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La investigación ha sido realizada por el equipo de la Dra. Isabel Jacobson, del Centro de Investigación de Salud Naval, dependiente de la Marina estadounidense, y la Dra. Shira Maguen, psicóloga del Centro Médico que el Departamento estadounidense de Asuntos de los Veteranos tiene en San Francisco, y profesora en la Escuela Médica de la Universidad de California en San Francisco.
El estudio se hizo sobre soldados en activo y sobre otros que ya no lo estaban. En total, se analizaron datos de más de 200.000 participantes. Se incluyeron a más de 2.300 pares de hombres y mujeres que fueron emparejados con arreglo a una serie de variables, incluyendo la exposición al combate, y de que quienes se hizo un seguimiento durante unos siete años, en promedio.
Si bien las mujeres militares en general tienen menos probabilidades de entrar en combate, el equipo de investigación seleccionó la muestra de estudio de manera que hubiera un número igual de hombres y mujeres con experiencia de combate. Otros criterios para el emparejamiento comparativo de hombres con mujeres fueron la edad, la etnia, la educación, el estado civil, la rama militar, la ocupación militar, la categoría salarial y varias características de salud, incluyendo el consumo excesivo de alcohol, la ansiedad y la depresión. Otro factor que se tuvo en cuenta fue los sucesos estresantes de la vida: el divorcio, o la muerte de un miembro de la familia.
Los resultados de la investigación indican que en el estamento militar, al menos en el de Estados Unidos y naciones en las que la mujer goza de los mismos derechos, no hay diferencias de género en el desarrollo del trastorno por estrés postraumático.
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