El concepto de insight es multidimensional. Uno de los problemas metodológicos más destacados de la investigación sobre el insight ha sido el hecho de utilizar medidas distintas y excesivamente simplificadas. En la actualidad pueden diferenciarse distintas dimensiones del insight, entre las cuales, la falta de conciencia del beneficio de la medicación, es la que más se ha relacionado con la adherencia y eficacia del tratamiento farmacológico. Desde la neuropsicología se ha observado una estrecha relación entre la falta de insight y déficits cognitivos asociados al lóbulo frontal.
Dichos resultados han sido confirmados con estudios de neuroimagen que localizan las diferentes dimensiones del insight en diferentes territorios del lóbulo frontal. El reto de desarrollar estrategias terapéuticas más efectivas debe focalizar la atención tanto en el trabajo de estimulación de las funciones ejecutivas, como en la intervención sobre la conciencia de los beneficios de la medicación. El trabajo de psicoeducación y la valoración continuada del insight contribuyen a un mejor pronóstico de los síntomas en los pacientes esquizofrénicos.
El insight multidimensional y su relación con el pronóstico de los síntomas en la
esquizofrenia.
(Multidimensional insight and its relation with the prognosis and symptoms in schizophrenia.)
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2008;12(1)
F. Xavier Montaner Casino*; M. Jódar Vicente**.
* Dept de Psicologia Clínica i de la Salut. Universitat Autònoma de Barcelona. Edifici B. Campus de la UAB
08193 Bellaterra (Barcelona)
** Dept de Psicologia Clínica i de la Salut. Universitat Autònoma de Barcelona. Servei de Neurologia. Hospital de Sabadell
Recibido: 04/03/2008
PALABRAS CLAVE: Insight, Esquizofrenia, Anosognosia, Lóbulo frontal.
KEYWORDS: Insight, Schizophrenia, Anosognosia, Frontal lobe.)
Resumen
El concepto de insight es multidimensional. Uno de los problemas metodológicos más destacados de la
investigación sobre el insight ha sido el hecho de utilizar medidas distintas y excesivamente simplificadas. En la
actualidad pueden diferenciarse distintas dimensiones del insight, entre las cuales, la falta de conciencia del
beneficio de la medicación, es la que más se ha relacionado con la adherencia y eficacia del tratamiento
farmacológico. Desde la neuropsicología se ha observado una estrecha relación entre la falta de insight y déficits
cognitivos asociados al lóbulo frontal. Dichos resultados han sido confirmados con estudios de neuroimagen que
localizan las diferentes dimensiones del insight en diferentes territorios del lóbulo frontal. El reto de desarrollar
estrategias terapéuticas más efectivas debe focalizar la atención tanto en el trabajo de estimulación de las
funciones ejecutivas, como en la intervención sobre la conciencia de los beneficios de la medicación. El trabajo de
psicoeducación y la valoración continuada del insight contribuyen a un mejor pronóstico de los síntomas en los
pacientes esquizofrénicos.
Abstract
Insight is a multidimensional concept. One of the most relevant methodological problems of the insight research
has been the use of different and execessively simplized scales. Nowadays, it is possible to indentify different
dimensions of the insight. Among them, the lack of conciousness of treatment benefits is the most related with
outcome in schizophrenia. From neuropsychology it has been noticed a close relation between the lack of insight
and cognitive deficits related to frontal lobes. The challenge of developing therapeutic stretegies more effective,
must focus on the stimulation of the executive functions as well as, on the improvement of self-conciousness of
medication benefits. Psychoeducation and continuous insight evaluation contribute to a better prognosis of the
schizophrenic patients symptomathology.
Introducción
"Esa mujer fatua perdió súbitamente la vista, y te contaré una cosa increíble, pero bien cierta; ignora que sea
ciega y, a menudo, ruega a su guía que cambien de estancia porque la encuentra oscura".1 Este pasaje de
Séneca en una de sus cartas a Lucilio es probablemente la primera descripción de un déficit de conciencia de
sufrir un trastorno debido a causas neurológicas. Han transcurrido casi 2000 años desde entonces, y éste sigue
siendo un fenómeno que nos llena de asombro y perplejidad.
