Uno de los temas más abordados en el ámbito de la psiquiatría es, sin lugar a dudas, el duelo. Se trata de un estado de pérdida al que se asocian ciertas manifestaciones afectivas (pena, desconsuelo, desesperanza, etc). El primer estudio serio que conocemos sobre este asunto se debe a Freud, en su obra Duelo y melancolía, en la que lo asocia a la ??pérdida de un objeto de amor?.
La psiquiatría actual restringe este concepto a la muerte de un ser querido y así queda reflejado en las Clasificaciones Internacionales de Trastornos Mentales. Sin embargo, la realidad de los pacientes que atendemos diariamente va por otro camino: el de la aparición de muchas situaciones de pérdida que no se corresponden con la muerte, sino con circunstancias diversas que atañen a la vida sentimental: separación, divorcio, distanciamiento, rupturas, etc. En esta línea, consideramos al duelo en su sentido clásico, ya que se da la paradoja de ser una concepción muy actual.
Estudiamos entonces cómo se producen las rupturas sentimentales, lo que nos ha llevado directamente a diferenciar dos tipos de duelo: a) uno en el que desaparece el ??objeto externo? y que exige un trabajo de asimilación (tipo I) y b) otro en el que se pierde la ??representación del objeto amado?, que no suele mostrar una elaboración cuando acuden a nosotros y que, además, producen cuadros depresivos crónicos debido a su estancamiento (tipo II).