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El cerebro superdotado.

Fecha Publicación: 23/09/2011
Autor/autores: Ana De La Cruz Sánchez , Javier Tirapu Ustárroz

RESUMEN

A lo largo de la historia se ha tratado de acotar el concepto de superdotación en sintonía con los principales modelos teóricos de inteligencia, aunque hoy en día continúa existiendo cierta confusión respecto a lo que se considera inteligencia superior y su localización cerebral es algo difusa. Actualmente seguimos apoyándonos en los modelos monolíticos sin tener en cuenta los factores neurobiológicos, motivacionales y ambientales, que determinan la superdotación. Los perfiles intelectuales más complejos se caracterizan por poseer un potencial que supera el percentil 75, tanto de recursos como de capacidades cognitivas producto de factores neurobiológicos, motivacionales y ambientales con edad entorno a los 12-13 años. Parece inferirse tras diversas investigaciones, que la inteligencia suprema podría traducirse en la eficiencia en el flujo de información de la red fronto-parietal y la existencia de una mayor efectividad de los medios necesarios en procesos cognitivos complejos pero resultan escasos los trabajos entorno a este concepto requiriendo más estudios en esta línea.


Palabras clave: superdotación; inteligencia; lóbulo frontal; lóbulo parietal; cerebro; inteligencia superior.
Área temática: .

De la Cruz Sánchez AI. Psicologia.com. 2011; 15:41.
http://hdl.handle.net/10401/4407

Revisión teórica
El cerebro superdotado
Gifted brain

Ana Isabel De La Cruz Sánchez1*, Javier Tirapu Ustárroz2
Resumen
A lo largo de la historia se ha tratado de acotar el concepto de superdotación en sintonía con los
principales modelos teóricos de inteligencia, aunque hoy en día continúa existiendo cierta
confusión respecto a lo que se considera inteligencia superior y su localización cerebral es algo
difusa. Actualmente seguimos apoyándonos en los modelos monolíticos sin tener en cuenta los
factores neurobiológicos, motivacionales y ambientales, que determinan la superdotación. Los
perfiles intelectuales más complejos se caracterizan por poseer un potencial que supera el
percentil 75, tanto de recursos como de capacidades cognitivas producto de factores
neurobiológicos, motivacionales y ambientales con edad entorno a los 12-13 años. Parece
inferirse tras diversas investigaciones, que la inteligencia suprema podría traducirse en la
eficiencia en el flujo de información de la red fronto-parietal y la existencia de una mayor
efectividad de los medios necesarios en procesos cognitivos complejos pero resultan escasos los
trabajos entorno a este concepto requiriendo más estudios en esta línea.
Palabras claves: Superdotación, inteligencia, lóbulo frontal, lóbulo parietal, cerebro,
inteligencia superior.
Abstract
Throughout history there have been many attempts to refine the concept of giftedness according
to the main theoretical models of intelligence, although nowadays there is still some confusion
about what is considered superior intelligence and also its location in the brain is a bit diffuse.
Currently we continue relying in monolithic models ignoring the neurobiological, motivational
and environmental factors that determine the giftedness. The most truthful definition describes
the most complex intellectual profiles with a potential that exceeds the 75th percentile, both in
resources and cognitive abilities, all as a result of neurobiological, motivational and
environmental factors. After some research, it seems to be inferred, that the supreme
intelligence could result in efficiency in the flow of information from the fronto-parietal network
and the existence of greater effectiveness of the means necessary to complex cognitive processes
but are scarce works around this concept requiring more studies in this line.
Keywords: Giftedness, intelligence, frontal lobe, parietal lobe, brain, superior intelligence.

Recibido: 16/09/2011 ­ Aceptado: 19/09/2011 ­ Publicado: 23/09/2011

* Correspondencia: anabelcruzsanchez@gmail.com
1 Servicio Psicología Centro Ramón y Cajal, Aspace Navarra
2 Servicio Neuropsicología Complejo Hospitalario de Navarra, Seccion D. Clinica Ubarmin. Fundación
Argibide

Psicologia.com ­ ISSN: 1137-8492
© 2011 De la Cruz Sánchez AI, Tirapu Ustárroz J.

