Ahora que las vacunas contra la COVID-19 están aprobadas para su uso en muchos países, el principal desafío es la vacunación masiva de la población mundial y el esfuerzo logístico que conlleva, tal y como se describe en un editorial de BMJ Global Health.
Se podría pensar (y estar en lo cierto) que la distribución de las vacunas y su administración va a ser particularmente complicada en los países de ingresos medios y bajos. Aún así, el desarrollo del proceso de vacunación también ha sido lento en países de ingresos altos, a pesar de su infraestructura de salud avanzada y su capacidad logística.
En cuanto a las cadenas de suministro, los autores señalan que los transportes de enlace son más lentos en los países de ingresos medios y bajos, y que las instalaciones sanitarias están menos equipadas. Pero añaden, que el transporte de carga para la distribución de las nuevas vacunas con un proceso de pago más seguro podría favorecer la distribución de otros medicamentos esenciales necesarios para salvar vidas.
Conseguir que las vacunas lleguen a ser correctamente administradas en sus destinatarios también tiene sus propios desafíos. Para garantizar que no se desperdicie ninguna dosis de la vacuna, los centros sanitarios deberán programar a qué pacientes van a administrar la vacuna, tarea complicada si los recursos de comunicación y de disponibilidad de personal son escasos.
La entrega a tiempo de las vacunas contra la COVID-19 a la población mundial va a requerir un enfoque estratégico que involucre a las partes interesadas, desde gobiernos hasta el sector privado, concluyeron los autores.
