Antecedentes
Las convulsiones disociativas, también conocidas como convulsiones no epilépticas funcionales o psicógenas, representan una proporción significativa de las presentaciones de convulsiones en los servicios de emergencia, con estimaciones que varían entre el 11 % y el 27 % de todos los casos.
A pesar de su frecuencia, estas convulsiones a menudo son e...
Antecedentes
Las convulsiones disociativas, también conocidas como convulsiones no epilépticas funcionales o psicógenas, representan una proporción significativa de las presentaciones de convulsiones en los servicios de emergencia, con estimaciones que varían entre el 11 % y el 27 % de todos los casos.
A pesar de su frecuencia, estas convulsiones a menudo son erróneamente diagnosticadas como epilépticas, lo que conduce a tratamientos inadecuados que no solo son ineficaces, sino que también pueden ser potencialmente perjudiciales para los pacientes. Este diagnóstico erróneo puede resultar en la administración innecesaria de medicamentos antiepilépticos y otras intervenciones que no abordan la causa subyacente de las convulsiones disociativas.
Este estudio se centró en evaluar las oportunidades para mejorar el diagnóstico en las diferentes etapas de la evaluación de emergencia y en examinar la utilidad de las benzodiazepinas como tratamiento en estos casos.
Métodos
Se llevó a cabo un estudio retrospectivo de todas las presentaciones de emergencia con diagnóstico de alta de convulsiones disociativas agudas en un hospital universitario entre los años 2010 y 2022. El estudio se diseñó para analizar las características clínicas de las presentaciones y la toma de decisiones durante la evaluación de emergencia, centrándose en la precisión diagnóstica y el uso de benzodiazepinas como intervención terapéutica.
Resultados
De los 156 pacientes incluidos en el estudio (73% mujeres, mediana de edad 29 años), el 15% se presentó en más de una ocasión, sumando un total de 203 presentaciones. Aproximadamente la mitad de las convulsiones estaban en curso en el momento del primer contacto médico, siendo comunes tanto las convulsiones prolongadas como los brotes repetidos (23% y 24%, respectivamente).
La precisión diagnóstica mostró una marcada diferencia entre los médicos de urgencias y los neurólogos que participaron en la evaluación en el departamento de emergencias, con un 12% de diagnósticos correctos por parte de los primeros en comparación con un 52% por parte de los neurólogos.
Características clínicas típicas de las convulsiones disociativas, como el cierre de los ojos, el curso discontinuo y los movimientos asincrónicos, fueron observadas frecuentemente. Benzodiazepinas fueron administradas en dos tercios de los casos en los que las convulsiones estaban en curso, a menudo en dosis elevadas, y se utilizaban preferentemente para convulsiones con semiología hipercinética mayor.
Sin embargo, la respuesta clínica a las benzodiazepinas fue variable: una minoría de pacientes no mostró mejoría (16%), mientras que un 13% experimentó sedación crítica. Además, una cuarta parte de los pacientes tratados con benzodiazepinas fueron admitidos en una unidad de monitoreo, y el 9% requirió intubación.
Conclusiones
Los hallazgos sugieren que una evaluación semiológica más rigurosa podría reducir significativamente los diagnósticos erróneos tempranos de las convulsiones disociativas, permitiendo un tratamiento más adecuado.
Aunque algunas convulsiones disociativas parecen responder a las benzodiazepinas, la alta incidencia de sedación crítica subraya la necesidad de estudios adicionales para evaluar la eficacia y seguridad de este tratamiento, así como para identificar mejores enfoques terapéuticos.
Este estudio resalta la importancia de mejorar la formación de los médicos de urgencias en la identificación de convulsiones disociativas para evitar intervenciones inadecuadas y potencialmente dañinas.
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