resumen del debate sobre la telepsiquiatía y e-health tras el Covid.
"¿Qué ha significado la salud digital? Ha significado el poder sobrevivir en un momento en el que inesperadamente perdimos la posibilidad de tener el contacto físico con los pacientes", declara Josep Antoni Ramos Quiroga, doctor en Psiquiatría y Psicología Clínica por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), durante el primer día del XXIV Congreso Nacional de Psiquiatría en el Palacio de Congresos de Valencia.
Ramos afirma que la telemedicina se ha resuelto con el teléfono. "Con una tecnología de hace 10 años. Hay centros concertados que han recibido el mismo pago por hacer una llamada de teléfono", comenta el doctor. No obstante, puntualiza el enorme vuelco que ha habido hacia la docencia. "La pandemia ha sido una posibilidad para hacer innovaciones de tipo docente", comenta Ramos.
Asimismo, cuenta el psiquiatra que las videocámaras han sido fundamentales para hacer primeras visitas con gente que no se atrevía anteriormente. El Covid, explica Ramos, ha traído cosas buenas como, por ejemplo, ahora ya con la tarjeta sanitaria se puede ir a recoger la medicación, todos los ordenadores tienen videocámara y contamos con plataformas seguras...
"No nos engañemos, alrededor de lo es el foco de la salud mental, hay mucho negocio. La pandemia ha puesto de manifiesto las miserias de muchos aspectos como la sanidad o la educación… Ahora tenemos una gran cantidad de personas que tienen trastornos mentales. La suerte es que ahora se transmite la idea de que si te encuentras mal, debes consultar. Antes eso no pasaba. Pero ahora viene la frustración, porque en el público te ven dentro de 2/3 meses", lamenta el doctor. Y es que se están rompiendo muchos estigmas con la salud mental, pero lo que no consigue cambiar, cuenta Ramos, es el sistema público de salud.
"La pandemia ha acelerado el futuro, es algo que iba a llegar de todas maneras. Pero lo más importante ha sido la supervivencia", coincide Pedro Moreno Gea, médico y doctor en psiquiatría, con Ramos. Moreno hace hincapié en que el sector privado se ha adaptado mejor a la pandemia frente a lo público que no ha tenido suficientes recursos. "No es lo mismo una videoconferencia de 45 minutos que una llamada de teléfono de 5 minutos", lamentó el psiquiatra. Según Moreno, disponemos de muchas herramientas, pero " cada herramienta puede tener una utilidad diferente que hemos de encontrar".
Por ello, destaca que debemos definir para qué utilizamos cada cosa. "Una llamada de teléfono puede ser para cambiar una cita, una puntualización momentánea o un efecto secundario. En cambio, una videollamada puede ser muy útil para un anciano con movilidad reducida o un informático que prefiereser atendido desde casa y, finalmente, el WhatsApp o e-mail también tienen su campo. Debemos definir para qué vamos a utilizar todas estas armas y cuando vamos a elegir presencial o telepsiquiatría", considera Moreno.
La pregunta que se plantea el doctor es: ¿Qué hacemos presencial y qué online? "Este es el reto que se abre a todos los profesionales", puntualiza Moreno.
Por su parte, Juan José Martínez Jambrina, psiquiatra y director de salud mental del área sanitaria de Avilés, comenta que la época de la pandemia actuó de forma prudente. "Hemos logrado que los que viven en zonas rurales utilicen herramientas telefónicas, por ejemplo. Pero si no hay confianza o contacto previo físico, es muy difícil que haya esa motivación para acudir a la telepsiquiatría. Las herramientas son útiles si hay detrás una persona que sepa manejarlas", afirma Martínez.
También ha hecho hincapié el psiquiatra en que debemos reflexionar sobre la mirada "paternalista" con la que tratamos al paciente. Asimismo, durante el debate se ha comentado que vamos camino a servicios híbridos. Y, para ello, la sociedad científica debe poner regulaciones y consensos porque existen riesgos, ya que no solo hay iniciativas profesionales sino de otras industrias con otros intereses.
