Resumen
Las mujeres están sometidas a altas presiones ambientales y biológicas que ponen en riesgo su salud mental, especialmente en relación con las etapas críticas del ciclo reproductivo (menstruación, embarazo, menopausia, etc.). Durante esas etapas el riesgo de padecer depresiones y otros trastornos emocionales es el doble que en el varón. La prevención de tales riesgos implica cambios en los estilos de vida, en los hábitos psicofísicos e higiénico dietéticos. Concretamente, las pautas nutricionales, sobre todo concernientes a elementos esenciales, deberían ser especialmente cuidadosas, para evitar déficits que impliquen riesgos biológicos y cerebrales.
Entre dichos elementos esenciales se encuentran los ácidos grasos omega 3, cuyas cantidades en la ingesta son habitualmente inferiores a las mínimas recomendadas, en torno a 500 mg día de compuestos equilibrados en EPA+DEA. Las deficiencias de estos se han relacionado con aumento de riesgo de depresión y otros trastornos, y con deficiente respuesta a los tratamientos habituales. La suplementación con omega 3 se ha revelado en numerosos estudios, consensos y meta-análisis, como un método eficaz para prevenir y tratar estados depresivos en la mujer, especialmente en las etapas críticas, comportando adicionalmente beneficios para otros aspectos de la salud femenina (síntomas disfóricos, síndrome menopáusico, protección cardiovascular, etc.), así como mejor desarrollo fetal y cerebral cuando se aplica durante el embarazo.
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Créditos de la imagen: Fujifilm FinePix S5600, por Javier Pais, en flickr.