La falta de insight, o falta de conciencia de padecer un trastorno mental, es un fenómeno muy común entre los
pacientes que sufren esquizofrenia. Entre el 50% y el 80% de los pacientes esquizofrénicos creen no estar
enfermos o sufren algún tipo de déficit de conciencia, ya sea de su enfermedad, de sus propios síntomas o de la
necesidad de tratamiento.2
Esta falta de conciencia de la enfermedad, es uno de los principales problemas a los que deben enfrentarse los
clínicos a la hora de instaurar y mantener cualquier tipo de tratamiento farmacológico o psicológico, puesto que
un paciente que no es conciente de su propia enfermedad difícilmente aceptará con pasividad un tratamiento que
para él es totalmente injustificado, ya sea porque cree que lo están engañando o porque simplemente cree que no
lo necesita. Esta falta de conciencia respecto a las repercusiones de la enfermedad y a la enfermedad misma, se
ha visto fuertemente asociada a una mala adherencia y desconfianza en el tratamiento2 y un peor pronóstico del
curso de la enfermedad.[3-4]
Además de su efecto negativo sobre la medicación y el pronóstico, la falta de insight también se ha relacionado
con un peor funcionamiento psicosocial,5 con un comportamiento más violento,6 y con un menor índice de
suicidios entre los pacientes esquizofrénicos.7
Sin embargo, a pesar de su relevancia y de la alta prevalencia entre los pacientes esquizofrénicos, la pérdida del
insight no es un criterio diagnóstico para la esquizofrenia.8 Probablemente esto sea debido a la falta de acuerdo
que existe actualmente sobre sus implicaciones y también a la dificultad de operacionalizar dicho concepto. El
amplio rango de marcos teóricos y clínicos que usan el concepto de insight, desde la teoría psicodinámica hasta la
neuropsicología, contemplan distintos modelos del insight, que aún no siendo excluyentes, complican aún más su
delimitación.
Entre los modelos que atribuyen una etiología orgánica a la falta de conciencia de la enfermedad, el modelo
neuropsicológico equipara la falta de insight a la condición neurológica conocida como anosognosia. Amador et al
(1991) fueron los primeros en encontrar dichas similitudes entre los pacientes con esquizofrenia y los pacientes
anosognósicos y propusieron que disfunciones específicas en el lóbulo frontal podrían causar la falta de
conciencia.9
Por otro lado, el modelo cognitivo del insight, atribuye la falta de conciencia de la enfermedad a un deterioro
general de las funciones cognitivas.[10-11] Mediante la correlación de estimaciones del insight y puntuaciones de
tests cognitivos específicos como el Wisconsin Sord Cartig Test (WCST) o escalas de CI, relaciona del déficit de
conciencia con la disfunción cognitiva global.12
El insight multidimensional
Hoy día, lejos de las primeras definiciones del insight como característica o condición dicotómica que se posee o
no se posee, reconocemos que dicho concepto abarca un amplio abanico de manifestaciones más allá de la simple
conciencia de la enfermedad, y se describe como un fenómeno multidimensional que ocurre en un continuum.
[9,13]
La visión multidimensional del insight reconoce que éste puede estar presente en algunas áreas y ausente en
otras. No es extraño encontrar pacientes esquizofrénicos que nieguen estar enfermos pero que al mismo tiempo
puedan admitir los beneficios que les ofrece la medicación.9 También puede suceder que reconozcan la presencia
de varios síntomas y que a la vez nieguen que éstos se deban a la enfermedad.
Esta flexibilidad selectiva en la conciencia de la enfermedad, así como en la conciencia de los distintos tipos de
síntomas de los pacientes esquizofrénicos, hace totalmente insostenible un concepto de insight como fenómeno
unidimensional y marcan la importancia y la necesidad de evaluar separadamente los diferentes dominios de la
conciencia de la enfermedad.14
La definición más ampliamente aceptada en la actualidad considera al insight como la conciencia que tiene el
paciente de 1) sufrir un trastorno mental, 2) aceptar las consecuencias sociales de dicho trastorno, 3) atribuir
correctamente sus alucinaciones, síntomas y pensamientos extraños a la enfermedad, y 4) aceptar la necesidad
de tratamiento.[9,13]
Evaluación del insight
Actualmente los dos modelos multidimensionales del insight más ampliamente aceptados son los de David y
Amador.11
David (1990) hipotetizó que el insight oscila a lo largo de tres dimensiones; el reconocimiento de que se sufre
enfermedad mental, la capacidad para reconocer ciertos estados mentales como patológicos, y la adherencia al
tratamiento. Basándose en este cuerpo teórico, en 1990 desarrolló el SAI (The Schedule of Assessment of
Insight), entrevista en la que se valora el insight en sus tres dimensiones diferenciadas:
1) Conciencia de sufrir una enfermedad mental, 2) habilidad para reconocer como anormales los eventos
mentales como las alucinaciones y los delirios, y 3) reconocimiento de la necesidad y conveniencia del
tratamiento.13
Poco después del modelo de David, surgiría el modelo de Amador (1991), reduciendo el insight a dos
componentes principales: la inconciencia de la enfermedad y la atribución incorrecta de síntomas o de las
consecuencias de la enfermedad. A partir de estas premisas desarrolló el que hasta el momento ha sido el test de
referencia para el uso clínico, el SUMD (Scale to Assess Unawareness of mental Disorder).[9,15] Este instrumento
creado en 1993 por Amador y colaboradores, es una escala que proporciona una medida comprehensiva y
multidimensional del insight. Además, su diseño permite que pueda ser utilizada también para evaluar el insight
en otros desordenes mentales además de en la esquizofrenia. Actualmente es la herramienta de medida del
insight más aceptada por la mayoría de la comunidad científica y es el referente básico de las medidas
comprehensivas del insight en la literatura más reciente.[16-18]
El desarrollo de estos dos modelos conllevó un nuevo enfoque del insight que despertó un enorme interés en la
comunidad científica y animó a desarrollar nuevas medidas para su evaluación.
