En los últimos años se ha multiplicado la literatura sobre la relación entre los trastornos de la alimentación y el trastorno obsesivo compulsivo. Aunque existen evidentes relaciones de comorbilidad y neuroquímicas, se puede concluir que, ni desde el punto de vista fenomenológico, ni por los resultados de otros estudios, puede sustentarse que los trastornos de la alimentación se contemplen como trastornos obsesivo-compulsivos. Por otro lado el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo es uno de los mayores problemas terapéuticos actuales de la psiquiatría. Aunque ha habido muchos intentos de tratamiento, las únicas terapias que han proporcionado una mejoría del cuadro hasta la fecha son los fármacos antidepresivos (serotoninérgicos e IMAOs) y técnicas de psicoterapia conductual. Los resultados sin embargo no pueden considerarse enteramente satisfactorios. Algunas comunicaciones informan que los antagonistas de la testosterona, pueden reducir los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo.