Prevalencia e impacto funcional de los trastornos de la comunicación social

Autor/autores: Jo Saul, Sarah Griffiths y Courtenay Frazier Norbury

El objetivo de este estudio fue evaluar la Children's Communication Checklist-2 (CCC-2) para medir los déficits de comunicación social-pragmática y determinar su prevalencia e impacto funcional en una muestra comunitaria. Métodos Usamos las respuestas de padres y maestros al CCC-2 para aproximar los criterios de inclusión (pobres habilidades socio-pragmá...

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El objetivo de este estudio fue evaluar la Children's Communication Checklist-2 (CCC-2) para medir los déficits de comunicación social-pragmática y determinar su prevalencia e impacto funcional en una muestra comunitaria.

Métodos

Usamos las respuestas de padres y maestros al CCC-2 para aproximar los criterios de inclusión (pobres habilidades socio-pragmáticas) y exclusión (pobres habilidades del lenguaje estructural o sintomatología autista) para el trastorno de la comunicación social (pragmática) (SPCD).

Probamos la prevalencia de los déficits sociopragmáticos en una muestra poblacional de niños ( n = 386) de 5 a 6 años de edad utilizando algoritmos CCC-2. También investigamos los perfiles académicos y conductuales de los niños con limitaciones ampliamente definidas en la competencia social-pragmática en el CCC-2.

Resultados

Independientemente del algoritmo de diagnóstico utilizado, las tasas de prevalencia resultantes para los déficits sociopragmáticos indicaron que muy pocos niños tenían dificultades aisladas de comunicación social (0-1, 3%).

Sin embargo, una mayor proporción de niños (rango: 6, 1–10, 5 %) tenía habilidades sociopragmáticas fuera del rango esperado junto con dificultades estructurales del lenguaje y/o síntomas del espectro autista, y este perfil se asoció con una variedad de resultados académicos y conductuales adversos.

Conclusiones

Una proporción considerable de niños en los primeros años de la escuela primaria presenta déficits sociopragmáticos que interfieren en el comportamiento y la actividad escolar; sin embargo, estos rara vez ocurren de forma aislada.

Los criterios de exclusión que incluyen el lenguaje estructural pueden conducir a una subidentificación de las personas con déficits pragmáticos sociales que pueden beneficiarse de un apoyo y una intervención personalizados.

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