De entre las entrevistas semi-estructuradas y autoinformes desarrollados, cabe destacar por su frecuente uso en
la investigación el SALI (The Scale to Assess Lack of Insight) cuyas cuatro escalas miden 1) aceptación del
tratamiento, 2) conciencia de la eficacia del tratamiento, 3) conciencia de la posibilidad de recaída, y 4) la propia
explicación del paciente de la causa de su enfermedad; el IS (The Insight Scale), escala de 32 ítems con tres
opciones de respuesta (sí, no, y no sé) que evalúa la actitud acerca de la hospitalización, la enfermedad mental
en general, la percepción de estar enfermo, posibles cambios en el yo, percepción del entorno, control sobre la
situación y deseo de comprender la situación en la que el paciente se encuentra; y el ITAQ (Insight and treatment
attitude questionaire), primer instrumento estandarizado para medir el insight como un continuum. Éste último se
basa en la actitud del paciente respecto a la hospitalización, la medicación y el tratamiento.
Todos estos instrumentos se han mostrado válidos en la práctica clínica y reflejan la multidimensionalidad que se
le otorga actualmente al concepto de insight.
Sin embargo, a pesar de la eficacia bien demostrada de estos instrumentos, algunos pacientes aceptan de forma
pasiva la explicación de que padecen una enfermedad mental, aceptando que las vivencias extrañas (las
alucinaciones) son fruto de un desorden mental, pero sin llegar a estar convencidos de ello. Un paciente que sufre
alucinaciones, puede reconocer que éstas son causa de la enfermedad; sin embargo, cuando se le pregunta con
más perseverancia o profundidad, puede llegar a afirmar que las voces que oye son en realidad mensajes de
Satanás. La primera respuesta del paciente podría equipararse a un "Insight intelectual", opuesto a la segunda
como "Insight emocional".19 Y es que a menudo, cuando a estos pacientes se les pregunta sobre las causas de
sus síntomas, responden lo que han aprendido, y repiten que sufren una enfermedad mental y que sus síntomas
son causa de la esquizofrenia. Sin embargo, cuando analizamos con más detalle qué es lo que realmente piensan
estos pacientes, nos damos cuenta de que estas respuestas no reflejan sus convicciones reales. Frente a estos
hechos, y con el fin de encontrar un modo de evaluación más completo y profundo, surge la Beck Cognitive
Insight Scale (BCIS), desarrollada por Beck et al (2004).19 Esta escala, que ha mostrado una adecuada validez
convergente, que es discriminativa y que correlaciona moderadamente con el SUMD, se ha desarrollado con la
intención de incrementar la comprensión de las perspectivas de los pacientes sobre sus experiencias anormales,
sus atribuciones y sus interpretaciones aberrantes de acontecimientos vitales específicos. Evalúa la auto-reflexión
y el exceso de confianza en las auto-interpretaciones de las experiencias de los pacientes esquizofrénicos,
pretendiendo ser una medida más holística del insight que integra aspectos emocionales además de intelectuales.
La conciencia de los síntomas
La relación entre el insight y la sintomatología ha sido objeto de numerosas investigaciones a lo largo de los
últimos diez años,[16, 20-26] pero en la mayoría de la literatura tan solo encontramos correlaciones moderadas.
