Prevención en Psiquiatría: ¿es posible?, ¿quién?, ¿cuándo?, ¿cómo? Una sesión en el XXVI Congreso Nacional de Psiquiatría, moderada por Ana Catalán Alántara, se centró en esta prevención. Gonzalo Salazar de Pablo abordó la prevención primaria de salud pública implementada por servicios clínicos de alto riesgo de psicosis. "El número de servicios clínicos está aumentando", celebró. Servicios multidisciplinares. Sopesó que es muy importante la selección de los pacientes, para que la transición a psicosis sea menor. Abogó por el entrenamiento y la formación de los profesionales adecuados para estos servicios.
No se utilizan mucho herramientas estandarizadas para medir síntomas. Daniel Guinart Mulero repasó el tema de las pruebas adaptativas computarizadas para medir síntomas psicóticos. Expuso que algunas de las herramientas no son muy accesibles, requieren mucho entrenamiento y no son muy rápidas. "La forma de hacerlas rápidas es que sean adaptativas", afirmó. La psiquiatría depende mucho de lo que informan el paciente y la familia. "Estamos atrapados en la mentalidad de lápiz y papel, a pesar de estar en 2023. Ha habido pocos cambios en los últimos 50 años acerca de cómo evaluamos los síntomas", lamentó. La alternativa a las pruebas tradicionales son las pruebas adaptativas computarizadas, La respuesta inicial de una persona se utiliza para la selección de las siguientes, lo que hace que sea más corto. Mostró cómo es CAT-Psychosis, de prevención. Cuando el test se para, se tiene un score de gravedad y se tiene que validar. Es un test adaptativo, va cambiando. Respecto a la validez discriminatoria, "lo interesante es que el paciente puede diferenciarse a sí mismo entre psicosis y no psicosis". Los pacientes con bajo insight se valoran peor, pero se valoran. Este tipo de test es más rápido, hasta un máximo de tres-cinco minutos. Las limitaciones son muchas. La principal es que no está diseñado para evaluar síntomas específicos. El test da una puntuación global de serenidad, por lo que sirve para screening y para una evaluación del paciente. No sirve para hacer predicción diagnóstica. Existen obviamente retos de implementación, ya hace falta conectividad y tablets.
Con todo, "este test proporciona valores de gravedad que reflejan los de la BPRS, manteniendo propiedades psicométricas". Asimismo, "puede discriminar de manera fiable los pacientes psicóticos de los controles sanos" y "reduce drásticamente el tiempo de administración". Al estar disponible como self-report evita sesgos del entrevistador, los costes son reducidos y hay una escalabilidad mejorada. Al ser adaptativa, con preguntas personalizadas y variables en cada evaluación; se minimiza el sesgo de respuesta, se minimiza el agotamiento del paciente y hay valores longitudinales frecuentes. Y permite una administración remota.
Clàudia Aymerich Nicolàs contó cómo ha sido la implantación de un programa de atención clínica a sujetos EMAR y su experiencia tras un año en el hospital de Basurto. "Hemos tenido, desde octubre del año pasado, 30 derivaciones. La mitad procedía desde las propias consultas externas del hospital. Los reclutadores han sido bastante específicos", dijo. En muchos casos, son personas de alto riesgo, donde es necesaria atención y seguimiento. Respecto a dificultades, el concepto de alto riesgo no deja de ser controvertido. Lo primordial es que, aunque es cierto que los síntomas de los trastornos mentales también aparecen en la población general, cuando deriva en disfuncionalidad es cuando transicionan a episodio psicótico. Otra dificultad es la derivación y la captación. Se calcula que sólo se recluta al 5% de las personas en estado de alto riesgo de tener un episodio psicótico. La última dificultad son los antipsicóticos, que no tienen evidencia demostrada de evitar la transición psicosis. Cuesta salirse de la inercia y retirar un antipsicótico, cuando la evidencia dice que no son superiores a otros tratamientos a la hora de evitar episodios psicóticos. Como retos para el futuro, citó el llegar a la comunidad y salirse de la atención sanitaria pura y empezar a llegar a aquellos pacientes que tiene un riesgo de padecer un trastorno diferente a la esquizofrenia que sería el trastorno bipolar. Dejó claro que éste es un esfuerzo en equipo que requiere la participación de todo el mundo.