La evidencia científica de los últimos años muestra que el imperativo “el buen tratamiento comienza por el buen trato", expresado, hace años, lúcidamente por el ya difunto psiquiatra Pep Fàbregas, cobra ahora mayor relevancia.
No es sólo un requisito ético (y, siéndolo, sería suficiente para ser mantenido) sino que la buena praxis profesional, desde la calidad de la misma a los resultados y la prevención del burnout, no se entiende bien sin el buen trato. A los demás (pacientes y profesionales con los que ejercemos) y a nosotros mismos.