Antonio Cano se dedica a comunicar qué es la ansiedad y el estrés. Su tesis se basa en remarcar que no hacen falta ansiolíticos, sino que el entrenamiento y la información son mejores para los pacientes que las pastillas. Estos días de aislamiento general en Madrid y el resto de España, el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, se encarga de mantener la estabilidad emocional de médicos, enfermeros y ciudadanos a los que el encierro en casa les afecta de manera negativa. “El aislamiento es estresante, pero depende de cómo lo interpretemos”, asegura desde su domicilio. En esta crisis del coronavirus, volvemos a charlar con algunos de los vecinos que se asomaron a nuestro patio de vecinos de El País Madrid para ver cómo están viviendo el confinamiento. “Casi nadie quiere admitir que está deprimido”, nos contó en noviembre de 2008 Cano.
¿Habrá más personas con ansiedad debido al encierro por la crisis del coronavirus?
Es previsible que vaya a haber un repunte de problemas de ansiedad en aquellas personas que lo estaban superando, y con esto tengan una recaída. También puede que aparezca algún caso nuevo de personas que estén llevando mal estrés que estamos viviendo y que tiendan a hacer anticipaciones catastrofistas.
¿Cómo nos afecta emocionalmente el aislamiento?
Aparte de la posible ansiedad, puede provocar que estemos más irritables, y en vez de pagarlo con nuestro jefe lo vamos a pagar con nuestras familias. Pueden aparecer problemas de sueño: tengo todo el tiempo del mundo para dormir pero no me duermo, entonces tengo un problema, y se crea la pescadilla que se muerde la cola.
¿Algún consejo para evitar llevarlo mal?
El aislamiento es estresante, pero también depende de cómo lo interpretemos. Yo puedo hacer lo mismo que todos los días y sin embargo sentir estrés por saber que no puedo salir. Hay que mantener la rutina: levantarse, acostarse, mantener los autocuidados y la higiene personal. De lo contrario, existe riesgo de caer en depresión.
Intentar mantener una vida normal.
Sí, y marcarse objetivos que nos transmitan emociones positivas. Una meta para todos es acabar con la infección, para que personas mayores y personas con patologías previas no se contagien. Pero también hacer cosas para las que no tenemos tiempo. Por ejemplo, limpiar más a fondo mi espacio o visitar virtualmente un museo.
¿Es más fácil que la gente reconozca que está triste en esta crisis?
Sí, va a haber una mayor expresión emocional. Los españoles somos buenos en eso, sobre todo con el humor.
El estrés suele venir por la falta de tiempo, por ir corriendo de un lado para otro… En esta crisis ese modo de vida ha desaparecido.
El aburrimiento también puede provocar estrés, para algunas personas no saber qué hacer puede ser insufrible. Es paradójico, como los padres que se quejan de que no ven a sus hijos y ahora que pueden, se quejan también.
¿Cómo pueden llevarlo mejor las personas que están solas?
Las personas que están viviendo esto solas no tienen el amortiguador del apoyo social. Deberían mantener el tiempo ocupados y usar la telecomunicación para hablar con sus seres queridos, en vez de sufrir porque no pueden verlos.
¿Cómo influyen los medios de comunicación?
Que el coronavirus sea monotema provoca que solo atendamos a algo problemático. En vez de vivir una vida normal, estamos todo el rato en alerta. Y la vida tiene más cosas aparte de este problema. No podemos estar todo el rato procesando información amenazante; basta con mirar dos veces al día noticias de fuentes fiables.
¿Hay diferencia en la respuesta de las personas en Madrid, que el aislamiento ha sido más progresivo, que en otras ciudades?
El hecho de que hayamos ido por delante en la capital (por decirlo de alguna manera), puede ayudar a habituarnos mejor. En otras ciudades les puede costar más adaptarse porque el estado de alarma les ha sobrevenido.
¿Cómo afecta al personal sanitario emocionalmente?
Si ya tenían estrés antes por falta de personal, ahora es mucho peor, porque el personal se va a ir diezmando al irse infectando. Ni siquiera tienen suficiente material. Les doy información sobre qué es el estrés. Ellos están tratando a personas mayores o con enfermedades crónicas, pero también están expuestos a demandas de personas jóvenes que quieren que les atiendan en ese momento. Es frustrante para ellos.
¿Los psicólogos tendrán más trabajo cuando esto acabe?
En principio sí porque, tras un problema como este, habrá que recuperar lo que se ha avanzado con muchos pacientes. Pero también puede haber una pérdida, como sucedió tras la crisis de 2008, porque la gente no pueda pagarlo.
¿Saldremos más unidos como sociedad?
Saldremos reforzados, más cohesionados como grupo. Sabremos agradecer su trabajo a ciertos colectivos y eso es bueno para esta sociedad. Pero se nos olvidará. Como pasó en la crisis económica de 2008, que la gente siguió pidiendo créditos al 30%, no habían aprendido nada.
¿Cómo lo está llevando usted?
Yo de por sí trabajo muchas horas en casa, así que es un poco más de lo mismo, y trabajo en temas similares y con medios de comunicación. Estoy guardando mis rutinas, mis horarios, mis autocuidados y me tomo el encierro como una oportunidad para sacar adelante cosas.
UNA PROPUESTA DE ENTRETENIMIENTO
"A mí me gusta mucho el cine. Alquilamos una película y luego la comentamos en familia. Eso enriquece el ambiente en casa. Recomiendo buscar películas que tengan más de un 7 de calificación en Film Affinity", afirma.
