La definición enunciada por LILIENFELD de epidemiología como la disciplina dedicada al estudio de la distribución de una enfermedad en el espacio y en el tiempo dentro de una determinada población, así como la descripción y detección de los factores que influyen sobre esa distribución, pensamos que aún hoy tiene toda su validez. MUÑOZ, lo expresa de una forma más gráfica: "La epidemiología psiquiátrica investiga sobre quiénes, dónde, cuándo y, eventualmente, porqué llegan a ser enfermos mentales los indivíduos. Constituye, así, un cuerpo de conocimientos fundamental dentro del campo de la Psiquiatría Social que va a servir no sólo para el desarrollo racional y planificado de los servicios asistenciales psiquiátricos y de programas de Psiquiatría Preventiva, sino también como aportación de información básica sobre la que se puedan construir unas bases para una teoría de la salud y la enfermedad mental". En el terreno de la Epidemiología en Psiquiatría y Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia se podrían añadir algunas cuestiones más que se incluyen en las preocupaciones de la Epidemiología: qué trastornos son propios del momento evolutivo y cuáles son los que no se corresponden con esa situación y el seguimiento longitudinal de los trastornos para intentar delimitar la evolución de ellos en la vida adulta y/o la especificidad de ellos.
Estamos con KÖVESS para afirmar que a lo largo del tiempo han existido diversas preocupaciones en la epidemiología psiquiátrica: buscar un lenguaje común (con la especial relevancia de intentar realizar una nosología psiquiátrica adecuada), detectar lo que se ve (la consecuencia lógica fueron los intentos de recoger datos adecuados y que aportaran información sobre la naturaleza y características de los padecimientos mentales), detectar casos nuevos (fue la época de la realización de cuestionarios y checklist) y, por fin, una nueva búsqueda de un lenguaje común (ya con unas perspectivas más actualizadas e intentando unificar tendencias teóricas y modelos comprensivos).