La Organización Mundial para la Salud estima que la depresión afecta aproximadamente a 400 millones de personas, siendo los inhibidores de la recaptación de serotonina, el grupo de antidepresivos más prescritos para tratar la depresión en nuestra actualidad. En general se trata de fármacos bien tolerados, presentando entre sus efectos adversos más frecuentes los gastrointestinales (náuseas, vómitos o diarrea) y los neuropsiquiátricos (ansiedad, cefalea e insomnio). En los últimos años se han publicado varios casos en la bibliografía de alteraciones hemorrágicas en pacientes tratados, lo que plantea la posibilidad de que éstos interfieran incrementando el riesgo de sangrado al alterar el número de plaquetas o la función de éstas.