En líneas generales se ha visto que a medida que aumenta la sintomatología (positiva y negativa) la conciencia de
la enfermedad disminuye, pudiendo reducirse a una mera consecuencia o reflejo de la severidad de los síntomas
psicóticos.5
Mintz et al (2004) evaluaron la sintomatología positiva y negativa y el insight en una muestra de 253 pacientes
diagnosticados de esquizofrenia a lo largo de un periodo de un año, tomando múltiples medidas (al inicio del
trastorno, a los 3, 6 y 12 meses) y comprobaron que los sujetos con falta de insight tuvieron altos niveles de
síntomas positivos y negativos en las cuatro medidas, mientras que los sujetos con buen insight presentaban
mucha menos sintomatología.23
En la misma línea, Smith et al (2004) realizaron un estudio pionero en el que evaluaron y analizaron
separadamente los síntomas positivos y negativos en relación al insight, distinguiendo así entre la conciencia de
los distintos tipos de síntomas de forma independiente y evaluándolos de forma longitudinal. Los resultados
mostraron claras diferencias respecto a los niveles de insight de los distintos tipos de síntomas. En general, los
pacientes mostraron un mejor insight de los síntomas negativos que de los positivos a lo largo del curso de la
enfermedad, tanto en la línea base como en el seguimiento a lo largo de un año.24
Sevy et al (2004) también relacionaron los síntomas positivos y negativos con las distintas dimensiones del
insight.16 En la misma línea que las anteriores investigaciones,[5,23-25] encontraron relaciones significativas
entre la falta de conciencia de los síntomas y todas las dimensiones de la sintomatología, sugiriendo que los
pacientes son menos conscientes de los síntomas a medida que estos aumentan en el grado de severidad. Sin
embargo, comprobaron que en la falta de conciencia de la enfermedad, de las consecuencias sociales de la
enfermedad y de los beneficios de la medicación, la relación con la sintomatología era más selectiva. En concreto,
Sevy et al (2004) observaron que la falta de conciencia de la enfermedad y de las consecuencias sociales de la
enfermedad solo correlacionaba moderadamente con los síntomas positivos dejando de lado la sintomatología
negativa, interpretando que la habilidad del paciente para reconocer las consecuencias sociales de padecer la
enfermedad mental es independiente de los síntomas negativos o de la depresión. Por otro lado, la falta de
conciencia de los beneficios de la medicación solo correlacionó con ítems relacionados con la falta de atención,
dificultad de abstracción, y pensamiento estereotipado, sugiriendo que el déficit de conciencia de los beneficios de
la medicación está más relacionado con problemas cognitivos.16
Vemos pues, que a pesar de que los resultados de los estudios realizados son poco concluyentes, en la actualidad
se acepta que el insight mejora a medida que mejora la sintomatología positiva, especialmente durante los tres
primeros meses sucesivos al tratamiento con antipsicóticos atípicos.23
En un estudio realizado con 22 pacientes esquizofrénicos22 se evaluaron los niveles de sintomatología y de insight
en el momento crítico de un cambio en el tratamiento de antipsicóticos típicos a atípicos. Los datos resultantes
apoyaron de nuevo la idea de que la sintomatología positiva juega un papel mucho más importante en la pérdida
del insight que la sintomatología negativa, ya que los pacientes que mostraron una mejora más marcada del
grado de insight fueron aquellos que tenían una mayor prevalencia de síntomas positivos antes del cambio de
medicación. Después del cambio de medicación, en tan solo 6 meses, todos los síntomas positivos mejoraron
significativamente debido al nuevo tratamiento, y los niveles de insight aumentaron a la par considerablemente.
Los antipsicóticos atípicos no solo mejoraban más la sintomatología positiva de los pacientes que los típicos
cuando eran administrados a largo plazo, sino que también incrementaban el grado de conciencia de la
enfermedad, la confianza en el tratamiento, y el reconocimiento de los síntomas psicóticos.
A pesar de que el número de estudios que relacionan la sintomatología positiva de la esquizofrenia con la falta de
insight [5,16,22,25] es mucho mayor que aquellos que la relacionan con la sintomatología negativa,[20,26] no
podemos descartar una estrecha aunque bastante más moderada relación entre este último tipo de síntomas y la
falta de conciencia de la enfermedad.
