Sabemos que el niño mal comedor es una consulta muy frecuente en pediatría.
En las primeras edades la entrevista con los padres permite orientar mucho mejor el diagnóstico. Estas entrevistas, también formalizadas a través de cuestionarios como el ABOS para padres, por ejemplo, buscan sobre todo dos objetivos, primero facilitar la expresión de las dificultades o conflictos en la relación con el/la hija/o y segundo obtener una idea clara sobre la familia y el niño/a en torno a antecedentes dietéticos, personalidad, existencia de anorexias, etc…
Hemos visto que a menudo la anorexia empieza a partir de un acontecimiento y es importante rastrear con tacto no tanto el hecho concreto en sí, sino lo que esto pudo suponer como estímulo que alteró un equilibrio relacional que no se ha podido abordar de otra manera.
En la etapa prepuberal, los diagnósticos suelen ser de EPNOS o de Anorexia atípica ya que es fácil que falte alguno de los criterios para el diagnóstico completo (DSM_IV o CIE 10). Por ejemplo, si hablamos de prepuberales, la amenorrea secundaria como tal no estará presente como criterio válido; también la distorsión de la imagen corporal está menos presente. Es muy importante el contacto con el pediatra y tener en cuenta los criterios de desarrollo.