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De la Cruz Sánchez AI. Psicologia.com. 2011; 15:41.
http://hdl.handle.net/10401/4407

El inteligente de ayer y hoy
A lo largo de la historia han sido varios los pensadores y científicos que han tenido en cuenta a la
inteligencia superior y que han trabajado en solventar la multitud de preguntas que surgen al
adentrarse en el complejo mundo de las altas capacidades. Con los años ha ido evolucionando la
conceptualización de lo que se considera una inteligencia excepcional en sintonía con los
principales modelos teóricos de la inteligencia.
No obstante, el objeto de este trabajo no es únicamente acotar el concepto de superdotación, si
no también, ofrecer la mejor explicación plausible del funcionamiento y estructuras del cerebro
superdotado.
Platón ya defendía la importancia del reconocimiento de los jóvenes más capaces para la
conducción del Estado y de su adecuada educación. Para él la excelencia era descendiente de la
clase dominante donde se encontraban las mejores aptitudes naturales. Por ello, abogaba por
una política racial donde los mejores hombres debían unirse con las mejores mujeres,
aumentando así la calidad de los ciudadanos.
Posteriormente, Quintiliano consideraba como características prometedoras de un talento
despierto, la facilidad para captar y retener lo que se enseña, además de la docilidad en
reproducir las buenas enseñanzas.
Las investigaciones genéticas y estadísticas de Galton constituyeron los primeros estudios
psicológicos cuantitativos de las aptitudes humanas. De Candolle y posteriormente Ward,
introdujeron el método científico en la clasificación de las influencias sociales favorables para la
aparición de los superdotados, sosteniendo que éstas eran por lo menos tan importantes como
las dotes congénitas para la obtención de una realización perfecta.
Estos trabajos ejercieron gran influencia en los investigadores del siglo XX, a lo largo del cual,
surgieron los principales modelos teóricos sobre la inteligencia, al mismo tiempo que fue
evolucionando en íntima relación el concepto de superdotación y talento.
El enfoque monolítico, representado fundamentalmente por las aportaciones de Binet (concepto
de edad mental), Terman (operacionalización del CI) y Spearman (Factor G), surge a partir de
la aparición de la medida psicológica o psicométrica, donde postulan que la inteligencia
resultaría ser la principal expresión de la capacidad de aprendizaje. Por lo tanto, los modelos
monolíticos se fundamentan en la obtención de índices únicos de inteligencia, como son el CI y
el factor G, evaluándola a partir de test unifactoriales como el Lorge-Thorndike intelligence y el
WISC-R entre otros. En lo que respecta a la superdotación, según dicho modelo, estaría
determinada en base a una cifra, y más concretamente, Terman propuso que dicha
excepcionalidad correspondía a un CI superior a 130. Desde esta perspectiva, no se tiene en
cuenta el concepto de talento, ya que si la inteligencia se reduce a un único factor no pueden
existir áreas de talento específicas.
En la década de los cincuenta destacan autores como Thurstone y Guildford emergiendo los
modelos factorialistas. Estas teorías proponen la existencia de múltiples componentes de la
inteligencia en lugar de una sola variable. Así por ejemplo, Guildford demostró que el CI
representaba una pequeña muestra de las capacidades mentales e incluyó aspectos no
implicados en las actividades escolares como la creatividad o la inteligencia social. A partir de
este enfoque teórico, la evaluación que surge de la inteligencia se concreta en el uso de test
multifactoriales, cuyo objetivo se centra en desglosar la inteligencia en diversos factores
obteniendo un valor concreto de cada uno de ellos. Algunos test actualmente utilizados son el