A diferencia de la mayoría de investigaciones, Cuesta et al, (1998) vieron que aunque la sintomatología positiva
es un factor importante en la pérdida del insight, la falta de insight estaba más relacionada con la sintomatología
negativa que con la positiva.20 En esta misma línea, estudios recientes parecen sugerir que la sintomatología
negativa en general o algunos síntomas en particular (pasividad o apatía) también pueden llegar a reducir la
habilidad del paciente para entender la extensión de las consecuencias sociales de su enfermedad.26
Insight y función cortical
En las últimas décadas se han realizado un buen número de estudios en pacientes esquizofrénicos con la intención
de revelar una correlación biológico-cerebral entre la esquizofrenia y el insight. La mayoría de estos estudios
parecen indicar que los déficits en el insight podrían ser debidos a disfunciones cognitivas asociadas
principalmente al lóbulo frontal.[3,5,17, 27-31]
Young et al (1993) usaron como predictores de falta de insight las puntuaciones en varios tests neuropsicológicos
(entre ellos el WCST) que han demostrado capacidad para inferir el funcionamiento del lóbulo frontal. Los
resultados obtenidos mostraron una clara implicación de la función frontal en el insight, siendo los pacientes con
menos puntuación en tales tests, aquellos que mostraban un menor grado de conciencia de la enfermedad.32
De este trabajo inicial ha surgido una cascada de datos basados en tests cognitivos que parecen apoyar esta
misma idea. Rossell et al (2003) también encontraron correlaciones significativas entre las puntuaciones en el
WCST y el insight, dejando entrever que la falta de insight podría ser debida a déficits en las funciones
ejecutivas.28
Aún así, existen a su vez varios estudios que se muestran un tanto escépticos frente a la vinculación de la falta de
insight con el lóbulo frontal o con las funciones ejecutivas.[11,23,26,33-36]
Algunos autores han sugerido que la heterogeneidad en los resultados de estas investigaciones podría ser debida
al uso de diferentes escalas a la hora de valorar el insight, de tal modo que los estudios con medidas
comprehensivas del insight (Scale Unawareness of Mental Disorders, SUMD) mostrarían resultados favorables a la
hipótesis frontal, mientras que los que usan un solo ítem para medir el insight o versiones reducidas del SUMD
reportarían resultados más confusos o contradictorios.29
Sin embargo, existen estudios recientes, que a pesar de usar medidas comprehensivas del insight, no han logrado
establecer una clara relación entre las funciones frontales y la conciencia de la propia enfermedad en pacientes
esquizofrénicos. Freudenreich et al (2004) usaron el SUMD como medida del insight e hicieron un exhaustivo
estudio con un gran número de medidas neuropsicológicas centradas exclusivamente en la función frontal, y a
pesar de ello, no lograron encontrar ninguna medida cognitiva singular que se pudiera asociar a la dificultad para
reconocer los síntomas.33 En 2005, Goodman C. et al, en un estudio de características semejantes al
anteriormente mencionado, vieron que tan solo algunas pocas de las funciones neuropsicológicas examinadas
mostraron una relación significativa con el insight. En este caso, las únicas relaciones entre las funciones frontales
y la pérdida de insight se limitaron al subtest de Dígitos de la Escala de Inteligencia de Wechsler, que valora
recuerdo inmediato y capacidad de atención (y del que se ha asociado con el sistema fronto-tempo-parietal).34
Los estudios de neuroimagen más recientes parecen sugerir la idea de que la inconciencia de la enfermedad en la
esquizofrenia podría ser muy similar a la condición neurológica conocida como anosognosia, vista en sujetos
diestros con lesiones en las áreas de asociación del lóbulo frontal y/o parietal derechos.[17,30,37]
En apoyo a esta hipótesis o modelo, están surgiendo una serie de estudios que muestran que el volumen anómalo
de determinadas regiones prefrontales del hemisferio derecho (pero no del izquierdo) está asociado
significativamente con la falta de insight.[17,30]
Shad et al (2004) examinaron la relación entre el volumen del córtex prefrontal dorsolateral (CPFDL) y el insight
en pacientes esquizofrénicos en la 1ª etapa de la enfermedad (en su primera hospitalización y antes de tomar
antipsicóticos). Los resultados mostraron claramente que el volumen del CPFDL derecho (pero no del izquierdo)
de los pacientes esquizofrénicos que no tenían insight, era significativamente más pequeño que el de los pacientes
que tenían el insight preservado. Estos datos suponen un potente punto de apoyo para el modelo que equipara la
falta de insight a la anosognosia.30
Shad & Cols.(2006) dieron un paso más allá, y relacionaron dimensiones específicas del insight con subregiones
prefrontales concretas. Mostraron que la falta de conciencia de enfermedad y la mala atribución de los síntomas
en la esquizofrenia podrían tener diferentes bases anatómicas, siendo los déficits en el CPFDS los que
empeorarían el insight, y la presencia de volúmenes anómalos de la corteza órbito-frontal (COF) los que estarían
relacionados con una mala atribución de los síntomas.17
Sin embargo, recientemente y contrariamente a estos resultados, Pastore et al (2006) evaluaron los volúmenes
cerebrales de sustancia gris, los de sustancia blanca, y los volúmenes cerebrales totales del lóbulo frontal en
sujetos esquizofrénicos con falta de insight, y no encontraron correlaciones significativas entre el grado de insight
y el volumen cerebral en éstas áreas. Aunque observaron reducciones en la sustancia gris de los lóbulos frontal y
temporal de los pacientes esquizofrénicos, estos cambios eran independientes de la falta de insight, la cual cosa
sugiere que la falta de conciencia en la esquizofrenia no es explicable por la atrofia cerebral de estas regiones.36
Sin embargo, cabe señalar que los sujetos de este estudio llevaban una media de 11,4 años expuestos a
tratamiento con antipsicóticos (a diferencia de los sujetos del estudio de Shad (2006)),17 la cual cosa nos lleva a
pensar que los posibles efectos de la medicación podrían estar sesgando dichos resultados, o que los resultados
de ambos estudios no son comparables si tenemos en cuenta la diferencia entre el tipo de sujetos.
