Neumología y Primaria llaman a la calma y aseguran que quien quiera dejar el tabaco tiene fármacos seguros y efectivos.
El área sanitaria que lucha contra el tabaquismo ha visto esta semana cómo su fármaco más popular, el Champix de Pfizer, desaparece del mercado, al menos temporalmente. Un revés al que los neumólogos y médicos de Familia restan importancia, ya que hay otras alternativas igual de eficaces para los pacientes que quieran dejar de fumar.
“No pensemos que porque no haya este medicamento nos hemos quedado sin terapias efectivas”, explica a Redacción Médica el presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), Carlos Jiménez-Ruiz. El experto en tabaquismo, que fue el primer español en desarrollar el cargo de Chair del Comité de Control de tabaquismo de la Sociedad Europea de Neumología (ERS), reconoce la alta eficacia del fármaco basado en vareniclina, pero recuerda que la combinación de parches y chicles de nicotina es igual de efectiva.
En el mismo sentido se muestra Raúl de Simón, coordinador del grupo de trabajo de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de atención Primaria (Semergen): “Tenemos otras alternativas farmacológicas eficientes como los chiles de nicotina o el Bupropion, conocido como Zyntabac. Es un antidepresivo, pero tiene una segunda indicación para dejar de fumar”.
¿Cuál es el riesgo real para los que hayan usado Champix?
La alerta de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) llegó después de detectar presencia de una nitrosamina, la N-nitroso-vareniclina, un compuesto que puede llegar a ser cancerígeno pero que en los tratamientos de Champix no supone un nivel suficiente para que los pacientes se deban alarmar.
“Se da una impureza en una cantidad mínima. En caso de que el tratamiento se cronificara, los niveles que se llegarían a alcanzar sí que podrían ser causante de un problema”, explica Jiménez-Ruiz. El tratamiento de Champix no supera las 12 semanas, por lo tanto, carece de la continuidad necesaria para representar un peligro real.
“Los pacientes no tienen que pensar que hay un riesgo real de cáncer. Es un riesgo de calidad más que de peligro. La retirada del fármaco se hace por precaución y para identificar donde están los contaminantes. Es una medida de cautela”, señala De Simón.
¿Se debería volver a confiar en el medicamento?
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ya suspendió el pasado julio los nuevos tratamientos con Champix para dejar de fumar ante la aparición de unos lotes defectuosos. Desde entonces, según asegura el coordinador de Semergen, no se ha iniciado ningún tratamiento con este fármaco y en las farmacias ya no hay casi stock.
“La nitrosamina es un compuesto orgánico muy común, por ejemplo, está en verduras o carnes. Su contaminación es algo habitual y si se superan unos determinados niveles se lanza una alerta de seguridad. Esto es lo que ha pasado con Champix y refleja que los sistemas de controles de calidad farmacéutica funcionan. No se debería perder la confianza en el fármaco y cuando vuelva se debería seguir confiando en él. Se han dejado de dar tratamientos para que el paciente no los inciara y se quedaran a la mitad ante la falta de distribución”, explica De Simón.
En la misma línea se muestra Jiménez-Ruiz: “Si en una nueva evaluación de las agencias reguladoras existen evidencias de que está solucionado el problema, sería partidario de volver a utilizar esta medicación. Ha sido una de las más eficaces para dejar de fumar”.