Autor/autores:
Cavan V. Bonner, B.A., Brent W. Roberts...(et.al)
Los resultados presentados en este número por Copeland y sus colegas ilustran que la resiliencia frente a la adversidad infantil (es decir, la falta de síntomas psiquiátricos) no se traduce en un florecimiento posterior en la edad adulta. Aunque los resultados de los adultos en los ámbitos de la criminalidad, el funcionamiento social y el abuso de sustancias para los n...
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Los resultados presentados en este número por Copeland y sus colegas ilustran que la resiliencia frente a la adversidad infantil (es decir, la falta de síntomas psiquiátricos) no se traduce en un florecimiento posterior en la edad adulta.
Aunque los resultados de los adultos en los ámbitos de la criminalidad, el funcionamiento social y el abuso de sustancias para los niños resilientes fueron comparables a los resultados de sus pares que no habían estado expuestos a la adversidad infantil, los niños anteriormente resilientes todavía corrían un mayor riesgo de desarrollar trastornos emocionales.
Estamos impresionados por los métodos de última generación utilizados en este estudio. Es inusual poder evaluar el funcionamiento tan cerca de la experiencia de la adversidad, y aún más raro tener la oportunidad de seguir la misma muestra en el futuro.
Estos datos proporcionan evidencia convincente de que la aparente resiliencia no se traduce en un bienestar psicológico y físico sostenido. Este estudio sugiere que el impacto de la adversidad en el funcionamiento psicosocial de los niños inicialmente resilientes sólo puede ser discernible durante un período de tiempo más largo.
Estos hallazgos se basan en evidencia anterior de que la resiliencia psicológica ante la adversidad en la infancia se asocia con un mayor estrés fisiológico en etapas posteriores de la vida para mostrar que el panorama es considerablemente peor de lo que se describió originalmente.
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