En vista de la diversidad de los resultados observados, no podemos señalar más que una tímida relación entre la
falta de insight y ciertas disfunciones cognitivas (asociadas principalmente al lóbulo frontal).
No se descarta que otras áreas cerebrales, como la corteza parietal, puedan estar también asociadas con la falta
de conciencia de déficit. Laroi et al (2000), encontraron relaciones entre déficits en algunas funciones parietales y
la falta de insight en pacientes esquizofrénicos.3 Para este autor, el lóbulo parietal parece tener un papel
fundamental en el insight de los síntomas en la esquizofrenia en general, y más en particular, en los síntomas
motores.38
Son necesarias futuras investigaciones que confirmen la implicación del lóbulo parietal en el insight. Ello
supondría, sin duda, un apoyo al modelo que equipara las similitudes de la falta de conciencia de la enfermedad
en la esquizofrenia con la anosognosia en pacientes neurológicos.
El insight y las acciones autogeneradas
Los tipos de síntomas que pueden padecer los pacientes esquizofrénicos son muchos y muy variados. Existen
teorías neurocognitivas que sostienen que la causa de algunos tipos de síntomas positivos como las fabulaciones,
las alucinaciones auditivas o las somatosensoriales podrían tener su raíz, precisamente, en un déficit de
conciencia, es decir, en un déficit en el reconocimiento de inputs internos o acciones autogeneradas.[39-46]
Los pacientes esquizofrénicos pueden mostrar síntomas que afectan a la función motora y que conllevan una serie
de déficits que en muchas ocasiones les impide distinguir entre las conductas voluntarias e involuntarias, como
por ejemplo la ecopraxia, conductas estereotipadas o la flexibilidad cérea.47 Quizás uno de los más llamativos,
aunque no muy común, sea el síndrome de la mano ajena. Los pacientes que sufren de éste síndrome, se sienten
como agentes pasivos a alguna fuerza externa, no pudiendo reconocer sus propios movimientos como autogenerados (Extienden el brazo para coger un vaso, con movimientos aparentemente normales, y sin embargo
dicen: "No he sido yo" afirmando que la máquina que está allí, o la droga que les han puesto en la comida les han
obligado a hacerlo. De algún modo sienten que sus movimientos no les pertenecen, que hay alguien o algo que
les está controlando.39
Las líneas de investigación actuales sugieren que tras éstos síntomas podría existir una importante carencia de
conciencia debida a la disfunción de ciertos mecanismos cerebrales.[44,46]
Cuando el cerebro envía una orden para mover alguna parte del cuerpo (por ejemplo, para coger un vaso), lo
hace con dos señales simultáneas. Éstas dos señales contienen exactamente la misma información, pero recorren
trayectos distintos.[41-44] La primera se dirige hacia las regiones motoras que controlan el movimiento (hacia el
grupo de músculos implicados en la acción), mientras que la segunda se dirige hacia otras regiones para
supervisar el movimiento en cuestión.48
Esta segunda información, permitiría pronosticar cuáles serán las consecuencias de nuestra acción y qué tipo de
sensaciones vamos a experimentar cuando la llevemos a cabo.[41-44] Es por esta razón que no nos extraña ni
sobresalta notar la fuerte sensación de calor en la mano cuando cogemos una taza de café caliente, ni nos asusta
oír el sonido del claxon de nuestro coche cuando lo tocamos. No nos extrañan porque este mecanismo cerebral
nos da una sensación pronóstico de "calor en la mano" o "sonido estridente" antes de que estas sensaciones
tengan lugar .
