La Medicina Basada en la Evidencia (MBE) abrió unas posibilidades de debate y reflexión encontradas, cuando no enfrentadas, entre aquellos que pensaban que era un mínimo requisito actualizado de la evolución científica y aquéllos otros que desconfiaban de su exceso tecnocratismo y "cosificación" de la práctica médica. Una vez la dominancia sajona primaba sobre el neohipocratismo más mediterráneo.
La Psiquiatría, en un afán un tanto mimético, pretendió subirse a ese carro de basarse en la evidencia, primero tímidamente y posteriormente con mayor decisión pero con pasos titubeantes. Las dudas se cernían entre los grupos que pretendían buscar los reales fundamentos más allá de las formulaciones excesivamente personalizadas en escuelas y aquellos que defienden que la experiencia de la atención a los trastornos mentales es algo intersubjetivo y, por lo tanto, irrepetible en cada caso y cada circunstancia. No obstante la Psiquiatría Basada en la Evidencia (PBE) inicia su andadura con grupos de profesionales sensibilizados a reflexionar acerca de este proceso. La página web y los intercambios que ella acontecen, así como la primera mesa redonda en el I Congreso de Psiquiatría Virtual así lo evidencian.
La Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia es una rama más jovencita, está en pañales. En España se encuentra en pleno proceso de "gestación" y esperamos que no acontezcan malos farios que originen una "gestosis" o un "parto distócico" de alto riesgo evolutivo. A pesar de ello existen grupos de profesionales que participamos activamente en foros diversos con el objeto de introducir al sujeto humano en desarrollo como algo digno de estudiarse, sea cual fuere la perspectiva teórica, pero siendo conscientes de la parcialidad y visión en perspectiva de los conocimientos. Por estas consideraciones, entre otros razonamientos, el título sugerido por el Moderador me parece de gran relevancia como punto de partida.