Antoni Bulbena, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona y Director de la INAD, Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones, del Parc de Salut Mar de Barcelona, clausuró el XV Curso de Investigación en Psiquiatría, celebrado recientemente en Vigo.
Bulbena compartió con el centenar de participantes su dilatada experiencia clínica, docente e investigadora sobre los trastornos de ansiedad. Para este especialista la ansiedad es el trastorno más infradiagnosticado. Muchos pacientes no llegarán nunca a saber qué les sucede y además la demora diagnóstica en todos los países es de 10 a 30 años. Estos pacientes no suelen acudir al médico. Y además, la mayoría no presenta ansiedad como síntoma principal y solo se advierten sus repercusiones físicas.
En su intervención Bulbena explicó que la ansiedad está asociada a enfermedades orgánicas. Las personas con ansiedad tienen hiperlaxitud articular y nuevos estudios acaban de publicar que también se advierten aspectos cerebrales diferenciados. Son comunes en muchos pacientes los problemas de coagulación o tiroides y por eso defiendo un modelo de atención integral en los hospitales que tenga en cuenta lo físico, lo mental y lo ambiental. Hay que abordar estos casos con respeto. A veces se habla de la ansiedad como una enfermedad de segunda cuando es realmente pesada de llevar y tiene síntomas físicos importantes.
Aunque la mayoría de los casos los atiende Primaria, es necesario acudir al especialista cuando la sintomatología física sea aguda y aparezcan problemas respiratorios, temblores, ahogo... Este conjunto sugiere que está alterado el sistema nervioso vegetativo y si a mayores se da un estado subjetivo incómodo con desasosiego e hiperpreocupación y hay limitaciones en la vida diaria entonces se debe pedir ayuda especializada para impedir que el paciente caiga en conductas de evitación y se encierre.
En el caso de los niños, Bulbena comenta que un artículo reciente profundiza en algo que todas las abuelas conocen y es que personas que de mayores sufren ansiedad, agorafobia o ataques de pánico padecían de niños muchos dolores abdominales. Es la forma que tenían de expresar algo tan complejo. En Barcelona hemos comprobado que menores con más laxitud articular presentan años después más probabilidades de sufrir un trastorno de ansiedad.
También influye la inhibición cultural durante la infancia y es fundamental el apego del niño a la madre durante el primer año de vida. Si el vínculo es fuerte el menor se siente protegido y hay menos probabilidades de padecer este trastorno.
Respecto a la cronicidad, es un trastorno que está latente toda la vida. Es algo muy orgánico, muy bioquímico y también muy subjetivo y eso ofrece buenas avenidas por las que trabajar. Si lo orgánico se controla y en lo subjetivo se ayuda se puede logra runa buena calidad de vida.