Autor/autores:
Mina Fazel y Brandon A Kohrt
Se están produciendo cambios emocionantes en las escuelas para reforzar la importante relación entre educación y salud mental. Mejorar la salud mental de niños y adolescentes mejorará la trayectoria de la vida del individuo y obtendrá beneficios incalculables para el tejido socioeconómico de la sociedad. Los servicios de salud mental se está...
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Se están produciendo cambios emocionantes en las escuelas para reforzar la importante relación entre educación y salud mental. Mejorar la salud mental de niños y adolescentes mejorará la trayectoria de la vida del individuo y obtendrá beneficios incalculables para el tejido socioeconómico de la sociedad.
Los servicios de salud mental se están alejando de los modelos tradicionales de atención de la salud hacia lugares como las escuelas, para mejorar el acceso a la atención y aumentar la disponibilidad y diversidad de los trabajadores no especializados en salud mental.
Finalmente, la conceptualización de la salud mental se está expandiendo del enfoque en los trastornos clínicamente definidos a un enfoque dimensional más amplio de la salud mental, enfoques que se adaptan bien al entorno escolar.
Las intervenciones de salud mental pueden ser percibidas como aquellas que promueven la salud mental (como mejorar la autoestima), aquellas que previenen el desarrollo de enfermedades mentales (especialmente en niños con factores de riesgo conocidos) y aquellas que tratan enfermedades diagnosticadas. El ambiente escolar brinda oportunidades para promover la resiliencia (por ejemplo, mejorar el apoyo de los maestros y las redes positivas de pares) y reducir la exposición a factores de riesgo (por ejemplo, el acoso escolar y los factores estresantes académicos). Sin embargo, puede ser más difícil definir el alcance real de una intervención que en entornos tradicionales.
Dado el beneficio potencial de trabajar en las escuelas, planteamos preocupaciones de que el enfoque utilizado por Deborah Caldwell y sus colegas en The Lancet Psychiatry pueda llevar a la conclusión potencialmente prematura de que hay poca evidencia para apoyar iniciativas preventivas basadas en la escuela.
Primero, la revisión está limitada por una desconexión entre la definición de prevención del Instituto de Medicina y la forma en que los programas de prevención son típicamente evaluados.
Esta definición se refiere a las prevenciones como "intervenciones que ocurren antes del inicio de un trastorno que están destinadas a prevenir o reducir el riesgo del trastorno" y, por lo tanto, "reducen la incidencia de trastornos comunes". Algunos de los estudios incluidos en el análisis proporcionan resultados que combinan el tratamiento de los trastornos existentes y la prevención de nuevas incidencias. Caldwell y sus colegas incluyeron estudios con estudiantes sintomáticos y asintomáticos (es decir, hasta el 40% podrían tener depresión o ansiedad al inicio del estudio) y luego evaluaron los resultados entre este grupo mixto.
Un análisis verdaderamente preventivo necesita evaluar la incidencia novedosa a más largo plazo entre los estudiantes que no tenían ansiedad o depresión al inicio del estudio. En el futuro, recomendamos que las evaluaciones de prevención universal proporcionen información de resultados que distinga entre los efectos preventivos (es decir, el impacto en la nueva incidencia) y los efectos del tratamiento (es decir, la remisión entre individuos sintomáticos al inicio del estudio).
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