La esquizofrenia es un síndrome clínicamente heterogéneo que afecta a múltiples dimensiones vitales del individuo. Su tratamiento requiere un abordaje multidimensional en el que se deberían tener en cuenta la eficacia (la capacidad de una intervención para obtener el resultado pretendido en condiciones ideales), la efectividad (el grado en que se obtiene el efecto pretendido en condiciones de la práctica clínica habitual) y la eficiencia (el valor de la intervención con respecto al coste para el individuo o la sociedad). En una primera fase, un grupo de 90 expertos nacionales de todos los ámbitos, desde una perspectiva multidimensional y multidisciplinar de la enfermedad, definieron los conceptos de eficacia, efectividad y eficiencia en torno a 7 dimensiones clave: síntomas; comorbilidades; recaídas y adherencia; conciencia de enfermedad y experiencia subjetiva; cognición; calidad de vida, autonomía y capacidad funcional, e inclusión. Las principales conclusiones de esta fase se presentan en este trabajo.
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