El interés en el uso de agonistas serotoninérgicos, como la psilocibina, para tratar la depresión resistente al tratamiento (TRD) ha crecido de manera notable, superando incluso la cantidad de evidencia disponible que podría respaldar una opinión definitiva sobre su efectividad, tal como destacan McIntyre et al. en su revisión.
La psilocibina, al ser meta...
El interés en el uso de agonistas serotoninérgicos, como la psilocibina, para tratar la depresión resistente al tratamiento (TRD) ha crecido de manera notable, superando incluso la cantidad de evidencia disponible que podría respaldar una opinión definitiva sobre su efectividad, tal como destacan McIntyre et al. en su revisión.
La psilocibina, al ser metabolizada a psilocina, activa los receptores 5-HT2A, lo que mejora la función del GABA en los circuitos locales de la corteza y aumenta la conectividad entre los módulos funcionales del cerebro. Las consecuencias de la activación de estos receptores pueden medirse tanto en voluntarios sanos como en pacientes utilizando la escala de Calificación de Estados Alterados de conciencia (5D-ASC), que evalúa cinco dominios: inmensidad oceánica, disolución ansiosa del ego, reestructuración visual, alteraciones auditivas y reducción de la vigilancia.
Aunque el contenido de estas experiencias es altamente personal, su forma es relativamente estereotipada y muestra gran similitud entre las diferentes poblaciones estudiadas. Aspectos de la personalidad o emocionalidad pueden influir en la intensidad de los efectos, pero es imposible considerarlos simplemente imaginarios o resultados de la sugestión
El ensayo controlado aleatorio (ECA) más grande hasta la fecha sobre el uso de psilocibina en TRD (COMP 001) demostró una sorprendente relación dosis-efecto. En este estudio, una dosis de 25 mg del fármaco en investigación, COMP360 (una formulación sintética de psilocibina), produjo un efecto significativamente mayor sobre los síntomas depresivos en comparación con una dosis de 1 mg en el punto final primario de tres semanas.
Una dosis de 10 mg mostró un efecto intermedio que tendió a acercarse al del brazo de 1 mg con el tiempo. La superioridad de la dosis de 25 mg se mantuvo en comparación con las otras dos dosis hasta las 12 semanas.
La intensidad de la experiencia de inmensidad oceánica, en particular, se correlacionó con los resultados medidos por escalas convencionales de estado de ánimo.
Estos hallazgos subrayan el potencial de la psilocibina como un tratamiento efectivo para la depresión resistente al tratamiento, aunque aún es necesario realizar más investigaciones para comprender completamente los mecanismos subyacentes y optimizar las dosis y los protocolos de administración.
Además, es fundamental considerar los aspectos de seguridad y la supervisión médica adecuada durante el uso de psilocibina en contextos terapéuticos.
A medida que se acumula más evidencia, será posible desarrollar un marco más sólido para la integración de este tratamiento en la práctica clínica, ofreciendo nuevas esperanzas a aquellos que luchan con formas de depresión que no responden a los tratamientos convencionales.
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