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Actualidad y Artículos | Enfermería   Seguir 7

Artículo | 18/02/2001

La influencia de la cultura en la salud y la enfermedad mental

  • Autor/autores: Silvia Federici, María Inés Games, Sonia Claudia Rabosto y Paula Inés Montaña.

    ,Artículo,Enfermería,


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INTRODUCCIÓN

Como enfermeros no es una novedad plantear que los trabajadores en general se encuentran en los tiempos actuales de nuestro país expuestos a situaciones de presión psicológica. Bajas remuneraciones, el peligro de engrosar en cualquier momento la lista de desocupados, en un país en el que la desocupación es igual a quedar fuera del sistema ya que, a diferencia del primer mundo los subsidios por desempleo brillan por su ausencia, son ingredientes actuales de presión, que se suman a otros, más tradicionales, relacionados con el peso de la tarea.

Tampoco es novedad el reparar en que los trabajadores de la salud se hallan especialmente presionados por cuestiones relacionadas con infraestructuras sanitarias deficientes, en las que la salud no representa exactamente un valor considerado por el colectivo social. Se exige al trabajador que casi con nada, resuelva cuestiones de vida o muerte.

Más allá de estas exigencias locales, se multiplican aritméticamente en todo el mundo los estudios que relacionan un conjunto de patologías psicofísicas con el stress propio de la tarea del sanitarista; sería lo que en términos generales se ha dado en llamar últimamente “síndrome de burn out”.

Tal vez no nos equivoquemos al postular que es el sector de enfermería aquel que suele estar más expuesto a este grupo de patologías, tanto por su contacto directo con el paciente, como por la exigencia que tradicionalmente se ejerce sobre el enfermero, del que se espera que sea un conglomerado de “conocimiento, bondad y entrega” (Morrison).

Y por supuesto que estos no son sólo factores de exigencia contextual, sino que el mismo enfermero se exige cumplir con esta clase de valores.

Y esto no está mal. Tal vez sobre estos valores se asienten las capacidades y funciones específicas del enfermero como “cuidador”.

La presencia del enfermero en relación cercana con el paciente suele tener una importancia fundamental en la evolución clínica.

Y, aunque, como ya dijimos, ninguno de estos factores de presión son novedosos, es llamativa la falta de implementación concreta de mecanismos que alivien al enfermero frente a los riesgos psicológicos de la tarea.

Así las cosas, cabe preguntarse cuales serían las condiciones, los pilares a partir de los cuales la tarea de enfermería pueda desarrollarse en la cercanía con el sujeto-persona, sin por ello convertirse en la causa de enfermedades del profesional, a partir de mantener una distancia operativa; poder empatizar con el paciente, sin quedar a expensas de los riesgos de la hiperimplicación (Morrison).

Podemos postular que estas condiciones podrían ser las siguientes:

a) Estudio de las técnicas específicas de la enfermería transcultural

b) Conocimiento de la cultura y el sufrimiento psíquico de las personas

c) Conocimiento de la psicología del vínculo enfermero-persona a cuidar.

d) Conocimiento de las relaciones existentes entre la psicología

institucional y la consideración de los patrones culturales (desde su

aspecto más abarcativo como Hospital, clínica, sanatorio, hasta su sentido

más cercano como equipo terapéutico, equipo de salud mental, equipo de

quirófano, etc.)

e) Conocimiento de la propia psicología subjetiva a partir de la cultura de

cada enfermero en particular.



La condición que designamos como técnicas específicas de la enfermería es objeto de la formación académica mas o menos institucionalizada a través de la Universidad, grupos de estudio, etc., mientras que el conocimiento de la subjetividad del enfermero está relacionado con unas estrategias más individuales psicoanálisis, técnicas para nutrirse a sí mismo, y habilidades fundamentales como el entendimiento cultural cruzado, conocer por que y cómo las personas de distintas culturas actúan de la forma que lo hacen, basarse en la comunicación intercultural, para apreciar las diferentes aperturas, sinceridad, expresión emocional, introspección e incluso locuacidad, y habilidad de escucha, ser un facilitador para la resolución de conflictos y en la capacidad de acordar interacciones que puedan tender a ser incoherentes con el sistema de valores y creencias de las personas y sus familias.

La cualidad de la flexibilidad la describimos como la capacidad de absorber cambios modificando expectativas, reajustando normas y estereotipos operativos anticuados, y ensayando nuevas conductas.

Y toda aquella estrategia que tienda a la “consciencia de sí mismo”.

