La microbiota intestinal son el conjunto de microorganismos que conviven en un estado de simbiosis con nosotros mismos. Está formada por miles de microorganismos que se encuentran básicamente en la piel y en las mucosas, es decir, en toda la superficie cutánea, especialmente en pliegues y mucosas. Además, va cambiando en función de diversos factores como podrían ser los nutrientes, la edad, el peristaltismo, factores físicos y químicos. Modificaciones en la microbiota alteran la permeabilidad gastrointestinal.
Hoy en día se sabe que la microbiota intestinal mantiene una relación con los trastornos psiquiátricos como la depresión mayor, el trastorno bipolar y la esquizofrenia, y que se dan mecanismos intestino-cerebro involucrados en estas afecciones.
En la revista Psycological Medicine se ha publicado un estudio cuyos resultados respaldan la idea de que el eje intestino-cerebro podría contribuir a los trastornos del estado de ánimo y la esquizofrenia, mientras que las intervenciones centradas en mejorar la microbiota intestinal podrían brindar beneficios significativos para la salud de los pacientes. En el estudio, para poder comprender mejor y corroborar la evidencia empírica del papel de la permeabilidad gastrointestinal incluyeron la medición de varios parámetros en pacientes con depresión mayor y trastorno bipolar. Se analizaron los niveles periféricos de zonulina y de la proteína de unión a ácidos grasos de tipo intestinal (I-FABP).
La zonulina es una proteína que se encuentra en la pared intestinal activando el paso de sustancias a través de los poros entre los enterocitos intercelulares permitiendo la absorción de nutrientes, por tanto, modula la permeabilidad celular de la pared celular del tubo digestivo. Por otro lado, la proteína de unión a ácidos grasos de tipo intestinal (I FABP) es una proteína citoplasmática hidrosoluble, con alta sensibilidad orgánica ya que se sintetizada solamente en los enterocitos, se localizada en la cima de las vellosidades intestinales. Cuando ocurre daño de la pared intestinal, se produce la liberación de la I-FABP en la circulación, y debido a su pequeño tamaño ser eliminada en la orina.
Tras analizar estos parámetros, en el estudio se observó que los niveles periféricos de zonulina entre pacientes y controles, estaban más aumentados en los primeros, aunque significativamente. Pero el análisis de I-FABP, por el contrario, indicó un importante aumento en el nivel periférico de I-FABP en trastornos del estado de ánimo en comparación con controles sanos.
En conclusión, el análisis de estos parámetros descritos, nos permite comparar entre sujetos con trastornos psiquiátricos frente a sujetos control, y que los primeros presenten valores más altos de zonulina y de I-FABP, niveles que se relacionan con un aumento de la permeabilidad gastrointestinal. De este modo, se establece una correlación positiva entre sujetos con trastornos del estado de ánimo y un aumento de la permeabilidad gastrointestinal relacionada con la microbiota.
Por tanto, estos parámetros podrían utilizarse como buenos marcadores para el diagnóstico, y para investigar la relación entre el eje intestino-cerebro y otros biomarcadores candidatos periféricos y basados en el cerebro involucrados en los trastornos del estado de ánimo también que podría aportar información útil para el desarrollo de nuevos tratamientos.
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