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D.A.T, el P.M.A o el A.M.P.E. Desde este punto de vista, con respecto al concepto de
superdotación, únicamente hace referencia explícita a la noción de talento.
Las teorías jerárquicas supusieron la integración de la perspectiva monolítica y factorial. Aquí se
concibe el intelecto como un conjunto de factores diferenciados que guardan entre sí diversas
formas de dependencia y organización. Dicho enfoque se encuentra directamente relacionado
con los modelos cognitivos que se desarrollaron a partir de los años 80. Desde estas teorías se
concibe la inteligencia como la capacidad para procesar y manipular la información,
centrándose el interés, no en las aptitudes de los superdotados (propio de los modelos
anteriores) sino en los procesos cognitivos como punto diferenciador entre las realizaciones de
estos sujetos y los de inteligencia media. Estos sujetos resolverían con éxito tareas complejas, no
precisamente por su aptitud intelectual, sino, por el conocimiento y control que tienen de las
actividades y estrategias mentales para realizarlas, defenderían la elevada capacidad de los
superdotados en todos y cada uno de los recursos intelectuales y en el uso de los mismos. En
este sentido, en lo que afecta a la evaluación formal, resultarían útiles las puntuaciones en un
conjunto variado de test, en la medida en que superen el centil 75 y que además permitan
combinar recursos diferentes. En los últimos tiempos, la mayoría de los profesionales
cognitivistas han abogado por la batería DN: CAS (Das & Naglieri: Cognitive Assessment
System, 1997) como técnica de diagnóstico en los casos en los que es necesario intervenir en el
procesamiento cognitivo y del aprendizaje. Es posible que el DN: CAS presente un exceso de
subtests sobrecargados de memoria a corto plazo y también puede darse el problema del "efecto
techo".
Acorde con la literatura recopilada en este estudio, donde encontramos un mayor consenso es
en considerar
la alta capacidad intelectual como potencialidad intelectual elevada,
multidimensionalmente configurada por la combinación de distintas aptitudes intelectuales:
lingüística, numérica, espacial, creativa, lógica, etc, que debe cristalizar a lo largo del desarrollo
y tiene un funcionamiento cognitivo que distingue intelectualmente a estas personas respecto de
las de capacidad intelectual media. Se expresa de diferentes formas, bien como superdotación o
bien como el talento (simple o múltiple). Castelló y Batlle (1998) proponen un protocolo de
identificación que se extrae de dos instrumentos de medida ya elaborados y baremados como
son la Batería de Aptitudes Diferenciales y Generales (BADyG) y el Test de pensamiento
creativo de Torrance. Dicho protocolo permite diferenciar las distintas formas en las que se
puede manifestar la alta habilidad: superdotación, talento académico, talento figurativo,
talento artístico figurativo, talento verbal, talento numérico, talento espacial y talento creativo.
La superdotación se caracteriza por poseer un alto potencial (situada por encima del percentil 75
en todos los ámbitos de la inteligencia) tanto de recursos como de capacidades cognitivas y su
expresión es el producto de la continua interacción entre factores neurobiológicos,
motivacionales y ambientales que se dan en sujetos con edad entorno a los 12-13 años o
superior. La identificación de estos sujetos no puede realizarse mediante tests de CI o
rendimiento académico, sino que debe ser entendida como un proceso, utilizando medidas
intelectuales multidimensionales, de creatividad, actitudinales y de respuesta educativa.
El talento implica puntuaciones superiores al percentil 90 en dominios específicos (simple) o en
varias aptitudes intelectuales (múltiple), pero no en todas.
El genio supone siempre una alta capacidad intelectual (superdotación o talento), una alta
creatividad y alta productividad durante la vida adulta

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Las circunvoluciones de la inteligencia
Una de las principales metas de la neurociencia hoy en día consiste en dar respuesta a la
pregunta sobre dónde reside la inteligencia en el cerebro. Según una reciente revisión realizada
por Tirapu et.al. existen evidencias que refuerzan la hipótesis de que el sustrato neuronal
de la inteligencia podría estar localizado en las regiones frontales del cerebro, más
concretamente en el córtex prefrontal. Paralelamente, este estudio defiende que desde la
neuropsicología, se considera que las funciones ejecutivas son los procesos cognitivos que
subyacen al comportamiento que denominamos inteligente (Factor G); refiriéndose a una serie
de mecanismos implicados e la optimización de los procesos cognitivos para orientarlos hacia la
resolución de situaciones complejas o novedosas. Entre los componentes integrados en estos
procesos, se encuentra la memoria de trabajo (MT), sistema que mantiene y manipula la
información de manera temporal, interviniendo en importantes procesos cognitivos.
Oberauer et al. realizando una revisión de los datos de Ackerman et al. consideraron que la
capacidad de memoria de trabajo podría ser el constructo explicativo de las habilidades
intelectuales y que podría considerarse la MT como posible predictor de la habilidad de
razonamiento, inteligencia fluída (If) e inteligencia general. Asimismo, conviene señalar que
existen trabajos que abogan por la teoría de que los constructos de MT e If podrían compartir
sustratos neuronales. A partir de estas investigaciones, y de los estudios de Richard Haier,
basados en técnicas de neuroimagen, encontraron evidencias de una neurobiología distinta para
la inteligencia humana. Su Teoría de la Integración Parieto-Frontal identifica una red cerebral
relacionada con la inteligencia, que involucra principalmente áreas en los lóbulos frontales y
parietales.
Los investigadores ubican estos circuitos cerebrales en la Teoría de Integración Fronto-parietal
(PFIT). El modelo P-FIT incluye la corteza prefrontal dorsolateral (BA 6, 9, 10, 45, 46, 47), la
corteza inferior (BA 39, 40) el lóbulo parietal superior (BA 7), la corteza cingulada anterior (BA
32), y regiones de los lóbulos temporales (BA 21,37) y occipitales (BA 18,19). Estos estudios de
neuroimagen vuelven a poner de manifiesto que ambos regiones cerebrales, tanto frontales
como las zonas posteriores se asocian con la inteligencia. Otro reciente estudio empleando
resonancia magnética, realizado por Frangou y sus colegas, encuentra correlaciones positivas
entre el CI y la densidad de materia gris en la corteza orbitofrontal, en el giro de la corteza
cingulada, el cerebelo y el tálamo, además de la existencia de una correlación negativa en el
núcleo caudado.
Como resultado de ello, ahora se cree que una red cerebral que se caracteriza por las
interacciones entre las regiones cerebrales múltiples, es probable que sea la base neural de la
inteligencia. Sin embargo, los datos acerca de la velocidad neural como mecanismo causal de las
diferencias en PS e inteligencia son difíciles de replicar y a veces contrapuestos.
Varios estudios de neuroimagen, tanto estructurales como funcionales han prestado apoyo a la
propuesta de que la eficiencia neuronal del cerebro es probablemente la base neurológica de la
inteligencia. Algunos autores que defienden la hipótesis de la eficiencia neuronal, demuestran
que existe una correlación negativa entre la inteligencia y el grado de consumo de glucosa en el
cerebro durante la ejecución de tareas cognitivas. Sugieren que los sujetos que realizan una
tarea compleja, emplean un número limitado de circuitos cerebrales y / o menor número de
neuronas, es decir, presentan una activación cortical más localizada durante el desempeño
cognitivo lo que se traduce en un menor consumo de energía. Estos datos indicarían que se
activarían únicamente las zonas cerebrales necesarias, como demostraría también un estudio
realizado mediante EEG durante la resolución de tareas de razonamiento simple, complejo o

