La somnolencia diurna en adultos mayores, asociada con un biomarcador de la enfermedad de Alzheimer

Según los investigadores el sueño puede ayudar a eliminar beta amiloide soluble y el sueño alterado puede ayudar a su acumulación.

La somnolencia excesiva durante el día en un grupo de adultos mayores sin demencia se asocia con una mayor acumulación de una proteína cerebral que es un biomarcador importante para la enfermedad de Alzheimer, según una nueva investigación de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, Estados Unidos.

La acumulación de la proteína beta-amiloide se manifiesta precozmente en las etapas preclínicas de la enfermedad de Alzheimer y es un importante biomarcador de la enfermedad. El sueño puede ayudar a eliminar beta amiloide soluble y el sueño alterado puede ayudar a su acumulación.

El sueño interrumpido también puede elevar la actividad sináptica en el cerebro, lo que puede contribuir a la acumulación de beta-amiloide. Identificar si la somnolencia diurna excesiva se relaciona con la acumulación de esta proteína puede ser importante para desarrollar intervenciones.

En este estudio, los autores evaluaron a 283 participantes de 70 años o más sin demencia del Estudio de Envejecimiento de la Clínica Mayo que completaron encuestas que medían la somnolencia al inicio del estudio y tuvieron al menos dos exploraciones consecutivas mediante imágenes de sus cerebros de 2009 a 2016.

Se midió la somnolencia diurna excesiva autoinformada y la diferencia en los niveles de beta-amiloide entre dos escaneos en diferentes regiones del cerebro. Se trata de un estudio observacional, por lo que los investigadores no intervinieron a los fines del estudio y no pueden controlar todas las diferencias naturales que podrían explicar los resultados de su evaluación.

De los resultados, cabe destacar que 63 participantes (el 22,3 por ciento) tenían somnolencia diurna excesiva (EDS, por sus siglas en inglés) al inicio del estudio. La somnolencia diurna excesiva se relacionó con una mayor acumulación de beta-amiloide en regiones susceptibles del cerebro.

Entre las limitaciones del estudio están que carecía de medidas objetivas de la alteración del sueño y que la evaluación de reducción del sueño no cuantificó la cantidad de tiempo de sueño.