Cuando la sensación pronosticada coincide con la real, el cerebro reconoce la acción o conducta como autogenerada. Sin embargo, cuando no es así (como cuando alguien nos toca el brazo) el movimiento se percibe como
realizado por un agente externo .
Éste sistema pronóstico, en el sistema motor podría explicar porqué no somos capaces de hacernos cosquillas a
nosotros mismos, y se ha hipotetizado que en el sistema visual podría servir para estabilizar la imagen mientras el
ojo se mueve, manteniendo la constancia viso-espacial.44
En circunstancias normales, nuestra sensación pronosticada, o sensación potencial, se ajusta bastante a la
sensación real. Pero cuando sucede que nuestra sensación real no se ciñe a la expectativa, el córtex frontal
percibe la diferencia y actúa en consecuencia aumentando la atención o vigilia y adaptando la conducta a la nueva
situación.
Sin embargo, tal y como nos muestra Ford (2005), cuando la función de este mecanismo está alterada, y la
sensación real no concuerda en absoluto con nuestra previsión, el cerebro interpreta que no somos nosotros
quienes hemos realizado la acción.44
Es por esta razón, que la disfunción de este mecanismo de pronóstico podría llevar a hacer atribuciones
incorrectas sobre la autoría de las acciones, viendo en ocasiones las propias acciones como generadas por un
agente externo.49 De este modo, se cree que los pacientes esquizofrénicos que presentan el síndrome de la mano
ajena podrían tener disfunciones en el sistema de pronóstico sensorial motor, donde la errónea previsión de sus
propios actos los llevaría a no reconocer como suyas sus propias conductas, i a desarrollar las ideas delirantes de
control en el exterior.
La función básica del mecanismo de pronóstico sería reprimir (incluso suprimir) la percepción de los actos autogenerados. Esto significa que nuestra percepción no será tan sensible a los inputs pronosticados que son
consecuencia de nuestros propios actos, como a las sensaciones o inputs sorpresa que nos vienen impuestos
desde el exterior.
En apoyo a esta hipótesis, Blakemore et al (2003) comprobaron, mediante técnicas de Tomografía por Emisión de
Positrones (PET), que movimientos exactamente idénticos activaban regiones cerebrales distintas en función de si
el movimiento es atribuido al yo o a un agente externo. 45
Por otro lado, Shergill et al (2005) realizaron un interesante experimento psicofísico con el fin de determinar si la
disfunción de éste mecanismo pronóstico en pacientes esquizofrénicos podría explicar los déficits de conciencia
reflejados en las alucinaciones somatosensoriales.. Para realizarlo utilizaron una placa para ejercer presión sobre
la mano de los sujetos experimentales, conectada a un joystick que permitía aplicar fuerzas de forma gradual. Su
experimento consistió en aplicar sin previo aviso una fuerza de presión sobre la mano de pacientes
esquizofrénicos y sujetos sanos a través de la placa (estímulo exo-generado). Una vez experimentada la presión
sobre la mano, los sujetos recibían la orden de reproducir ellos mismos con el joystick y con la mayor exactitud
posible la presión que acababan de experimentar (estímulo auto-generado). Los resultados, de acuerdo con la
hipótesis, mostraron que las apreciaciones de los pacientes esquizofrénicos eran más ajustadas que las de los
sujetos sanos. Los sujetos control eran mucho menos sensibles a la fuerza percibida por su propia acción sobre el
joystick. La percepción que tenían cuando la presión era autoaplicada con el joystick (acción voluntaria) era
mucho menos intensa que cuando la presión era aplicada por sorpresa (acción involuntaria). Estas diferencias,
supuestamente generadas por el mecanismo pronóstico, explicarían el hecho de que los sujetos control no
pudieran reproducir la presión con la misma exactitud que los pacientes esquizofrénicos (cuyo mecanismo de
pronóstico está presuntamente alterado).46
Se cree que con las alucinaciones auditivas podría existir este mismo tipo de déficit.38 En condiciones normales,
el cerebro proporcionaría un pronóstico de cómo suena nuestra propia voz. Cuando utilizamos nuestro lenguaje
interior, reconocemos nuestra propia voz, a pesar de que no hablamos. Las alucinaciones auditivas podrían
explicarse por el hecho de que los pacientes esquizofrénicos serían incapaces de realizar un buen pronóstico de su
propia voz, la cual cosa los llevaría a pensar que es de otro sujeto, y por lo tanto, a creer que su discurso interno
proviene del exterior. Ford et al (2005) demostraron, mediante el uso de potenciales evocados, que existía una
diferencia significativa entre el mecanismo de pronóstico de sujetos normales y el de pacientes esquizofrénicos,
teniendo estos últimos una disfunción en el mecanismo de pronóstico auditivo (posible causa de la alucinaciones
auditivas).44
Conclusión
Durante los últimos quince años se han utilizado muchos y diversos instrumentos para valorar el grado de insight
en los pacientes con esquizofrenia. Ello ha determinado que los resultados de los diferentes trabajos lleguen, en
algunas ocasiones, a conclusiones contradictorias. Mientras para algunos autores el insight está más relacionado
con los síntomas positivos,[5,16,22,23,25] para otros, éste se relaciona sobretodo con los síntomas negativos.
