Este estudio evaluó las respuestas dependientes del nivel de oxígeno en sangre (BOLD) en las regiones olfativas primarias y de orden superior de los adultos mayores, utilizando tareas de identificación de olores y memoria de olores. El objetivo era determinar qué regiones olfativas y de memoria de interés están más involucradas en las poblaciones de mayor edad comparando estas dos tareas de entrenamiento del olfato.
Doce adultos de 55 a 75 años (75% mujeres) sin trastornos intranasales o neurológicos importantes realizaron tareas repetitivas de identificación y memoria de olores utilizando un escáner de resonancia magnética de 3 teslas. Los olores se presentaron de forma intermitente en ráfagas de 10 segundos separados por intervalos de 20 segundos de aire inodoro. Emparejado tSe utilizaron pruebas para comparar las diferencias en el grado de activación entre la identificación de olores y las tareas de memoria de olores dentro de los individuos. Se utilizó una corrección FDR a nivel de grupo de p <0. 05 para una multiplicidad de pruebas (con un umbral de definición de grupo establecido en p <0. 01 y 10 vóxeles).
Los contrastes de identificación de olores en comparación con la memoria (es decir, identificación de olores> memoria de olores) tenían varias áreas de activación significativa, incluidas muchas de las regiones olfativas clásicas del cerebro, así como el hipocampo. El contraste opuesto (memoria del olor> identificación del olor) incluyó la corteza piriforme, aunque esto no fue significativo. Ambas tareas activan igualmente la corteza piriforme y, por lo tanto, cuando las dos tareas se comparan entre sí, esta área de activación parece estar ausente (OI> OM) o solo se observa débilmente (OM> OI).
Estos hallazgos de una muestra predominantemente afroamericana sugieren que las tareas de identificación de olores pueden ser más potentes que las tareas de memoria en el compromiso olfativo específico en poblaciones mayores. Además, la identificación repetitiva de olores involucró significativamente al hipocampo, una región relevante para la enfermedad de Alzheimer, de manera más significativa que la tarea de memoria de olores. Si se valida en estudios más amplios, este resultado podría tener importantes implicaciones en el diseño de paradigmas de entrenamiento olfativo.
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