La sensación de vacío es una herida emocional que aparece cuando hay algo que nos falta o no nos hace sentir bien. Ante determinada toma de decisiones esta sensación suele aparecer. Y es de lo más normal, una parte de nuestra vida ha terminado y cambiado y lo importante es poder colocar este vacío y darle un significado.
Metafóricamente, la sensación de vacío podríamos asemejarla con la forma de «agujero negro» situado en el pecho o estómago. «Es una sensación similar a cuando nos asomamos a un pozo y solamente vemos oscuridad sin divisar el fondo, dice Lidia Asensi, psicóloga sanitaria en el centro psicológico Cepsim.
Y esta sensación lleva consigo un dolor y un gran sentimiento de soledad que supone un proceso de duelo, y a partir de esto comenzar a crear nuevos proyectos y objetivos de vida. «La expresión de sentirse vacío a nivel psicológico está relacionado con la falta de "algo". Aparece la sensación de sentirse incompleto y nos indica que hay algo que no va bien, como si de una alarma interna se tratase», explica Lidia Asensi.
Pero no solo la sensación en sí puede llegar a ser peligrosa, nuestros actos en relación a ello también lo pueden llegar a ser. La psicóloga Lidia Asensi dice que uno de los mayores peligros que podemos encontrarnos ante esta sensación reside en el intento de combatir este vacío: «En este intento de "llenar" dicho vacío hay personas que comienzan a poner conductas en marcha las cuales pueden convertirse en dañinas y perjudiciales». ¿Cuáles son? Desde comenzar a realizar ejercicio en exceso, llenarse la agenda de planes, gran cantidad de relaciones sexuales, la búsqueda de otras personas que sustituyan a otra (ante una ruptura), consumo de sustancias o excesiva ingesta de alimentos.
Por qué aparece esta sensación
Esta sensación puede aparecer a través de experiencias y vivencias del pasado como, por ejemplo, no recibir el afecto necesario de pequeño, no sentirse validado, visto o importante, aunque existen otros muchos motivos: «También puede aparecer ante experiencias presentes, como la pérdida de un vínculo afectivo como un fallecimiento de un ser querido o una ruptura de pareja. Si se pierde un trabajo o hay cierta insatisfacción en algunas áreas de nuestra vida es muy común también que tengamos este sentimiento», dice la psicóloga.
Puede aparecer ante los cambios que van sucediendo en nuestra vida. Decimos adiós a algo para abrir un nuevo camino. A pesar de que sea algo elegido y que queremos, podemos sentir cierto vacío en nosotros hasta que asumimos y procesamos el cambio.
«Un ejemplo de insatisfacción podría ser mantenernos en relaciones y situaciones que nos desagradan y nos generan malestar, por el hecho de alejarnos de sentir la sensación de vacío. Quien conoce esta sensación, su objetivo puede ser alejarse de ella. Pero el no sentir esta sensación, en ocasiones, puede llevarnos a estar en relaciones en las que no nos sentimos bien. Por tanto, de nuevo, la solución puesta en marcha, se convierte en el problema. Además, mantenernos en relaciones o situaciones que no nos hacen sentir bien también puede generar esta sensación tan desagradable de vacío», explica Lidia Asensi.
Por qué decimos que nos sentimos «vacíos». - Adobe Stock
Cómo «llenar» ese «vacío»
Bajo el punto de vista de la psicóloga de Cepsim, no se trata de «llenar» el «vacío», si no de gestionarlo: «Todos en algún momento hemos sentido esta sensación de vacío y es primordial identificarlo, prestarle atención y cuidar de ello de una forma sana para nosotros».
Al parecer, en primer lugar hay que ser consciente de qué es lo que sentimos y por qué nos sentimos de esta manera ya que en ocasiones es complicado llegar a encontrar el motivo desde nosotros mismos, por lo que necesitamos ayuda de un profesional.
- Aceptar y entender el vacío que sentimos.
- Es importante exteriorizar aquello que nos preocupa o atormenta.
- Fomentar rutinas de autocuidado.
- Aprender a tolerar emociones desagradables.
- Crear círculos con personas que nos entiendan y apoyen.
- Buscar nuevos objetivos y proyectos.
- Pedir ayuda a nuestro círculo cercano y a un profesional.