[20,26] Esta falta de unificación a la hora de valorar el insight, y sobretodo, el hecho de que algunos trabajos lo
hayan valorado con un solo ítem, ha sido probablemente, el mayor problema metodológico de los estudios
llevados a cabo.
Los trabajos más recientes, que valoran el insight con pruebas más amplias y estandarizadas, como el SUMD,
[9,15] parecen coincidir en que el insight mejora a medida que mejora la sintomatología positiva y en que puede
haber un mejor insight de los síntomas negativos que de los positivos a lo largo del curso de la enfermedad.
[23,24] Ello tiene unas claras implicaciones en la eficacia de los tratamientos no farmacológicos actuales, que va
dirigidos, principalmente, a la mejora del insight en relación con la sintomatología positiva. La potencia de los
fármacos antipsicóticos, así como la adherencia al tratamiento podría mejorar si el diseño de programas de
rehabilitación para los pacientes con esquizofrenia, contemplaran el trabajo sobre la mejora del insight tanto de
los síntomas positivos como de los negativos. La adherencia al tratamiento es, sin duda, la variable que mejor
predice el pronóstico, las recaídas, la pérdida de trabajo, y la calidad de vida en general.[50,51]
El concepto de insight sigue siendo confuso, pero las diferentes disciplinas que lo abarcan parecen coincidir en que
nos encontramos ante un concepto multidimensional,[9,13,14] que implica no solamente la conciencia de padecer
un trastorno mental, sino la conciencia de que éste afecta al entorno social, de que es necesario el tratamiento
farmacológico o de atribuir los síntomas a la propia enfermedad.[9,13] La dimensión relacionada con la conciencia
del beneficio del tratamiento farmacológico es la que más claramente se ha relacionado con el pronóstico de la
enfermedad a largo plazo, a pesar que la conciencia del resto de dimensiones sea mucho menor.
Los datos aportados desde las teorías neurocognitivas, así como desde la neuropsicología y de la neuroimagen
funcional, enriquecen y contribuyen a perfilar este concepto, cuyo valor pronóstico es incuestionable.[3,5,17,2731,36,37]
Desde la neuropsicología, diversos trabajos vinculan la falta de insight de los beneficios de la medicación a una
alteración en las funciones ejecutivas, y en general, a problemas cognitivos vinculados al lóbulo frontal.21 Dichas
investigaciones son respaldadas por recientes estudios de neuroimagen que localizan el correlato anatómico de las
diferentes dimensiones del insight en distintas zonas del lóbulo frontal, [26,27,29] concluyendo que la falta de
conciencia de la enfermedad y la mala atribución de los síntomas podrían tener diferentes bases anatómicas.
El trabajo de estimulación sobre las funciones ejecutivas en los pacientes con esquizofrenia, es por tanto otro
aspecto a contemplar en los programas de psicoestimulación dirigidos a estos pacientes.
Considerando la relevancia del insight en el pronóstico de la enfermedad, es por tanto, imprescindible la inclusión
de escalas de valoración del insight entre los protocolos clínicos a utilizar inmediatamente después del diagnóstico
clínico de la enfermedad. Escalas como el SUMD o el SAI, pueden contribuir a diferenciar cuales son las
dimensiones alteradas o más preservadas del insight en cada paciente, así como a trabajar en su mejora de una
forma más coherente y orientada. No obstante, estas escalas también muestran limitaciones, puesto que no
tienen capacidad para recoger el insight emocional del que nos habla Beck,48 es decir, la disociación entre lo que
aprenden a contestar en relación con su enfermedad y lo que en realidad sienten.
Finalmente, otro aspecto que debería tenerse en cuenta, a la luz de los diferentes estudios, es que el insight no es
estable en sus dimensiones, pero tampoco lo es en el tiempo. El tratamiento y la valoración del insight deberían
considerarse una actuación permanente en la clínica de la esquizofrenia. Su medida continuada, por otro lado,
puede ser un buen indicador de estabilidad o mejora de los síntomas en estos pacientes.
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