Un artículo de revisión realizado por la Universidad de Western Ontario (Canadá) y publicado en 'CMAJ' ( Canadian Medical Association Journal ) resume la evidencia considerable que respalda el importante papel que desempeña la actividad física en la prevención o reducción de los efectos de las enfermedades y analiza cómo prescribir ejercicio efectivo para adultos mayores.
"La actividad física es una de las formas más importantes de preservar o mejorar la independencia funcional, incluso entre los adultos mayores que son frágiles o se considera que tienen un mayor riesgo de caídas", describe la doctora Jane Thornton, profesora adjunta de la Escuela de Medicina y Odontología Schulich de la Universidad Western Ontario, y directora de salud, medicina y ciencia del Comité Olímpico Internacional. "Los niveles más elevados de actividad física en la vejez se asocian con mejoras en la cognición, la salud mental y la calidad de vida".
Un metaanálisis de 2023 de varios estudios de gran tamaño concluyó que 150 minutos de actividad física moderada por semana reducían el riesgo de muerte por todas las causas en un 31 %. La actividad física es esencial para envejecer bien y puede ayudar a prevenir o reducir enfermedades en más de 30 afecciones crónicas, como la enfermedad de las arterias coronarias, la insuficiencia cardíaca, la diabetes mellitus tipo 2, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la osteoporosis, la depresión, la demencia y el cáncer.
Los beneficios de la actividad incluyen los siguientes: protección contra el riesgo de muerte por cualquier causa; prevención de caídas mediante mayor fuerza muscular y mejor equilibrio; salud de los huesos y las articulaciones, incluida la mejora de la densidad ósea y el alivio de algunos síntomas de la osteoartritis; función cognitiva mejorada y mejor estado de ánimo y salud mental; capacidad para realizar actividades diarias y mejora de la calidad de vida.
Cabe recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física moderada a intensa para los adultos, incluidos los adultos mayores.
"Como muchos adultos mayores viven con enfermedades crónicas o movilidad reducida, los médicos deben adaptarlos y alentarlos a adoptar un enfoque gradual para aumentar su actividad física, que debe incluir el entrenamiento de resistencia (fortalecimiento muscular) como un componente esencial", señala el doctor Samir Sinha, profesor de medicina en la Universidad de Toronto y director de investigación de políticas de salud del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento.
El marco de cinco pasos de la OMS, denominado "las 5 A", puede proporcionar a los médicos una hoja de ruta para promover la actividad física en sus pacientes. Los autores también sugieren incluir la actividad física en los registros de los pacientes como un signo vital que se debe seguir a lo largo del tiempo.
"La actividad física está infrautilizada como intervención sanitaria tanto en la comunidad como en la prestación de servicios de salud a los adultos mayores. La edad, la fragilidad o las deficiencias funcionales existentes no deben considerarse contraindicaciones absolutas para la actividad física, sino más bien razones clave para prescribirla, teniendo en cuenta los beneficios de las intervenciones de actividad física para los adultos mayores.
Los adultos mayores que se vuelven más activos físicamente pueden potencialmente añadir años a sus vidas, así como una mejor calidad de vida a esos años", concluyen los autores.