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creativo, concluyendo que la inteligencia se traduce en la capacidad de inhibición de las áreas
irrelevantes para la resolución y la activación focalizada de las más relacionadas.
Por el contrario, varios autores han sido los que han puesto en duda el hecho del que el cortex
prefrontal resulte ser el sustrato neurobiológico de la inteligencia como Hebb o Teuber, sin
embargo, otros como Halstead, defienden la teoría de que dicha discusión dependería de cómo
se define el concepto de inteligencia. Halstead considera que los lóbulos frontales están
asociados con lo que él acuña como inteligencia biológica (capacidad para a los cambios del
ambiente) y no con la inteligencia psicométrica, que se valora mediante las escalas
convencionales de inteligencia.
También otras teorías hablan de áreas localizadas en la sustancia blanca, como el cuerpo calloso,
el cual permite la comunicación inter-hemisférica, como un sustrato neuroanatómico de la
capacidad intelectual general. Luders et. al. demostraron la existencia de una correlación
positiva significativa entre el grosor del cuerpo calloso posterior y las medidas de inteligencia.
Estas asociaciones se reflejan en una mayor eficiencia en comunicación interhemisférica de la
información, afectando positivamente al procesamiento de la información y la integración, y por
lo tanto al rendimiento intelectual. Takeuchi tras un estudio utilizando imágenes con tensor de
difusión, analizó una muestra de adultos jóvenes donde encontró la existencia de una
correlación positiva entre la creatividad y estructuras de sustancia blanca que abarcan el lóbulo
frontal y el cuerpo calloso. Por otro lado, estos autores descubrieron también una correlación
significativa entre creatividad y las regiones de sustancia blanca adyacentes a la unión temporoparietal derecha, la parte anterior del lóbulo parietal inferior bilateral, el lóbulo occipital
derecho y al cuerpo estriado bilateral, que a través de la regulación del sistema dopaminérgico
subyace alguna de las funciones superiores cognitivas relacionadas con la creatividad.
Por lo tanto, según los estudios anteriores, podríamos localizar la inteligencia en el flujo de
información existente entre las redes parieto-frontales y la eficiencia de las mismas, jugando
también un papel importante en la conducta inteligente el cuerpo calloso posterior.