Es objetivo primordial como enfermeros la construcción de un dispositivo a mitad de camino del grupo de reflexión de la tarea y un programa de estudios de la teoría transcultural, que dé cuenta de la subjetividad, tanto del estudiante, del enfermero y de las personas con sufrimientos psíquicos para generar un vínculo transcultural profundo.

DESARROLLO

El ser humano es una totalidad cuyo bienestar exige el desarrollo de prácticas personales de salud, tanto físicas, mentales, como sociales. Si la salud es una construcción social, es necesario recordar nuestra capacidad de tomar decisiones, ser responsables de la propia salud y consciente de la ajena, siendo así posible sumar “conductas saludables”.

Al ser la salud un derecho de todos, además de una responsabilidad personal y compartida, afirmamos que el proceso de salud enfermedad es un bien compartido.

Al pasar los años sabemos que las enfermedades mentales suman un alto porcentaje, que ni los niños escapan de esta tendencia, por lo tanto en este nuevo milenio habrá mayor cantidad de personas que entrarán en riesgo de sufrir trastornos mentales.

La Salud Mental es la que nos permite encontrarle sentido a todas las situaciones o circunstancias que se nos presentan en la vida.

Desde nuestra mirada enfermera/o – persona con sufrimiento psíquico e inmersa en una realidad multicultural, necesitamos descubrir dimensiones relevantes que nos hagan reflexionar sobre el cuidado enfermero en las diversas culturas con relación a la salud mental, cuidado humano, y enfermedad mental.

Si cuidar es antiguo como el mundo y tan cultural como la diversidad de la humanidad, la ciencia de los cuidados está unida a la cultura. Es nuestro interés enfatizar sobre el cuidado desde un aspecto histórico, teórico, filosófico y metodológico, para que los cuidados enfermeros en Salud Mental no olviden los conocimientos transculturales relacionado con el cuidado de personas que valoran su herencia cultural y sus estilos de vida.

Son afirmativamente ejes para nuestras decisiones y acciones en la atención de enfermería.

Por lo expuesto, es esencial comprender la diversidad y la universalidad del cuidado humano transcultural.

Cuidar empieza por uno mismo y está íntimamente relacionado con las propias y previas experiencias, con los cuidados y con la cultura en la que se nace y en la que se vive.

En el enfoque de Madeleine Leininger “ cuidar, las acciones dirigidas a ayudar, apoyar o capacitar a otro individuo (grupo) con necesidades reales o potenciales a aliviar o mejorar la situación humana o modo de vida”, tomando en consideración la cultura del ser humano.

Dicha autora afirma que la ceguera cultural, el shock, la imposición y el etnocentrismo por parte de ciertos enfermeros reducen en gran medida el descubrimiento de conocimientos y, consecuentemente, la calidad de los cuidados proporcionados a los pacientes.

Afirma que los cuidados culturalmente congruentes son los que dejan a las personas convencidas que han recibido unos “buenos cuidados” y son una poderosa fuerza sanadora para la salud.

La intervención de Enfermería puede reflejar cualquiera de las formas de cuidados que preserven o mantengan los estilos de vida familiares, y acuerden dar cierta parte de aquellos o establecer un nuevo patrón o estructura actual, desde una actitud profesional que comunique sensibilidad hacia e interés en los conocimientos rudimentarios sobre prácticas de curación tradicional.

Todo esto posibilita aprender un abanico completo de sus creencias y comportamientos relacionados con la salud.

Sino fuera así la desacreditación de la experiencia personal o su desestimación resulta dolorosa.

Otra intervención implica ayudar a las personas, acordando con ellas una manera de adaptación activa, saludable que requiere de la Enfermería una sensibilidad para considerar los complejos factores que influyen en las respuestas de las mismas.

El enfoque del cuidado culturalmente aceptable y apropiado que permita el cambio hacia patrones de comportamientos nuevos o diferentes que para ser aceptables y congruentes necesitan de normas con sentido común, ser satisfactorias y beneficiosas.

Cambiar la visión de una persona sobre los acontecimientos requiere alterar el significado que la situación tiene para sí misma, es más frecuente y menos riesgosa establecer prácticas parciales, graduales y con consideración de los tiempos personales para adaptarse a los cambios.

El concepto de tiempo está arraigado en cualquier orientación cultural básica.

Las culturas orientadas hacia el pasado como los chinos, peruanos, bolivianos, y otros se esfuerzan por mantener las costumbres y las tradiciones de las generaciones precedentes.

