La utilidad del tratamiento psicoterapéutico en el abordaje de algunos trastornos mentales es un hecho innegable desde la experiencia clínica pero altamente discutible desde un punto de vista
empírico. La eficacia de la mayoría de intervenciones psicológicas está aún por demostrar y la mayoría de estudios que pretenden hacerlo están lastrados por problemas metodológicos difícilmente subsanables. El primer problema reside en la propia definición de psicoterapia; hoy en
día conviven bajo el término "psicoterapia" intervenciones muy diversas que abarcan desde las técnicas de rehabilitación del deterioro asociado a algunos trastornos mentales graves como la esquizofrenia hasta intervenciones difícilmente protocolizables como el consejo matrimonial o el
"crecimiento personal". Y si el ámbito de la psicoterapia ya resulta complejo de delimitar, no lo es menos el estilo de la intervención, conviviendo enfoques tan dispares como los provenientes del
paradigma conductista y el psicoanálisis.