El cerebro superdotado
La localización y determinación de la neuroanatomía que establece un cerebro superdotado es
un tema que todavía resulta complicado en nuestros días. Varios han sido los estudios que han
tratado de dar respuesta a este planteamiento, Hindze hace unos 50 años publicó que el cerebro
de las personas con capacidades excepcionales poseía una irrigación arterial más óptima que el
de sujetos con aptitudes normales, aunque se trataba de un estudio demasiado limitado.
Shaw et. al., más recientemente, llevaron a cabo un diseño longitudinal a través de resonancia
magnética, donde localizaron que el cerebro de los niños con inteligencia superior se
desarrollaba según un patrón distinto del de aquellos que poseen una inteligencia normal.
Según este estudio, en el proceso de maduración del córtex, se demostraría una mayor
plasticidad cerebral en niños superdotados, existiendo una correlación negativa entre
inteligencia y espesor cortical en la primera infancia que evolucionaría hacia una correlación
positiva en la infancia tardía, especialmente en las regiones frontales. Shaw afirma que su
equipo no posee respuestas completas sobre el motivo por el cual el cerebro es distinto en esos
casos.
Por otro lado, según la teoría de la eficiencia neuronal, los cerebros de inteligencia superior
consumen menos energía y llevan a cabo una ejecución más eficaz durante la resolución de
tareas, hecho que se ha podido comprobar a través de diferentes técnicas de neuroimagen. Un

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ejemplo de ello lo encontramos en la investigación de Jin que muestra que los superdotados
emplean con mayor efectividad de los medios necesarios en procesos cognitivos complejos.
Jausovec aboga porque estos sujetos exhiben un menor índice de consumo metabólico cortical
en la resolución de diferentes tareas y utilizan una actividad más amplia en la banda alfa en
distintos momentos de la tarea.
Asimismo, Lee et al. basándose en estudios de neuroimagen de resonancia magnética en
adolescentes, tratan de revelar la robusta activación de la red fronto-parietal que se da en los
cerebros excepcionales, durante tareas de razonamiento, particularmente en la corteza parietal
posterior, demostrando una vez más, que dichas localizaciones podrían ser los correlatos
neuronales de la inteligencia superior.
Según Sastre-Riba los sujetos de inteligencia superior, utilizarían menos zonas no específicas y
distribuyen mejor los recursos cognitivos necesarios. En los cerebros superdotados tiene lugar
una menor actividad cortical, mayor procesamiento en el hemisferio izquierdo, presentan una
actividad más específica y simultánea de las redes selectivamente activadas y una mayor
eficiencia que podría relacionarse con una mayor mielinización neuronal, luego una mayor
velocidad de conducción neuronal.
Por lo tanto, en las tareas más complejas, los superdotados identificarían mejor las estrategias
necesarias para la solventar tareas complejas, inhibiendo los recursos no necesarios, lo que se
traduciría en una mayor capacidad para la transmisión de información, relacionando la
actividad de las áreas cerebrales frontales y parietales, puesto que son las encargadas del control
ejecutivo y codificación de los datos.

Conclusiones
A lo largo de este artículo, se han expuesto diferentes teorías para resolver el enigma de la
conceptualización y localización de la inteligencia superior pero ¿tenemos claro hoy en día que
consideramos por conducta inteligente? Basándonos en la controversia existente respecto a este
tema, el diagnosticar a una persona como superdotada no depende de los instrumentos de
medida, sino que depende de lo qué se está midiendo, de lo qué se evalúa como inteligencia
superior. Actualmente seguimos apoyándonos en los modelos monolíticos que fundamentan la
superdotación en la obtención de un índice único como es un CI superior a 130, pero la
sobredotación es un proceso donde convergen una serie de factores neurobiológicos,
motivacionales y ambientales, difíciles de evaluar a través de medidas psicométricas
únicamente. Por ello, creemos necesario el establecimiento de algún tipo de criterio objetivo que
pueda concretar la identificación de este tipo de sujetos.
Parece dilucidarse tras los datos anteriormente citados, que la inteligencia suprema podría
traducirse en la eficiencia en el flujo de información de la red fronto-parietal y la existencia de
una mayor efectividad de los medios necesarios en procesos cognitivos complejos. Luego
¿podríamos considerar las técnicas de neuroimagen los únicos instrumentos de medida certeros
para el diagnóstico de la superdotación?
Existen muy pocos datos acerca de las altas capacidades, por ello, animo a los neurólogos y
neuropsicólogos, casi siempre centrados en el estudio de los fallos de la función nerviosa, a
realizar un movimiento en la dirección contraria, para explorar la estructura de unas
capacidades o talentos incrementados y encontrar su base biológica en el cerebro.

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De la Cruz Sánchez AI. Psicologia.com. 2011; 15:41.
http://hdl.handle.net/10401/4407

Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
De la Cruz Sánchez AI, Tirapu Ustárruz J. El cerebro superdotado. Psicologia.com [Internet].
2011 [citado 23 Sep 2011];15:41. Disponible en: http://hdl.handle.net/10401/4407

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