La esquizofrenia es una enfermedad que afecta al SNC, se relaciona con un aumento de la acción dopaminérgica. Para su tratamiento, utilizamos antipsicóticos, se clasifican en típicos y atípicos. Los fármacos atípicos, debido a su menor afinidad por el receptor D2, provocan menos efectos adversos extrapiramidales, por lo cual son más utilizados.
Dentro de los antipsicóticos atípicos, que destacan por producir mayor efecto sobre los síntomas negativos de la esquizofrenia (pobreza del lenguaje, introversión, dificultad para experimentar emociones…), vamos a centrarnos en la clozapina.
La clozapina, es el medicamento antipsicótico más eficaz para las personas con esquizofrenia resistente al tratamiento y se considera el estándar de atención para los pacientes cuyas condiciones no han respondido a ensayos adecuados, es decir, en pacientes refractarios a tratamiento.
En la revista American Psychiatric Association se ha publicado un estudio que describe un proyecto que fue llevado a cabo en Boston hace varios años. Crearon una clínica de clozapina que estableció una visita psiquiátrica grupal, utilizó laboratorios en el lugar para atención primaria, creó hojas de consejos para pacientes, mejoró la educación de los residentes a través de seminarios y una rotación de clínicas de clozapina, realizó sesiones educativas para pacientes… En conclusión, brindó apoyo a los pacientes que recién comenzaban con la clozapina, experimentaban efectos adversos o deseaban hablar sobre experiencias compartidas.
El objetivo de la clínica fue mejorar el apoyo entre pacientes y proveedores para ampliar el uso de la clozapina mediante la creación de un conjunto de herramientas que podrían utilizar otros sistemas de salud para superar las barreras relacionadas con el paciente, el proveedor y el sistema. A los pacientes, se les proporcionaba información sobre la prescripción de clozapina y consejos para manejar los efectos adversos.
Gracias a proyectos como este, se permiten intervenciones más cercanas con los pacientes y refinar y estandarizar la práctica a través de la atención basada en la medición. Además, a nosotros como profesionales, también nos ayuda a aprender más sobre las características de las respuestas a la clozapina e identificar mejor a los pacientes apropiados.
Es importante concienciar y disminuir el estigma sobre el medicamento, dadas las tasas excesivas de morbilidad y mortalidad asociadas con la enfermedad del espectro de la esquizofrenia y el potencial de la clozapina para alterar favorablemente el curso de la enfermedad y la recuperación. Por tanto, clínicas donde los pacientes se sientan cómodos, comprendidos, reforzados, van a ser ideales para que sigan con el tratamiento y lo afronten de la mejor manera posible.
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