Las orientadas hacia el presente se centran en los sucesos actuales de la vida diaria, pero es posible que no se ajuste necesariamente a un esquema.

La mayoría de las culturas con orientaciones hacia el futuro utilizan el hoy como una herramienta para alcanzar metas futuras.

Observamos que para las culturas que se sienten identificados con la naturaleza como los nativos americanos este concepto lineal del tiempo es difícil de entender.

En las personas con alteraciones mentales aparecen percepciones del tiempo erróneas ya que el mismo puede transcurrir demasiado lento o demasiado rápido.

Muestran una incapacidad para ajustarse a esquemas temporales. Pueden estar basados en su orientación cultural o en la enfermedad psiquiátrica.

Si el personal de enfermería no detecta la diferencia, el establecimiento de una asistencia eficaz resultará difícil. .

Cada cultura tiene sus prácticas, sus creencias, sus valores, sus tradiciones y estas son profundamente válidas e importantes en el fenómeno de cuidar.

La enfermería en Salud Mental y Psiquiátrica, ha tenido, tiene y tendrá una función histórica- política que rescató de los procesos sociales, los conocimientos, éxitos y fracasos del ser humano, su lucha por el bienestar y la pérdida del mismo.

En esta comunicación queremos recordar como los distintos grupos y subgrupos sociales desarrollan distintas pautas culturales para resolver sus problemas, también diferentes.

La diversidad de los problemas en las personas, requerirán una resolución de los mismos teniendo en cuenta las diferentes creencias, sistemas de valores, estilos de vida y herramientas, que faciliten la instrumentación de las pautas específicas de cada cultura, para su sanamiento.

El cuidado transcultural es una ontología: una manera de ser, una manera de mirar, de pensar, de compartir y de participar con el otro y de descubrir la experiencia que permite al mismo tiempo el conocimiento propio. Cuidar es un fenómeno social y cultural, una ciencia social y humana que necesita preparación, conocimientos, y trabajo en campo.

Para cuidar a personas de otras culturas hay que desarrollar una competencia cultural modelada por los valores y creencias propias con consideración habilidad y conocimientos de las diferentes culturas.

Escuchar a las diferentes personas expresar sus preocupaciones, denominadas < lenguajes de sufrimiento> varían ampliamente las expectativas específicas de patrón social, pueden ser familiares o no, para el profesional de Enfermería, por lo tanto el conocimiento de los patrones culturales predecibles pueden resultar saludables para nuestras intervenciones efectivas.

Se cuida al patrimonio de la humanidad cuando se aprende a cuidar, a respetar y a reconocer a los seres humanos de cada cultura incluyendo la propia.

Es cierto que no es posible conocer de todas las culturas del mundo, pero se trata de descubrir que la cultura no es fija, ni esta siempre en movimiento: la cultura que se ha transmitido de varias generaciones y la cultura que se adquiere, la cultura que da significado a todo lo que nos rodea y que da un sentimiento de pertenencia.

Las formaciones europeas y americanas son diferentes y por eso podemos enriquecernos unos a otros.

Cuidar desde la cultura constituye una ciencia del enfermero sin que eso quiera decir que se tiene el monopolio de cuidar, cuidar es universal y no distingue ni cultura, ni raza, ni edad, ni grupo profesional, es propio a todo ser humano, aunque existen innumerables diferencias culturales.

CONCLUSIONES

Nuestro desempeño como enfermeras y docentes, nos facilitan la implementación de los cuidados transculturales en las Instituciones donde desarrollamos nuestra actuación profesional, y fundamentalmente nos vemos abocados en el trabajo desde las Areas de Atención Primaria del Municipio, donde tenemos la posibilidad de percibir a las personas con sus diversas culturas que luego serán derivadas a las Instituciones de Atención Secundaria, y a partir de la continuidad de los cuidados podemos ir definiendo una nueva manera de proceder de la Enfermería Universitaria, que como eje adhiere a este modelo transcultural descripto por Madeleine Leininger.

Cuando el personal de Enfermería considera a cada paciente como una persona única y dinámica que se desenvuelve en un contexto sociocultural, la asistencia sanitaria culturalmente apropiada llegará a convertirse en una realidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Libros



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Grzegorczyk Andrzeg. “Hacia una síntesis metodológica del conocimiento”. México.

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Palabras clave: Salud, cuidados, cuidados transculturales, bien compartible.
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