Autor/autores:
Abigail Casas-Muño, Aarón Rodríguez Caballero y Ángel Eduardo Velasco Rojano
El estudio incluyó una muestra de 18, 910 adolescentes, de entre 14 y 19 años, procedentes de ocho países que representan cinco regiones globales: Australia, Etiopía, India, México, Perú, Sudáfrica, el Reino Unido y Vietnam. Estos datos fueron obtenidos a través de estudios de cohorte longitudinales que permitieron a los investigadores observ...
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El estudio incluyó una muestra de 18, 910 adolescentes, de entre 14 y 19 años, procedentes de ocho países que representan cinco regiones globales: Australia, Etiopía, India, México, Perú, Sudáfrica, el Reino Unido y Vietnam. Estos datos fueron obtenidos a través de estudios de cohorte longitudinales que permitieron a los investigadores observar y analizar las trayectorias de salud mental de los adolescentes a lo largo del tiempo, en función de su contexto socioeconómico y geográfico.
La variedad de países seleccionados proporcionó una muestra diversa y representativa de diferentes realidades económicas y culturales, lo que permitió una comparación significativa de cómo los contextos económicos influyen en los síntomas internalizantes en los adolescentes.
Uno de los aspectos más importantes de este estudio es su enfoque en la relación entre la situación económica de los hogares y la salud mental de los adolescentes. Los investigadores analizaron factores como el nivel de ingresos familiares, la estabilidad económica y la capacidad de satisfacer las necesidades básicas, para comprender cómo estas variables se correlacionan con la aparición y persistencia de síntomas internalizantes.
Los resultados sugieren que las situaciones económicas desfavorables tienen un impacto negativo en la salud mental de los adolescentes, aumentando la probabilidad de desarrollar síntomas internalizantes como ansiedad y depresión.
Sin embargo, el estudio también encontró que la relación entre la situación económica y la salud mental de los adolescentes no es uniforme en todos los países. En algunas regiones, la evaluación fue más fuerte, lo que sugiere que otros factores contextuales, como las redes de apoyo social, el acceso a servicios de salud mental y las expectativas culturales sobre la adolescencia, pueden moderar o amplificar el impacto de las dificultades económicas. en la salud mental de los jóvenes.
Este trabajo subraya la importancia de tener en cuenta las particularidades económicas, sociales y culturales al diseñar políticas y programas de intervención destinados a mejorar la salud mental de los adolescentes. En un mundo globalizado, donde las desigualdades económicas son un desafío común, comprender cómo estos factores afectan a los jóvenes es crucial para desarrollar estrategias efectivas y equitativas que apoyen su bienestar emocional y psicológico.
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