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La investigación ha demostrado que el sistema inmunitario está vinculado a determinados trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar. La esquizofrenia en concreto está vinculada al sistema del gen HLA, el cual se localiza en el cromosoma 6 en los seres humanos. El sistema HLA controla muchas de las características del sistema inmunitario.
Según la investigadora principal, Profesora Iris Sommer (Departamento de Psiquiatría, Centro Médico de la Universidad, Utrecht, Países Bajos): «Las ideas en torno a los antiinflamatorios en la esquizofrenia han sido contrapuestas, pero este análisis reúne los datos de 26 estudios comparativos aleatorizados de doble ciego y proporciona evidencia significativa de que algunos antiinflamatorios (no todos) pueden mejorar los síntomas de los pacientes con esquizofrenia. En concreto, el ácido acetilsalicílico, los estrógenos (en las mujeres) y el antioxidante común N-acetilcisteína (Fluimicil) muestran resultados promisorios. Otros antiinflamatorios, como celecoxib, minoxiclina, davunetida y ácidos grasos no muestran un efecto importante».
La Profesora Sommer continuó: «El estudio nos hace percatarnos de que necesitamos ser selectivos con respecto a cuál antiinflamatorio utilizar. Ahora que sabemos que algunos efectos se reproducen, debemos refinar nuestros métodos para ver si podemos convertirlo en un verdadero tratamiento. Acabamos de iniciar un estudio multicéntrico utilizando simvastatina para reducir la inflamación en el cerebro de pacientes con esquizofrenia. Estudios como este proporcionaran la prueba de concepto para actuar específicamente sobre el sistema inmunitario en la esquizofrenia».
En sus comentarios para el ECNP, el profesor Celso Arango (Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid) dijo: «La inflamación y la lesión oxidativa al parecer son factores importantes en diferentes trastornos mentales. Se ha demostrado que los pacientes con diferentes trastornos mentales, incluida la esquizofrenia, tienen una reducción de los antioxidantes en el cerebro, así como un exceso de marcadores inflamatorios. Modelos animales y estudios clínicos han demostrado que los antioxidantes y los antiinflamatorios podrían no sólo reducir los síntomas que acompañan a los trastornos, sino también evitar la aparición de anomalías neurobiológicas y la transición a la psicosis si se administran en una etapa temprana durante el desarrollo del cerebro. Esta investigación es un paso hacia la posibilidad de un mejor tratamiento, pero necesitamos más investigación en este campo, sobre todo con sujetos más jóvenes en los que podríamos esperar una mayor plasticidad en el cerebro».
