La ayuda mutua ha estado presente en todas las comunidades desde sus orígenes hasta llegar al Estado Asistencial y al Estado de Bienestar. En década de los noventa vuelve a hablarse de ayuda mutua, de grupos de auto-ayuda, de apoyo social, etc...
Progresivamente fueron desapareciendo las solidaridades naturales con la industrialización mutuas, sindicatos y hermandades, crearon redes de solidaridad para ayudar a familias de trabajadores.
Cuando la sociedad se va urbanizando e industrializando aparece el Estado Asistencial y posteriormente el Estado de Bienestar. Ello dá lugar a la gran maquinaria burocrática de solidaridad social y a convertir progresivamente el "ayudar" en profesión, hay horarios para la prestación de ayudas y servicios. La ayuda mutua tradicional es fagocitada por el sistema desintegrándose dentro de esa dinámica social.
No obstante las personas van a presentar problemas existenciales, vitales, que no encontraran respuesta en la ayuda oficializada. Será este marco donde adquiere significado la ayuda mutua.
El grupo de ayuda lo conforman personas ajenas a las profesiones sanitarias. En su dinámica ponen interés especial en la interacción personal entre sus miembros y en la asunción individual de responsabilidades.
La O.M.S., ha recogido en su totalidad los principios de la Carta de Ottawa para la promoción de la salud; en ella se define el fomento de los autocuidados como uno de los principales ejes de promoción de la salud.
El papel de la enfermera respecto a los grupos de ayuda mutua, puede ser activo y en apoyo a los mismos; tanto en el inicio estimulando y proporcionando recursos, como en su desarrollo estando abierto a consultas profesionales.
Como conclusión tendremos que considerar a los grupos de ayuda mutua como un instrumento del cuidado y por tanto concederles la importancia que tienen en el concierto de su ámbito, como verdaderos motores de la participación comunitaria.