón de su violencia, lo inesperado y súbito del acontecimiento o a la agrupación de varias pérdidas en cortos periodos de tiempo, entre otros, ello supondrá que el sujeto tenga que poner en marcha todo tipo de capacidades personales y buscar apoyos ambientales necesarios para poder superar la crisis fortalecido y sin una merma de su salud. Sería interesante recoger desde Atención Primaria a esas personas en duelo con objeto de ofrecer asesoramiento si lo precisan, y detectar lo antes posible, evoluciones no deseadas que debieran ser derivadas a Salud Mental. Para ello, sería necesario contar con estudios que abordaran factores de riesgo relacionados con peores evoluciones, así como estrategias que ayuden a potenciar las capacidades sanas de afrontamiento de los deudos.